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La llegada de orcas a Galicia obliga a los veleros a extremar la precaución

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Un barco fue remolcado tras perder el timón por la interacción de un grupo

01 oct 2021 . Actualizado a las 04:45 h.

Se sabía que más tarde o más temprano iban a llegar a Galicia en su ruta detrás del atún. Y después de haber sabido de las interacciones de días pasados con embarcaciones en Sines y Peniche, se las esperaba más temprano que tarde. Incluso se maneja como hipótesis que la extraña incursión del tiburón blanco en aguas del puerto exterior de A Coruña pueda estar relacionada con su presencia -que estuviese huyendo-. Y sí, las orcas han llegado a aguas gallegas después de haber protagonizado un verano movidito en el Estrecho, donde rompieron más de un timón en el más de medio centenar de encuentros que se comunicaron a Salvamento y fue preciso -como en el verano anterior en Galicia- imponer restricciones a la navegación de veleros.

Una embarcación británica, el Extra Mille, necesitó ayer remolque después de que las orcas con las que se cruzó a 10 kilómetros al noroeste de A Guarda interactuasen con la embarcación y le rompieran el timón. No fue el primer avistamiento. Ya el sábado una embarcación de recreo dio avisó a Salvamento Marítimo de un encuentro con cetáceos, pero en este caso no hubo interacción. Los animales se limitaron a acompañar al velero durante un trayecto frente a Malpica.

Pero la temporada no ha hecho más que empezar. Toca extremar la precaución pues, al parecer, no han llegado todas las orcas que se esperan. Alfredo López, portavoz de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), cuyo grupo de Orca Ibérica está siguiendo la actividad de estos animales, explicó que es muy probable que el grupo que interaccionó ayer con el velero sea el que fue avistado hace un par de semanas en Peniche y en días pasados a la altura de Viana do Castelo, pues «cadra no tempo».

Y no, al parecer, en ese grupo no va ninguna de las Gladis que el año pasado se convirtieron en la pesadilla de los navegantes. Esta avanzadilla está dirigida por el ejemplar al que los biólogos han dado en llamar Albarracín, un juvenil que se acerca a las embarcaciones con otro que le sigue el juego mientras se sospecha que el resto del grupo permanece cerca, explica López.

Una de las Gladis, la blanca, viene detrás. La última vez que se la vio estaba con su hija y su hermana por Sines, donde se atrevieron con un velero, por lo que es probable que, si encuentra seguidores en el grupo, siga repitiendo ese comportamiento cuando llegue a Galicia. Que llegará. Esta, ya talludita -el equipo de Orca Ibérica ha confirmado que se trata de un ejemplar adulto-, viaja este año separada de la Gladis negra, la más atrevida de todas el verano pasado. Al menos fue la más grabada en las interacciones que se dieron.

De esta negra ya se tuvo noticias en Galicia en junio, cuyo grupo protagonizó varios encuentros con veleros, pero poco importantes. Según López, eso puede deberse a que el resto de la manada «non lle sigue o xogo, se ve soa e perde o interés», pero también a que tiene desde febrero una herida importante detrás de la aleta dorsal que podría desalentarla a la hora de acercarse a las embarcaciones.

Medidas

La amplia distancia entre las zonas en las que ha habido avistamientos -Malpica y A Guardia-, unido al hecho de que todavía no han llegado todas las orcas que se esperan, hace que Marina Mercante todavía no se haya decidido a tomar medidas de restricción de la navegación, como ha hecho en el Estrecho y el año pasado en Galicia. No obstante, desde Salvamento se van a difundir radioavisos con recomendaciones sobre cómo actuar si las embarcaciones detectan presencia de orcas.

¿Qué hay que hacer? Además de guardar amplia distancia, se aconseja parar la máquina, arriar las velas, dejar el timón a la vía y desconectar el piloto automático, soltar la rueda del timón -o la caña en su caso-, no tocándolo, apartándose además de cualquier parte de la embarcación que pueda caer o girar bruscamente y, si es posible, apagar la sonda.