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El gasoil subiría 14 euros cada cien litros con el impuesto que plantea la UE

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

PEPA LOSADA

La pesca repasa en Vigo todas las desventajas competitivas de la flota europea

28 sep 2021 . Actualizado a las 04:45 h.

Ayer jugaba el Celta contra el Granada. «¿Qué pasaría si en el campo del Celta las reglas son unas y en el de Granada otras? Un desastre». Al alcalde de Vigo, Abel Caballero, no se lo ocurrió un símil más localista -ni más futbolístico- para explicar lo que ocurre en la pesca: que la flota de un país juega con unas reglas distintas al de otro. Esa inquietud azora desde hace tiempo a toda la cadena de la pesca: empresas, astilleros, transformadores, consumidores... Reclaman un level playing field. Un terreno de juego igualitario. Equidad a la hora de actuar en un escenario global y globalizado. La situación de la pesca europea en ese aspecto es el eje de la octava conferencia internacional sobre el futuro de la pesca que organiza la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), que hoy continúan en Vigo.

Unas reglas distintas que no solo comprometen la competencia de la flota comunitaria en relación a terceros países, que después tienen abiertas las puertas del mercado europeo. También hay diferencias entre Estados miembros. E incluso entre actividades que se desarrollan en el mar, como hizo ver Daniel Voces, director general de Europêche, la patronal de la pesca comunitaria, al referirse a los incentivos que la UE está dando a la energía eólica, a la que se le permite incluso instalarse en áreas marinas protegidas y para la que se busca que en el 2050 haya más de 120.000 turbinas. Sin embargo, a la pesca, el sistema de producción de proteína animal con menor huella de carbono, se le pretende gravar el gasoil con un impuesto dentro de la estrategia comunitaria Fit55 para reducir las emisiones un 55 % en el 2030. Dentro de ese paquete de la UE viene un impuesto mínimo de 14 euros por cien litros de combustible, «que puede parecer poco, pero cuando se consumen 100.000 litros la cosa cambia», dijo Voces. Y todo sin tener en cuenta que la flota ya ha reducido un 48 % sus emisiones.

Pero lo que más llama la atención es esa «estrategia pésima» de plantear un impuesto para el gasoil cuando en la OMC (Organización Mundial de Comercio), dentro de la negociación sobre la supresión de los subsidios pesqueros, se está defendiendo seguir con las exenciones fiscales al combustible porque no alientan la sobrepesca ni la sobrecapacidad.

Postura de España

Sobre esa negociación y ese impuesto que trae el Fit55, el director general de Ordenación Pesquera, Ignacio Gandarias, expuso la postura de España: «Debe continuar como está». Según el representante del Ministerio de Agricultura y Pesca, la OMC «puede incidir en el precio del gasoil pero la materia impositiva debe quedar al margen». Asimismo, defendió las ayudas que se han incluido en el Fondo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (FEMPA) porque no alientan ni la sobrepesca ni la sobrecapacidad. Y en cuanto a la propuesta Fit55, que plantea un impuesto mínimo al gasoil pesquero, España defenderá «esas exenciones, justificando la incidencia negativa que ese gravamen tendrá sobre el sector pesquero».

Por su parte, Annina Bürgin, gerente de la Fundación MarinnLeg, hizo hincapié en que esa falta de equidad pone en peligro la pesca sostenible, un principio en virtud del que la UE se autoimpone grandes limitaciones.

Un barco de Gran Sol que se armase hoy necesitaría 100 GT más para cumplir las normas

¿Por qué la flota china puede hacer cebo vivo en un área que Senegal veda a los atuneros cañeros españoles y franceses? ¿Por qué una mercancía que se rechaza en Vigo o en Marín puede acabar entrando sin problemas por Leixoes? ¿Por qué el producto comunitario tiene que competir en su mercado con otro que no cumple la legislación laboral o de seguridad? ¿Por qué un astillero como Nodosa, en Marín, puede construir dos pesqueros para Alemania de 700 GT y 1.800 caballos que en España sería impensable? Porque la falta de un terreno de juego igualitario afecta a la pesca incluso antes de que se bote el barco. Lo explicó José Ramón Regueira, director comercial de Nodosa, un astillero que en los últimos cuatro años ha armado trece pesqueros: 2 para Alemania, 5 holandeses con bandera británica, 5 para Malvinas y uno español.

Regueira puso un caso práctico de un barco de Gran Sol. Los últimos que se construyeron, hace unos tres lustros, tenían 38 metros de eslora, algo más de ocho de manga, 400 GT, 900 caballos, bodega para fresco y congelado, depósito para 100.000 litros de gasoil y espacio para 14 tripulantes. Ya sin tener en cuenta los problemas para conseguir tonelaje y potencia, para cumplir hoy con la normativa se necesitarían 100 GT más. Y ya si se pretende ganar en eficiencia, en eficacia, comodidad y seguridad, se requerirían: 700 GT, 1.800 caballos, doce tripulantes y depósito de 140.000 litros. Como los dos que Nodosa construyó para Alemania.