Patrocinado porPatrocinado por

Bueu recibe con honores a su vecino, el patrón gallego retenido en Yemen

Serxio Barral Álvarez
serxio barral PONTEVEDRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Pablo Costas recibe el abrazo de un vecino de  Bueu a su llegada al pueblo tras once meses retenido en Yemen
Pablo Costas recibe el abrazo de un vecino de Bueu a su llegada al pueblo tras once meses retenido en Yemen CAPOTILLO

Pablo Costas reitera que siempre navegó «con licenza para as zonas de pesca»

05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Bueu recibió ayer con honores de héroe a un vecino que no pisaba suelo buenense desde hacía casi dos años. Porque Pablo Costas, el patrón gallego del Cobija, llevaba alrededor de un año en el mar, trabajando normalmente, antes de que el barco y su tripulación fuesen retenidos durante once meses en Yemen supuestamente acusados de pesca ilegal. Supuestamente acusados porque no cree siquiera que haya denuncia formal: «Eu non a vin nunca diante, son todo especulacións», afirmaba este sábado al llegar a su pueblo.

Presumiblemente, Pablo Costas tardará mucho tiempo en olvidar el calvario vivido en esos últimos once meses recluido a bordo del Cobija, el barco que patroneaba en el océano Índico cuando, en septiembre del año pasado, fue inmovilizado en el puerto de Al Mukallah cumpliendo una orden dictada por el Gobierno australiano y cursada por la Interpol. Pero, pese a las adversidades, no tardará en volver a hacerse a la mar. «É a miña profesión, ¿que vou facer? Hai que comer. Iso si, levarei máis coidado».

Está convencido de que, una vez que las negociaciones diplomáticas y sobre todo la presión social lograron liberar a la tripulación, el caso se desvanecerá «coma o fume. Xa no teñen a súa presa, ao obxectivo do que podían sacar cartos, que son eu, que era o que querían eses gánsteres».

Cansado, posiblemente enfermo -en los próximos días será sometido a chequeos para comprobar los efectos de la malnutrición y el estrés de estos meses-, pero emocionado, lo primero que hizo al llegar a Bueu -salió a las 5.30 de la mañana en coche desde Madrid- fue agradecer públicamente la movilización del pueblo, de los medios de comunicación, de los sindicatos, del sector del mar… «Sen vós, eu non estaría aquí hoxe», dijo, micrófono en mano delante del Ayuntamiento, frente a medio centenar de amigos que acudieron a recibirle.

Se quedó sin palabras, reconoció, cuando se reencontró con su familia, y aun se emocionaba horas después al rememorarlo. «Non puiden nin falar, solo darlles un abrazo. A emoción foi tan grande que non podía nin falar».

Ya más calmado, tras repartir más abrazos entre vecinos de Bueu, políticos de la corporación local y compañeros de profesión, reflexionaba sobre en qué se ha convertido el negocio de la pesca.

El alimento como arma

Pablo Costas habla del «lobbi do canguro» para referirse al Gobierno australiano, y subraya que «queren acaparar os recursos. É un problema económico. A alimentación hoxe por hoxe é un arma, e a acaparación dos recursos é unha prioridade de Estado». Y está convencido de que el asunto derivará en un problema mayor. «Estes cans morden. Nós non levamos armas a bordo, pero China e Rusia tamén morden e estes fanfarróns tarde ou temprano vanse acordar. Os poñerán no seu sitio».

A preguntas de La Voz, Costas subrayó que él siempre navegó con todos los papeles en regla. «Seis anos baixo a mesma bandeira [boliviana], e con licenza para as zonas de pesca asignadas. Eu si teño montañas de papeis que o acreditan». En lo que muestra más dudas es en identificar a su armador, a la persona que supuestamente paga las nominas de la tripulación. «Uf!, indagar nas sociedades, ¿quen son eu para iso? Eu falaba cun ruso, e cuando estabamos en alta mar apareceu un señor somalí polo medio. Non sospeitei nada ata o mes de xuño do 2020, cando chegou a orde e que vendían o barco a este señor. A min dame igual, porque os papeis para a pesca estaban en orde...».