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Mejillones en Europa, mejillones en el mundo

SOMOS MAR

María Pedreda

La producción de los países de la UE apenas llega para cubrir el 80 % de la demanda, de ahí que se recurra a Chile y a Nueva Zelanda para abastecer el mercado de este bivalvo

25 abr 2021 . Actualizado a las 04:55 h.

Un reciente trabajo de Avdelas y colaboradores (2021) en Reviews in Aquaculture, titulado El declive de la acuicultura del mejillón en la Unión Europea: causas, impactos económicos y oportunidades, enfatiza el hipotético declive, con datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) hasta el 2016, de la producción de mejillón en Europa. Más allá de la serie de datos analizada y de tal conclusión de retroceso, sin datos consistentes dadas las fluctuaciones, el citado trabajo no deja de confirmar un buen número de interrogantes y análisis ya planteados en nuestros trabajos sobre el cultivo de mejillón en Europa y su consumo. 

De entre todas las especies acuícolas de la UE, el mejillón representa el 34 % de la producción total. En el 2017, los países de la Unión produjeron 464.240 toneladas de este bivalvo con un valor total de 423 millones, cifras que representaron los mayores valores registrados en la década.

Según las estadísticas de Eurostat, la producción media anual de mejillón en la UE durante la última década (2010-2018) fue de 447.903 toneladas. Los principales productores son España, que aporta alrededor del 54% del total, seguida de Italia, responsable del 14 %, y Francia y los Países Bajos, que aportan el 10 % cada uno. Este volumen supone un déficit de unas 100.000 o 150.000 toneladas, para cubrir una demanda de unas 600.000, siendo el mejillón uno de los principales productos del mar consumidos por los europeos, con unos 1,21 kilos per cápita en la UE-28, en el 2018, y con una contribución al consumo aparente de productos del mar del 5 %, además de un nivel de autoabastecimiento europeo del 80 %. Esto supone un déficit de producción entre las 100.000 y las 150.000 toneladas año.

España y Francia contribuyen a la producción europea con el 34 y el 24% del valor total del mejillón, si bien la primera supera en volumen el 50 % del bivalvo producido.

España alcanzó el máximo de la década en el 2017, en torno a las 250.000 toneladas, con un valor de 134 millones de euros. Francia produjo unos 48.000 toneladas e ingresó 100 millones de euros, con descensos muy abultados en producción y valor, que se agravan al referirnos a la década, con caídas desde el 2009 de un 41 % en volumen y un 39% en valor.

Descensos que también se han observado en Italia y Holanda. Es para reflexionar que Francia, con un 20 % de la producción de España, logre que su facturación suponga el 75 % del valor logrado por España.

Panorama gallego

En Galicia, las instalaciones de cultivo están contingentadas en unas 3.300 bateas desde el año 1976. Siendo así que el incremento de un 33 % en la producción media, desde las 60 toneladas por batea del año 1976 a las 80 actuales, se debe a la mecanización, a las mejoras tecnológicas, y a los menores tiempos de rotación y cultivo con la introducción de la producción sin desdoble.

Más días de cierre por toxina

Los descensos de producción observados en algunos países radican en la aparición de enfermedades, e incluso mortalidad estival, como en Francia; falta de semilla con fluctuaciones en el reclutamiento, e incluso baja rentabilidad y desprendimientos, y en algunos casos como en Galicia, sobre todo en los cierres provocados por la gestión de la marea roja, observando Avdelas et alter que entre el 2007 y el 2016 se multiplicaron por cuatro los días de cierre (de 2.000 días de polígonos cerrados en el 2007 al 8.000 días en el 2016), lo cual provoca distorsión en los mercados y hace peligrar la rentabilidad de la industria del mejillón.

Es obvio que lo sucedido desde el año 2000, con el arranque del cultivo de mejillón en Chile, responde no solo a una oportunidad ecológica para el cultivo, sino a un nicho de mercado europeo desabastecido, con un déficit en el flujo extracomunitario evidente en la importación de mejillón congelado y procesado procedente de Chile (38.000 toneladas en el 2016) y Nueva Zelanda (5.500 toneladas ese mismo año), importaciones que afectaron al precio del mejillón gallego con caídas, entre el 2010 y el 2016, de un 12 %.

Sorprenden también las desigualdades en precio observadas en los mercados europeos de mejillón, donde mientras el mejillón fresco en Galicia se paga a 0,55 euros kilos en primera venta, en Francia alcanza los 2,5 Euros.

Finalmente, la consolidación de los mercados europeos y la implantación del mejillón en el mercado español como un producto con demanda en expansión, junto con un volumen de exportaciones de producto fresco superior a las 45.000 toneladas por año, hace que se necesite continuar revisando estrategias de esta industria que, tras la pesca, sigue siendo la clave del mar gallego.

Uxío Labarta es profesor de investigación ad honorem del CSIC