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Costas construirá un espigón para encauzar la desembocadura del río y proteger la playa de Cedeira

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Trabajos ejecutados por Costas en la playa de A Magdalena, en el año 2016
Trabajos ejecutados por Costas en la playa de A Magdalena, en el año 2016 JOSÉ PARDO

El proyecto de Transición Ecológica pretende frenar la erosión y «reducir la vulnerabilidad frente al cambio climático»

12 oct 2021 . Actualizado a las 21:16 h.

Tras dos décadas dando palos de ciego, Costas actuará en la playa de A Magdalena, en Cedeira, con el objetivo de «dotar la línea de costa de una configuración que asegure su estabilidad frente a los fenómenos erosivos, reduciendo la vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático». El proyecto encargado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, presupuestado en 2.362.615 euros, ha superado el período de exposición pública, igual que el estudio de impacto ambiental realizado previamente, sin que se hayan recibido alegaciones.

Para «controlar la regresión de la línea de costa y proteger el área urbana colindante a la playa [...], protegiendo las edificaciones más próximas», se ha optado por la construcción de un espigón corto para encauzar la desembocadura del río Condomiñas, por el margen izquierdo, y por encauzar el regato da Veiga, situado en la parte central de la playa de A Magdalena. Esta ha sido la alternativa elegida, tras descartar la remodelación del puerto pesquero o la regeneración mediante aportaciones periódicas de arena, «la primera por el notable impacto socioeconómico en la zona, y la segunda, porque requeriría localizar bancos de arena suficientes y aptos», según se explica en el propio proyecto.

Los estudios efectuados apuntan al menos tres causas de la progresiva erosión de la parte norte de la playa: «El incremento de los fenómenos de resonancia debidos a las obras realizadas en el puerto, la subida del nivel del mar y la falta de reserva de áridos». Todo ello, añaden, agravado por el efecto de los temporales, «provocando una acusada regresión de la línea de costa, en especial en la zona central del tramo que va del río Condomiñas hasta el regato da Veiga».

Los primeros problemas y las soluciones paliativas se remontan al menos al año 2001, cuando se realizó un aporte de 150.000 metros cúbicos de arena para regenerar la playa. En 2009 se depositaron otros 80.000; en 2014 se extrajo arena de la zona intermareal para llevar a la playa seca y se colocó una empalizada de madera, que acabó dañada por el temporal de febrero de 2020 y que se repuso ese mismo año. Una vista aérea del arenal de 1956 demuestra «el crecimiento del complejo dunar hacia la playa, lo que ha provocado que exista una menor superficie de playa y, por lo tanto, menor superficie de protección disponible». También constatan «las cotas y pendientes excesivas» de la duna actual y la invasión de vegetación alóctona o ajena a los sistemas dunares, «que impide el normal funcionamiento del conjunto».

Las obras, paso a paso

La solución prevista comenzará con la recogida de los recursos marisqueros existentes en los bancos afectados por las obras, donde, una vez finalizados los trabajos, se resembrarán semillas de las mismas especies. Después se eliminará la vegetación invasora, se desmontará la empalizada (las partes aprovechables se reubicarán) y se construirá un espigón corto de encauzamiento en el margen izquierdo del río Condomiñas, «para dar apoyo lateral al perfil de regeneración». Medirá 77,70 metros, con una cota de entre 4,45 y 5,5 metros, por lo que «desde el lado de la playa solo será vista una franja de medio metro, reduciéndose el impacto visual», según figura en el proyecto. Utilizarán para ello piedra natural, igual que en la escollera de refuerzo del morro del espigón.

La actuación sobre la morfología de la playa se completará con un aporte de 55.007 metros cúbicos de arena (46.723 procedentes del puerto exterior de Langosteira, en A Coruña, y el resto, de la reconstrucción topográfica de la duna). Y con el encauzamiento de la desembocadura del regato da Veiga, a lo largo de 102 metros. Allí se crearán dos nuevos accesos peatonales a la playa, mediante pasarelas de madera de pino del país de dos metros de ancho, a través de la duna. Estas entradas contarán con agua potable, una ducha y un lavapiés, un banco y una papelera de granito. En cuanto se reconstruya la topografía dunar se plantará vegetación propia de este tipo de sistema, que servirá para su fijación.

El Concello de Cedeira ya ha remitido a la Demarcación de Costas de Galicia el acuerdo plenario, respaldado por todos los grupos, por el que se compromete a asumir el mantenimiento de las obras previstas en la playa. El alcalde, Pablo Moreda, recuerda que Transición Ecológica tiene previsto llevar a cabo, este año, el proyecto de recuperación de la antigua cetárea de O Sarridal, un proyecto surgido durante el mandato del también socialista José Luis Vergara y paralizado desde 2010. La inversión necesaria en los viveros construidos en los años 50 es de 312.000 euros.