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Flotas de ocho países esperan que la UE siga «sólida» ante el Reino Unido

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Un pesquero en la ría de Viveiro, en una imagen de archivo
Un pesquero en la ría de Viveiro, en una imagen de archivo PEPA LOSADA

Barnier y Balsfoort analizaron en Bruselas las conversaciones sobre el «brexit»

20 ago 2020 . Actualizado a las 09:01 h.

Quedan seis horas por delante, tras las dos primeras de ayer, en la séptima ronda de conversaciones entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido sobre el brexit para el sector pesquero. Delegaciones de las partes, la comunitaria encabezada por Michael Barnier y la británica por David Frost, volvieron a verse las caras en Bruselas por la tarde. Antes, Barnier se reunió con Gerard van Balsfoort, presidente de la Alianza Pesquera Europea (EUFA, en sus siglas en inglés). En nombre de los 3.500 barcos de ocho países «directamente afectados», Balsfoort espera «que la UE continúe tomando una posición sólida para proteger su futuro».

EUFA agrupa más de 18.000 pescadores de barcos de España, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Irlanda, Países Bajos, Polonia y Suecia, empresas que anualmente facturan «más de 20.700 millones de euros». En un comunicado, Balsfoort agradece a Barnier «su trabajo durante los últimos tres años y su continua apertura para comprometerse con el sector» comunitario.

La EUFA considera «determinantes los próximos meses para el futuro de miles de pescadores, sus comunidades y la cadena de valor vinculada a la pesca en toda la UE». Comparte con la legación comunitaria «la importancia de llegar a un acuerdo sobre la asociación económica más amplia con el Reino Unido que mantenga el acceso mutuo existente a las aguas y los derechos de pesca para nuestras flotas». No están por la labor desde Londres, donde el Gobierno de Boris Johnson plantea la soberanía pesquera como una casi innegociable cuestión de orgullo patrio.

EUFA coincide con Barnier en la «necesidad de una solución sostenible y a largo plazo para la pesca», tanto comunitaria como británica. Para Balsfoort, aunque el sistema actual «logra un equilibrio frágil», mantenerlo «es necesario» por la gestión sostenible de los recursos, «la prosperidad» de las flotas de las dos partes y los miles de empleos de la pesca. «Cualquier alteración de este equilibrio tendrá consecuencias muy reales para muchos medios de vida», advierte.