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Los efectos del cambio de clima: de peces voladores cerca de las Sisargas a más ballenas

nico pose / s. g. CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

Año 2019. Uno de los varamientos más sonados, una inmensa ballena en Balarés
Año 2019. Uno de los varamientos más sonados, una inmensa ballena en Balarés BASILIO BELLO

El Cemma estima que los nuevos hábitats son un ejemplo de lo que vendrá con el calentamiento

21 ago 2021 . Actualizado a las 22:44 h.

En la Costa da Morte era habitual la presencia de ballenas. Incluso ahora, en las proximidades, algunas veces. Antes, esas visitas se aprovechaban para cazarlas y comercializarlas, hasta la prohibición de esta actividad en 1985, por ejemplo, por la factoría de Caneliñas en Cee. Los avistamientos se mantienen a pocas millas en sus migraciones anuales entre las aguas de Cabo Verde, en África, hasta zonas más frías del entorno de Irlanda o Islandia, persiguiendo al plancton, su alimento preferente. Estos mamíferos acuáticos también rondan aguas donde confluyen las corrientes frías del Atlántico y las más cálidas, del Mediterráneo en el Estrecho de Gibraltar, o la Corriente del Golfo en las Islas Canarias.

¿Podrán verse más en los próximos años, en línea con el alza de temperaturas que se anuncia? Desde la Coordinadora para o Estudo de Mamíferos Mariños (Cemma) estiman que las ballenas podrían convertirse en un animal común en la costa de Galicia, y de la Costa da Morte, debido a los cambios en la distribución del alimento, afectados por la subida de temperatura derivada del cambio climático. El biólogo Alfredo López comenta que «con só medio grao de diferencia a nivel mundial, estes cetáceos poderían volverse máis comúns nas nosas augas polo cambio nos alimentos, que pode desaparecer doutras zonas e obrigalas a vir ata aquí». La mayor presencia de estos animales podría ocasionar problemas en el tráfico marítimo: «Ata o de agora, os impactos era unha cousa máis ben rara. Se a presencia de baleas aumenta, podería ser necesaria unha regulación do tráfico das miles de embarcacións que transitan as nosas augas», medidas que afectarían a la velocidad y a las rutas hacia los puertos, variando la industria pesquera y de mercancías.

El panel de expertos de cambio climático de Naciones Unidas (IPCC) ha publicado un informe en el que contemplan una subida de, aproximadamente, dos grados, en el mejor de los escenarios, en un plazo de 50 años. Con mucho menos basta para revolver un ecosistema tan rico y variado como es el de las costas de Galicia y, aunque predecir los cambios «é aínda especulación», dice el biólogo, «pódense ver tendencias que, de continuar esta situación se asentarían, como a presenza de quenllas nas Rías Baixas. En Malpica, por exemplo, xa apareceron peixes voadores, que son típicos de augas máis tropicais».

BASILIO BELLO

Puede que, con el tiempo, ver tetraodóntidos, una familia de peces en la que se incluye el pez globo, en las proximidades de las playas sea algo común y un peligro para los bañistas por su potente veneno, como en el caso de las carabelas portuguesas, un espécimen tropical cada vez más abundante en la Costa da Morte y que ya obliga a cerrar arenales en la primavera o el invierno, arrastradas por las corrientes de los temporales hacia la costa.

Desde la asociación ambiental Senda Nova también advierten que culpar al cambio climático de todas las variaciones aún es precipitado. Su presidente, José Manuel Menéndez asegura: «Os ciclos naturais son moi longos, aínda que é innegable que existen tendencias que poderían poñer en risco zonas naturais como a praia fósil nas proximidades de Razo, pero é imposible aseguralo completamente».

No solo la fauna puede sufrir modificaciones, la flora es bastante sensible a los cambios y con la variación en las corrientes, especialmente, la del Golfo, una de las principales del Atlántico, puede traer nuevo alimento que atraiga a más especies. En cuanto al clima, el secretario técnico de Adega, Fins Eirexas, avisa: «Cada año llegan tormentas tropicales que aumentan el desgaste de la costa». La tendencia planteada en el informe del IPCC es a la concentración de las lluvias, en muchos casos torrenciales, que pueden derivar en tifones y fenómenos marítimos plenamente tropicales, aunque ese escenario es, de momento, teórico y desde el Cemma explican que «o clima mídese ao longo de moitos anos para explicar as tendencias dunha zona, pero nunca calculamos os efectos que pode ter un cambio climático a nivel global, porque son demasiadas variantes».