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Un bañista de Vilagarcía, herido por la baliza de un parque de cultivo mientras nadaba en A Concha

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

CEDIDA

El hombre se cortó en un hombro con una de las señalizaciones de hierro, oxidada

10 ago 2021 . Actualizado a las 12:13 h.

El viejo y nunca resuelto debate sobre la forma en la que en Vilagarcía se señalan los parques de cultivo y las zonas de marisqueo regresa a la actualidad gracias al hombro cortado y magullado de un bañista. Viene a cuento en este embrollo Vilagarcía, y no únicamente Carril, porque la baliza que provocó el incidente se encuentra en aguas de la playa de A Concha, entre O Ramal y los límites de A Compostela. Y, por lo tanto, más allá de las fronteras carrilexas.

El hombre nadaba plácidamente a braza cuando, en un momento dado, tuvo la mala ocurrencia de voltearse para hacerlo de espaldas. Algunas brazadas después, chocó con su hombro contra la baliza en cuestión. Se trata de una pieza de hierro, oxidada, que por toda indicación tiene los centímetros que sobresalen del agua. «Naquel intre -explica el nadador- a marea estaba baixa, e se choquei con el foi porque ía nadando de costas, pero cando a marea sube, a verdade é que estes postes quedan moito máis cubertos, non se ven ben e calquera día pode haber un accidente grave».

Tras nadar hacia la arena, el bañista se dirigió a la caseta en la que los socorristas tienen su base, donde la herida, consistente en rozaduras y siete cortes, uno de ellos de cierta profundidad, fue revisada y tratada con las curas correspondientes.

Aunque no parece el mejor de los materiales para afrontar este tipo de cometidos, ya que obviamente se oxida, el hierro sigue dominando las señalizaciones. «Eu entendo que os parquistas e os mariscadores necesitan a súa actividade económica, pero o lóxico sería que o ferro se cambiase por outro material ou, polo menos, que as balizas estivesen protexidas e mellor sinaladas para fosen máis visibles e evitar que se convirtan nun perigo», opina el nadador herido, cuyos cortes bien pudieron deberse a los arneiróns que crecen sobre las superficies sometidas a la acción constante del mar, y suelen rodear este clase de estructuras. Él, de momento, volverá a la playa de A Concha, pero tal vez no a nadar de espaldas.