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Sanidade prohíbe que toque tierra en Vilagarcía la tripulación de un buque en el que se produjo un contagio

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

Martina Miser

El Miguel Oliver es un oceanográfico del Ministerio de Pesca gestionado por Tragsa, que pretendía desembarcar a la mitad de su personal

13 nov 2020 . Actualizado a las 13:52 h.

El buque oceanográfico Miguel Oliver atracó esta mañana en el muelle de Ferrazo, en Vilagarcía, tras realizar una campaña de trece días en el golfo de Cádiz. El equipo científico se componía de catorce biólogos, que desembarcaron ya en el puerto andaluz, una vez concluido su trabajo. Uno de ellos mostraba síntomas compatibles con una infección por coronavirus, que un test acabó confirmando. Para entonces, el barco navegaba ya hacia la capital arousana con los 22 tripulantes que componen su dotación a bordo. La intención de Tragsa, la empresa que gestiona la nave desde el punto de vista de su navegación, era que en Arousa tocase tierra la mitad de este personal para que se tomase sus vacaciones, puesto que el destino final del Miguel Oliver es Marín, donde permanecerá hasta febrero, sometido a tareas de mantenimiento y reparación.

Es en este punto en el que se disparó la controversia, ante la duda de si Tragsa había puesto o no en alerta a las autoridades sanitarias. Fue un miembro de la tripulación, que no supo del contagio hasta ayer, quien contactó con el 112 para advertirlo, antes de que el buque tocase puerto. Inmediatamente, la Consellería de Sanidade prohibió que nadie pusiese un pie en tierra. Es más, ni siquiera el práctico de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía subió a bordo para dirigir las maniobras de atraque, como es habitual. El servicio de epidemiología del área sanitaria está a la espera de recibir el listado con los tripulantes para que un equipo del Hospital do Salnés se desplace a Ferrazo y practique las pruebas PCR a todos ellos, que deberán guardar cuarentena.

Fuentes del Ministerio de Pesca, Agricultura y alimentación, al que pertenece el oceanográfico, confirman el contagio y la situación del Miguel Oliver, pero no les consta que hubiese interferencia alguna en la comunicación del problema a las autoridades gallegas. Tragsa, finalmente, explicó cuál fue la gestión del proceso. El origen del problema, explica la empresa pública, radica en que el biólogo afectado no avisó a nadie de que sus pruebas habían resultado positivas, por lo que fue el servicio de rastreo del 112 el que detectó la circunstancia de riesgo y advirtió de ella a la Autoridad Portuaria de Cádiz, que a su vez, subraya Tragsa, telefoneó a la de Vilagarcía.

La propia compañía pública afirma que sus responsables se enteraron de la infección cuando el buque navegaba ya hacia la capital arousana. Su protocolo de oficio establece que todo el personal que embarca debe pasar un test antígeno al incorporarse a sus buques, y otro al abandonarlos, pero que, obviamente, en caso de contagio son las autoridades sanitarias las que se hacen cargo de la situación, como así ha sido.