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Demostrar que no hay esclavismo va a ser más relevante que la cara medioambiental del pescado

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

CARMELA QUEIJEIRO

Las jornadas internacionales sobre el futuro de la pesca organizadas por Arvi analizaron las ecoetiquetas y los certificados del futuro

29 sep 2021 . Actualizado a las 04:47 h.

Ahora que incluso en España se está empezando a exigir a los productos pesqueros que demuestren su sostenibilidad medioambiental, las ecoetiquetas están perdiendo músculo para dejar paso a las socioetiquetas, las certificaciones de que la política de abastecimiento que se sigue es responsable social y económicamente: que tras el producto no hay mano de obra esclava, ni abusos, ni explotación laboral. Lo avanzaba hace unas semanas en Vigo el director de compras de Trimarine, Andrew Solomon, en la Conferencia Internacional del Atún, y ayer, en la misma ciudad, pero en las jornadas internacionales sobre el futuro de la pesca organizadas por Arvi (Cooperativa de Armadores de Vigo) lo recalcó Pedro Ferreiro, director de mercados de la pesca de SFP (Sustainable Fisheries Partnership), una oenegé que asesora a las grandes cadenas de distribución para que se suministren de productos pesqueros que provienen de ecosistemas marinos saludables y sostenibles.

«En breve, va a ser más relevante el aspecto social que el medioambiental», dijo. Y no porque la parte biológica ya no importe, sino porque «la sociedad considera que ya tenemos herramientas». Tantas que bien podría hablarse de sobreabundancia, como hizo Gumersindo Feijoo, catedrático de Ingeniería Química de la USC. De hecho, ya existe un proyecto comunitario —en el que participa su grupo de la universidad, impulsor de la ecoetiqueta Pescaenverde— que está trabajando en armonizar los estándares de esos sellos verdes en la UE.

Pescado libre de esclavismo

No proliferan tanto las socioetiquetas. La marca Atún de Pesca Responsable (APR) o el Friends of the Sea, que incorporan información socioeconómica son un ejemplo de esos sellos que buscan garantizar la pesca responsable en el aspecto sociolaboral. Pero incluso en ese campo se avecinan problemas. Esbozó alguno Iván López van der Veen, presidente del Consejo Consultivo de Larga Distancia, que puso el foco en la dificultad de medir un aspecto de la sostenibilidad que, a diferencia de la medio ambiental, que la define la ciencia, es subjetiva e incluso cultural. Puso el ejemplo de EE. UU., donde se ha empezado a desarrollar una certificación social —Fish, se denomina— que garantiza que no hay esclavismo detrás de ese pescado, pero las exigencias laborales bajo la que se expide el sello están «por debajo de los estándares europeos e, incluso, del convenio 188, por lo que no garantiza ese terreno de juego equitativo que persiguen los armadores comunitarios.