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La «morriña» está conduciendo a las ballenas azules hasta Galicia

SOMOS MAR

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Esta semana científicos gallegos han avistado un ejemplar de 19 metros cerca de las islas Cíes

13 may 2022 . Actualizado a las 20:19 h.

Los gallegos no son las únicas víctimas de un verano que hasta hace unos días estaba siendo muy desapacible. También las ballenas. Los investigadores del BDRI, un centro para el estudio y conservación de la biodiversidad marina con sede en O Grove están notando una ausencia total de los mamíferos en las aguas de la comunidad. «Estamos teniendo una temporada muy particular. Las condiciones meteorológicas no han sido favorables debido a la ausencia continúa de viento del norte y nordés que ponen en marcha los afloramientos costeros. Lo que ha predominando ha sido más bien una circulación del noroeste que empuja las aguas hacia la costa y bloquea el fenómeno oceánico. Esto ha provocado que el avistamiento de especies como el rorcual común haya sido nula. Pero no solo aquí, nuestros colegas científicos de las Azores nos comentan que las migraciones se están produciendo con un mes de retraso», explica Bruno Díaz, director del BDRI.

La ausencia de los gigantes del océano por estas fechas representa una evidencia clara de que viven en sintonía con el medio marino y que en cuanto cambian las condiciones físicas del mar lo detectan al momento. De ahí que sean considerados como excelentes indicadores del cambio climático. «En los últimos años en junio ya avistábamos ballenas de gran tamaño que venían a nuestras costas para alimentarse», reconoce Díaz.

Sin embargo, hay una especie que regresa a pesar de todo: la ballena azul, el ser vivo más grande que ha existido en la historia. El pasado lunes, los científicos del BDRI avistaron un ejemplar cerca de las islas Cíes. «Es difícil saber cuál era exactamente el tamaño, pero calculamos que tenía unos 19 metros. Podemos confirmar, además, que se trata de un ejemplar que nunca había estado por estas aguas», apunta. En los últimos cinco veranos se han registrado varios avistamientos de la especie en las aguas gallegas, algo que ha llevado a la comunidad científica a concluir que está regresando al que un día fue su hogar, antes de que empezase la caza indiscriminada.

Una ballena azul viene a Galicia, al igual que un rorcual, para alimentarse. Pero hay algo que las guía hasta nuestras aguas que solo tienen ellas. Un sentimiento que se podría definir como morriña. «En los últimos años se ha descubierto que la ballena azul realiza sus migraciones en base a su memoria y no por las condiciones ambientales que haya. Este año no se está produciendo un aumento notable del plancton y, sin embargo, aquí están. Las experiencias previas han quedado guardadas en la memoria colectiva de esta especie y las empuja a regresar. Este avistamiento reciente ayuda a reforzar una tesis que se está investigando en otras zonas costeras como California», sostiene Díaz.

La capacidad para recordar y vincularse emocionalmente con una región del planeta tiene fascinada a la ciencia sobre cómo funciona el cerebro de estos animales, algo que representa una verdadera incógnita. «No es una especie con la que se pueda hacer pruebas en cautividad como ocurre con otras y, por tanto, es un misterio», reconoce.

El cambio meteorológico de los últimos días, con el anticiclón más reforzado, ha permitido que sople el viento del norte y se activen los afloramientos de aguas frías y productivas. Si la situación se sostiene sería el reclamo necesario para atraer a las ballenas a hasta la costa gallega: «Siempre le digo a mis estudiantes de doctorado que son unos privilegiados por poder investigar aquí. Galicia es el único lugar de Europa donde se aproximan tanto a la costa, al margen de islas como las Azores o Islandia», comenta Díaz.

Independientemente de que las condiciones sean o no favorables siempre habrá un animal que vuelva a la que siente como su casa guiándose por la memoria que guarda de este rincón del mundo: la ballena azul.