Patrocinado porPatrocinado por

Los «fish and chips» encallan en el «brexit»

Pilar Tomás LONDRES, EFE

SOMOS MAR

Forrest | EFE

El Kirkella, el barco que solía suministrar el 10 % del pescado para el afamado plato británico, está parado a la espera de que el Reino Unido firme un pacto bilateral que le permita volver a trabajar en el Ártico

15 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Meses de arduas negociaciones no evitaron que el brexit se olvidara de barcos como el Kirkella, varado en un escollo burocrático que lo mantiene lejos de las aguas norteñas donde solía faenar para suministrar el 10% del pescado que venden los fish and chips en el Reino Unido.

La embarcación, considerada el «orgullo» de la pesca británica en aguas distantes, frecuentaba los mares árticos de Groenlandia y de Noruega, su principal caladero hasta el pasado enero, cuando se consumó el divorcio entre Londres y Bruselas. Antes de la desconexión británica, el Kirkella operaba al amparo de acuerdos de la UE con terceros países, pero ahora que el Reino Unido es un estado costero independiente, el arrastrero debe esperar a que el Ejecutivo británico selle pactos bilaterales.

Mientras tanto, el pesquero apenas se mantiene a flote gracias a una licencia parcial para pescar bacalao en las aguas del ártico mar de Barents, donde se encuentra faenando desde inicios de febrero, tras semanas de inactividad anclado en el puerto de Hull (Inglaterra).

«Ahora podemos pescar un poco en las islas Svalbard (en el mar de Barents), pero eso es solo una fracción de nuestra cuota normal y sin acuerdo con Noruega no tenemos ninguna certeza de cara al futuro», explica Trevor Datson, portavoz de UK Fisheries, empresa propietaria del Kirkella.

Negociaciones postbrexit

La industria pesquera, partidaria en su gran mayoría de romper con la UE, fue un punto clave en el diálogo con Bruselas, aunque el sector apenas supone el 0,1% del producto interior bruto (PIB) británico, con 6.000 barcos y 12.000 empleos.

A pesar de centrar las negociaciones, el sector de la pesca amaneció tras el brexit con un acuerdo que dejaba flecos pendientes de perfilar mediante futuros pactos como el que, de confirmarse, permitirá a barcos como el Kirkella recuperar el acceso a las aguas que antes navegaban.

Según indica un portavoz del Ministerio británico de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, «las primeras negociaciones anuales con Noruega y las islas Feroe concluirán tan pronto como sea posible, pero no sería raro que continuaran en el próximo año de pesca». Esta «incertidumbre», a ojos de UK Fisheries, supone un mazazo para la pesca británica en mares árticos, que «sin cuotas ni licencias» ya anticipa que sus trabajadores tendrán que «buscar otros medios para mantener a sus familias».

«Queremos que el Gobierno (británico) se dé cuenta de que estamos en una posición extremadamente fuerte para negociar un buen trato con nuestros socios en el mar del Norte», asegura el portavoz de la empresa, de un centenar de empleados.

Los procesadores de pescado noruego, comenta Datson, «dependen en gran medida del acceso libre de aranceles al mercado del Reino Unido, y es razonable que esperemos algo a cambio en forma de preservación del acceso a sus aguas».

Un futuro a la deriva

Hasta que no se materialice el acuerdo, el Kirkella navegará a la deriva a merced de una tormenta burocrática que le impide ver ni planificar nada «más allá de marzo».

Esto supondrá, según UK Fisheries, un contratiempo para «muchos» de los 10.500 establecimientos del tradicional «fish and chips» del Reino Unido que optan por servir bacalao ártico capturado por la pesca británica, «algo que actualmente solamente suministra el Kirkella».

«Nosotros somos el último vestigio de una orgullosa tradición pesquera británica en aguas lejanas y en las próximas semanas veremos si el 2021 será un nuevo comienzo o un triste final», señala Datson.