Investigadores gallegos concluyen que el Golfo de Vizcaya acumula los plásticos a lo largo de sus costas
SOMOS MAR
El viento los empuja hacia tierra, según un estudio publicado en la revista Journal of Sea Research
04 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Un plástico contamina durante generaciones porque, por ejemplo, una bolsa tarda en degradarse 150 años y una botella hasta 1.000. «Se estima que en torno al 10 % de los plásticos producidos terminarán en el océano, representando aproximadamente el 70 % de la basura marina», apuntan Laura Rodríguez, Moncho y José Luis Gómez Gesteira (Ephyslab de la Universidade de Vigo), Xurxo Costoya (Cretus de la Universidade de Santiago) y Jesús Gago (Instituto Español de Oceanografía de Vigo) en su estudio El Golfo de Vizcaya como zona de captura de plásticos exógenos de diferentes tamaños, publicado por la revista Journal of Sea Research. Simulando las trayectorias, concluyen que el Golfo de Vizcaya se queda los plásticos, acumulándolos a lo largo de sus costas y playas.
Los cinco investigadores señalan que la dispersión y la aglomeración de plásticos depende en parte de su flotabilidad, que varía según su tamaño. En un contexto global, el Golfo de Vizcaya se sitúa en un nivel medio en contaminación por esos residuos.
Durante el período 2009-2018, emplearon un modelo para simular con partículas virtuales las trayectorias de los plásticos que entran flotando en el mar Cantábrico por una zona de corrientes situada al norte de Ortegal. Comprobaron que el destino «depende principalmente de las corrientes oceánicas», aunque en los de más de cinco milímetros «el viento puede modularla especialmente». Para ver a dónde iban emplearon «las velocidades de las corrientes marinas y diferentes coeficientes de arrastre para tener en cuenta su diversidad de tamaños y, por tanto, su exposición al efecto del viento».
Y los resultados son elocuentes. Cuando los plásticos flotantes entran en el Golfo de Vizcaya, «rara vez abandonan esta zona, lo que la convierte en una región de atrapamiento». Solo entre el 4 y el 15 % se dispersaron hacia la costa atlántica o sobrepasaron la Bretaña francesa. «Fuertemente afectados por el viento que los empuja hacia tierra», los de más de cinco milímetros «tienden a acumularse en una franja estrecha» por todo el Cantábrico, con un 90 % de probabilidad, «lo que favorece», con un 60 % de posibilidades, que permanezcan ahí.
Los microplásticos tienden a dispersarse libremente hacia el océano, por todo ese golfo, «lo que resulta preocupante pues su reducido tamaño dificulta las tareas de muestro y recogida».