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La lonja grande se come a la pequeña

S. S. REDACCIÓN/ LA VOZ

SOMOS MAR

Imagen de archivo de la lonja de Vigo, líder en Galicia por facturación
Imagen de archivo de la lonja de Vigo, líder en Galicia por facturación Oscar Vázquez

Cinco de las 62 de Galicia concentran el 82 % de las ventas y el 73 % de los ingresos

10 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Igual que en el mar los peces grandes se comen a los chicos, en los mercados las lonjas de más tamaño se zampan a las pequeñas. No es literal en la primera venta de pescados y mariscos, pero la implacable ley de la oferta y la demanda se impone igual que el instinto de supervivencia en el medio marino. Los beneficios de los pescadores dependen de la cantidad y calidad de sus capturas y, sobre todo, de cómo se las paguen. Parte del negocio de los comercializadores se basa en conseguir buenos productos abonando lo mínimo posible. A los extractores les interesa llevar sus productos donde haya más clientes potenciales, y a los intermediarios, comprar donde les ofrezcan más cantidad y variedad.  Son parte de los motivos que explican porqué las cinco lonjas más grandes de Galicia concentran el 82 % de los 150,25 millones de kilos comercializados en el 2020 y el 73 % de los 412,96 millones de euros facturados.

La tendencia parece consolidarse en lo que va de siglo, pese a los cambios de dos de los protagonistas y a las entradas y salidas entre los actores de reparto. Según las estadísticas oficiales de PescadeGalicia, en el 2001 las cinco grandes lonjas eran, por orden de facturación, Vigo, A Coruña, Celeiro, Burela y Marín. Juntas acumulaban el 60 % de la oferta y el 67 % de los ingresos. El año pasado Vigo revalidó liderazgo, seguido de Burela, A Coruña, Celeiro y Ribeira, y su peso conjunto en Galicia se había incrementado un 22 % en volumen y un 5 % en facturación.

De 57 a 62

Veinte años atrás se subastaban pescados y mariscos en 57 lonjas de la comunidad autónoma, pero en el camino se han quedado las coruñesas de Ares y Caión y la lucense de San Cibrao. Incluyendo puntos de venta autorizados, ahora son 62, tras incluirse en el listado oficial los de Foz, Miño, Camelle (Camariñas), O Pindo (Carnota), Esteiro (Muros), Cooperativa Ría de Arosa (Boiro), el mercado de Pontevedra y Panxón.

Por la concentración en las más grandes y, también, porque en algunas de las lonjas oficialmente activas las transacciones son meramente testimoniales, se ha reducido el peso de las que siguen a las 5 principales. Al empezar el siglo las demás eran 52 y movían el 39 % de los productos del mar y el 33 % de los euros. Ahora son 57 y representan el 18 % del volumen (un 21 % menos) y el 27 % de la facturación (un 6 % menos).

Pesca y marisqueo movieron 58 millones de euros y 7,3 millones de kilos más en 20 años

Los datos enviados a la Consellería do Mar por los gestores públicos y privados de las lonjas también revelan que en lo que va de siglo la facturación aumentó en 58 millones de euros y las ventas en 7,3 millones de kilos. Aunque en los primeros meses de la pandemia el confinamiento y otras restricciones, como el cierre de la hostelería, le pasaron factura a los pescadores y mariscadores, a los distribuidores, a los transportistas y a los pescaderos, el 2020 se cerró con casi 413 millones de euros (un 16 % más que en el 2001) y 150 millones de kilos (un 5 % más que al comenzar este siglo).

Sin embargo, el precio por kilo para el conjunto de las 295 especies de pescados y mariscos comercializadas en Galicia apenas aumentó porque el año pasado fue de 2,74 euros, solo 26 céntimos más que los 2,48 del 2001, lo que porcentualmente no representa siquiera el 11 %. Como referencia, durante ese mismo período el Índice de Precios al Consumo (IPC) subió en España un 49 %.

Los precios medios

El análisis de las estadísticas oficiales también indica que los precios medios por kilo en las cinco grandes lonjas gallegas han caído un 11 % en lo que va de siglo, pero en el resto se han duplicado. Todo apunta a que una de las causas podría ser que en muchas de las de menor movimiento predominan los mariscos, cuya cotización supera a gran parte de los pescados, mientras en algunas de las otras se subastan voluminosas cantidades de especies de menor valor. Aun así, por lo general, los mariscos más cotizados suelen comercializarse donde mejor se pagan, que acostumbra a ser donde se concentran los compradores.

Veinte años atrás, los productos del mar subastados en los cinco principales mercados se los abonaban a pescadores y mariscadores a un promedio de 2,74 euros el kilo, pero en el 2020 cayó a 2,43 euros, un 11 % menos. Diametralmente opuesta ha sido la evolución en el resto de lonjas, donde la media de 2,07 euros por kilo del 2001 se disparó el año pasado hasta 4,18 euros, lo que representa una subida del 101 %.