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Las praderas marinas de Santa Cristina, en Oleiros, únicas en Galicia

Lucía Cancela
Lucía Cancela OLEIROS

SOMOS MAR

CESAR QUIAN

Este ecosistema ha sido el protagonista en el I Congreso Escolar sobre Pradeiras Mariñas organizado por el Ceida

11 jun 2021 . Actualizado a las 18:01 h.

El musgo verde que hay en la orilla tiene mucho que ver con el estado y ecosistema de las playas. Esta ha sido la primera lección que han aprendido los alumnos de cinco colegios gallegos que participaron en el I Congreso Escolar sobre Pradeiras Mariñas en la mañana del viernes. Entre ellos, el CEIP Ría do Burgo de Culleredo. Los alumnos de quinto de primaria se encargaron de dar la bienvenida a la ciudad a los otros participantes y expusieron su investigación sobre las praderas marinas que viven en Santa Cristina y que antes desconocían porque «no aparecen en ningún lado». La profesora encargada de dirigir este grupo, Celia Taín, se mostró muy agradecida por la oportunidad de descubrir todo lo que este ecosistema ofrece: «Nos llegó la invitación para participar en este trabajo anual a través del Ceida» y no lo dudó: «Era un proyecto muy interesante con mucho que aportar a los estudiantes». Todos ellos pasaron por diferentes fases: «Primero las conocieron, porque no sabían lo que eran y hasta que empezaron a estudiarlas, las veían como plantas que les producían asco». Después entendieron la importancia que tiene cuidarlas «y valorarlas por lo especiales que son», explicaba la profesora. 

Esta jornada estuvo organizada por el Centro de Extensión Universitaria e Divulgación Ambiental de Galicia (Ceida) en el centro cultural de Perillo, A Fábrica. Después del acto, los grupos de estudiantes hicieron de guías científicos para los adultos que acudieron al paseo por la playa de Santa Crisitna. Esta visita les permitió mostrar diferentes puntos de las praderas marinas de Oleiros y el estado actual que presentan. 

No se pisan

Las praderas marinas son importantes por diferentes razones, y más si cabe en Santa Cristina. Verónica García, oceanógrafa y experta en la materia, explica que la biodiversidad que existe en el ecosistema oleirense lo hace único en Galicia: «Cuando las plantas que forman las praderas marinas se reproducen de forma sexual, salen flores y frutos, que es precisamente lo que sucede en esta zona». Esto hace que muchas aves acuáticas acudan, cada vez más, a esta playa para recoger su alimento: «El número de especies animales que vemos va en aumento porque se van acostumbrando a que existe disponibilidad en Santa Cristina». Hasta hace poco, lo hacían en Sada cuando la marea estaba alta. Y es que las praderas marinas disponibles en esta zona ha sido un descubrimiento reciente: «En octubre del 2020 notificamos su existencia en Santa Cristina. Creemos que puede deberse a que, por diversos temporales, las flores se fueron moviendo desde la Ría de O Burgo hasta germinar aquí». 

CESAR QUIAN

Los lechos marinos no solo se relacionan con la fauna del lugar. Sino que se encargan de oxigenar las aguas y captar los residuos que haya en ella para, posteriormente, enterrarlos bajo sus raíces. En palabras de la experta, son «biocaptadores de tóxicos, lo que ayuda a tener unas aguas mucho más sanas», y añade: «Son grandes diques porque frenan una parte de residuos que llegan y depuradoras naturales, porque limpian el agua sin necesidad de que alguien las mantenga». Por ello, «cuantas más, mejor», recomienda la oceanógrafa. 

Si hay algo que queda por hacer es divulgar acerca de este ecosistema. Las praderas marinas se enfrentan a un problema: la falta de conocimiento. Verónica García explica que en Galicia hemos llegado tarde a su cuidado: «Existe una degradación masiva por parte de las administraciones, porque no saben lo que es y no reconocen el valor añadido que les da a su localidad». Algo que por ejemplo, no pasa en el mediterráneo: «En Valencia o en las Islas Baleares hay un etiqueta que reconoce a la posidonia oceanica, la pradera propia del lugar». Y añade, «allí las cuidan porque saben que traen dinero debido a la gente que las visita, a las personas que van a bucear y porque además, tener praderas supone tener más pesca y marisco». En cambio en algunos concellos gallegos, «las consideran una mala hierba y las arrancan», lamenta. No obstante, se mantiene optimista porque cada vez, «hay más grupos científicos que divulgan acerca de su papel y por lo tanto, más ayuntamientos y asociaciones de mariscadores concienciados», explica Verónica. 

El cambio climático también deja ver sus efectos en este ecosistema: «Hemos registrado un proceso de retroceso de praderas del sur que se desplazan hacia el norte», lamenta la investigadora, «la temperatura del agua es más fría y por lo tanto, tienen más facilidad para reproducirse aquí». Por el momento, si bien la degradación se produce, no es tan notable en las Rías Altas como en las Baixas.