Talento gallego en la única empresa del mundo que cultiva almejas «off-shore»
SOMOS MAR
La lusa Océano Fresco encuentra en Galicia técnicos para producir semilla
09 nov 2020 . Actualizado a las 11:06 h.Después de años en el agronegocio, en una multinacional suiza, Bernardo Carvalho cambió por almejas las plantas de trigo en cuya mejora trabajaba y fundó Océano Fresco, una empresa de acuicultura que pretende ser la primera de producción de almejas en mar abierto del mundo. Porque, en el fondo, cultivar bivalvos no es diferente de cultivar cereales; en ambos casos es agricultura, solo que al ser en el agua se le llama acuicultura. Claro que al no haber tenido vínculo alguno con el arado del mar, el hoy consejero delegado de la compañía portuguesa tuvo que buscar conocimiento en áreas con bagaje científico y experiencia en cultivos marisqueros. Verbigracia, Galicia. Y, por supuesto, que fue de los lugares en los que encontró a los expertos para poner en marcha el proyecto. Dio con el técnico en acuicultura Óscar Iglesias, gerente del criadero en la que se produce la semilla, y con la doctora en Biología marina y Acuicultura Ana Cerviño, de amplia experiencia en el cultivo de almejas y que ha llevado adelante varios proyectos de investigación para mejorar su cultivo.
Ese talento gallego, combinado con el de otros expertos en biología molecular, genética y manejo de viveros, es el llamado a materializar la idea de sacar al mercado las primeras almejas cultivadas en mar abierto en el mundo. Si se cumplen los planes de Carvalho, a finales del 2021 llevarán al mercado 150 toneladas de bivalvo, básicamente de la variedad babosa, en el 2022 serían ya 400 toneladas, en la que ya habría más volumen de almeja fina y alcanzar en el 2023 las 600 toneladas.
Piezas de pequeño tamaño
Por ahora, las primeras unidades que llegarán al mercado aún son almejitas. Piezas de pequeño tamaño que todavía están en la nursery (enfermería), engordando y cogiendo cuerpo en las instalaciones del Biomarine Centre de última generación que la empresa ha construido en Nazaré (en el centro de Portugal) para después partir hacia alta mar.
Y es que el proceso comienza en esta localidad lusa, donde la compañía dispone de laboratorios de I+D+i, hatchery (criaderos) y oficinas donde produce la semilla de almeja babosa y fina. Nada de japónica, por dos razones: una, porque la compañía quiere centrarse en las especies autóctonas europeas y otra porque en Portugal, como especie exótica e invasora que es, está prohibido su cultivo en acuicultura.
Y si el talento se ha ido a buscar a Galicia, los reproductores también, aunque se ha recurrido asimismo a la producción local, en la zona de Aveiro y otras áreas marisqueras.
En cuanto las unidades alcancen una consistencia suficiente, serán trasladadas al Algarve, donde Océano Fresco ha asentado sus instalaciones de cultivo off-shore. Allí, a 5,5 kilómetros del puerto de Lagos las almejas nacidas en Nazaré serán introducidas en 24.000 lanternas (canastas de cultivo) donde engordarán hasta alcanzar el tamaño comercial.
Para encontrar la fórmula más adecuada para la cría de almeja en alta mar, los técnicos recorrieron medio mundo para dar con el modelo de negocio más adecuado. Buscaron en Italia, en Noruega, en EE. UU., en Galicia... Y se decantaron por el sistema long line, una línea de la que cuelgan las canastas con el marisco.
Ahí suspendidas, solo tienen que engordar. Comer todas las microalgas y fitoplancton, muy abundante en esa zona del Algarve, donde, además, la temperatura acompaña, para que puedan coger cuerpo y tamaño para desembarcar en el mercado.
Una inversión exótica para la banca que requirió recurrir al micromecenazgo
El modelo elegido por Océano Fresco combina el cultivo tradicional, similar a lo que se hace con el mejillón en la batea -de hecho, hasta se realizan desdobles- con las nuevas tecnologías. Y es que el vivero se controla con un programa informático que vigila cada lote, estabulado por tamaño, especie y característica, de forma que cuando se produce un pedido de un calibre concreto, rápidamente está localizado y se atiende la demanda.
Por supuesto, eso requiere una inversión importante. Solo las instalaciones off-shore han superado los tres millones de euros. Y si se contabiliza también la construcción y puesta en marcha de la hatchery y el centro de cultivo en Nazaré, el desembolso rebasa los 7. Parte de la inversión en el vivero del Algarve (1,5 millones) proceden del programa Mar2020, del Gobierno portugués con financiación de la UE y casi un millón por parte de la propia empresa, que ha cerrado un acuerdo con el fondo de inversión BlueCrown Innovation Funds, especializado en áreas de bioeconomía y tecnologías de producción innovadoras, que aportará 3,8 millones.
Pero toda esa inyección de capital no era suficiente. Y para la banca, recalca Bernardo Carvalho, la acuicultura sigue siendo algo así como una inversión exótica, por lo que acudieron a la GoParity, una plataforma de financiación colaborativa de proyectos sostenibles, en la que el inversionista obtendrá un retorno del 5,5 %. La mayoría de mecenas han sido portugueses, pero también los hay españoles, británicos o noruegos.