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A propósito de la información sobre un accidente en un pesquero

J. Pino

SOMOS MAR

El Pino Ladra, entrando en Celeiro, en una imagen de archivo
El Pino Ladra, entrando en Celeiro, en una imagen de archivo PEPA LOSADA

27 abr 2021 . Actualizado a las 16:55 h.

Que la actual sociedad vive un maremágnum de información instantánea es un hecho. Que la recibe de forma acelerada y sin ocasión de digerirla da lugar al actual triunfo de redes sociales, y la facilidad de transmisión de fake news está al alcance de cualquiera. Pero, ¿de verdad alguien se para a pensar en la necesidad de esta inmediatez?

A las 08:00 horas de este martes, el primer motorista del pesquero bajo mi mando, el Pino Ladra, con base en Celeiro, tiene un percance a bordo derivado de su trabajo. Un accidente englobado en el cumplimiento de su labor del que no estamos exentos nadie. Puestos al habla con el Control de Salvamento de Finisterre y previa conversación con el Centro Radio Médico, se decreta su evacuación.

En estas conversaciones a través del servicio radiotelefónico obligatorio se informa del nombre del paciente, cargo y edad, para comprobar su historial e identificación. A las 09:17 horas, el paciente y el rastreador embarcan en el helicóptero Helimer rumbo a A Coruña, para ingresarlo en el CHUAC.

Es del todo inadmisible que antes de llegar el helicóptero a su destino, 15 minutos después de recoger mi compañero del barco, los teletipos estén lanzando la noticia. Es del todo vergonzoso que una evacuación tenga que ser informada sin el consentimiento del responsable del buque. ¿Alguien sabe de las consecuencias que rodean el lanzar al aire las noticias sin comprobar la casuística particular?

Mi motorista me pide encarecidamente que no avise a su mujer, que trasmita los detalles a su hermano, sabedores como somos de las circunstancias particulares en que se halla su esposa, venciendo una enfermedad prolongada. Sabiendo que seguramente le ocasionará un mayor disgusto, que tendrá que ir digiriendo poco a poco, preparamos el operativo con su hermano para ir informando a la mujer.

¿Quién protege la voluntad del accidentado? ¿Cómo es posible que pueda ser leída la noticia en redes sociales antes de que dé tiempo a avisar a la familia? Quiero creer que no hay funcionarios públicos en nómina de agencias de noticias o de periódicos que deban comunicar con tanta premura un acontecimiento, como una evacuación, con los detalles del individuo, porque jefe de máquinas en los barcos hay uno solo y su identificación por parte del lector es inminente.

Realmente, ¿retrasar la noticia unas horas influye en el cometido de la propia noticia? ¿A qué extremos de marujeo inmediato estamos llegando para no sopesar la realidad de las cuestiones? ¿Deben justificar sus acciones, muy meritorias y de las que dependemos, los organismos de salvamento, inspección, control y seguimiento para estar colgadas en tiempo real en las redes sociales? ¿De verdad perderán audiencia, lectores o seguidores el no hacerlo con un poco de demora o incluso 24 horas después, dando tiempo a completar incluso la evolución del paciente o el desarrollo del accidente?

La información no es cuestión de velocidad sino de respeto.

José Pino, patrón al mando del pesquero Pino Ladra