En este semestre deben afrontar el reto de relevar a unos 1.200 tripulantes, 650 extranjeros y unos 550 españoles
10 feb 2021 . Actualizado a las 21:11 h.La flota atunera agrupada en Opagac tiene un estándar que cumplir: el del atún de pesca responsable (APR). Y en ese estándar los aspectos sociales están al mismo nivel que las cuestiones biológicas de la especie que capturan. Así, por más que ahora ya no precisen fletar tantos vuelos chárter al haber más de carácter comercial, la cuestión de relevar tripulaciones -en este semestre tienen que intercambiar a 1.200 tripulantes- continúa siendo complicada a causa de la pandemia. Con todos los trastornos que supone detectar un caso cuando se está en alta mar, como ya ha sucedido: «Por muchos medios que se pongan y pruebas que se hagan no siempre se puede evitar un falso negativo», explica Julio Morón, gerente de Opagac.
Por todo eso, y por el carácter esencial que tiene la actividad pesquera, Opagac ha solicitado al Gobierno y a las comunidades autónomas, en especial a Galicia y al País Vasco (procedencia mayoritaria de sus tripulantes), que se dé prioridad a los marineros en las campañas de vacunación y que sean los siguientes en recibir el antídoto tras los grupos de riesgo.
No es la única complicación que tienen en un año «bastante complejo», en palabras de Morón. Y aunque no nos podemos quejar «porque seguimos operando», no ocultan que en el plano biológico aparecen nubes negras en el horizonte, pues a causa de la pandemia no ha habido más observación que la electrónica de sus buques y eso tendrá, sin duda, efecto en las evaluaciones científicas futuras, las restricciones impuestas al patudo en el Atlántico y el rabil del Índico limitará sus capturas -ya han caído casi un 30 % desde el 2014- y los precios del atún están todavía convalecientes por la avalancha de las conserveras para hacerse con lomos asiáticos sin aranceles.