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Pedro Duque: «El IEO seguirá haciendo lo de siempre: ciencia marina de alta calidad»

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Cedido

El ministro de Ciencia y Tecnología asegura que la función asesora del organismo, vital para la pesca sostenible, se verá reforzada

26 jul 2020 . Actualizado a las 10:42 h.

Hay quien ironiza con que Pedro Duque (Madrid, 1963) está más cómodo a los mandos de una Soyuz que pilotando la ciencia española. Puede. Al menos en una nave espacial los procedimientos operativos están más especificados que en el despacho de la Castellana, donde ha tenido que «aprender haciendo».

—Pues lo último que ha hecho ha generado malestar. La integración del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en el CSIC no ha arrancado precisamente aplausos en la plantilla: el informe del grupo de trabajo no la deseaba y el sector pesquero la rechazaba abiertamente...

—No noto tanto malestar. Sí me llegan algunos mensajes que piden más explicaciones sobre la integración y otros que muestran recelo, pero es normal porque no hemos dado los detalles de cómo va a ser el proceso. En lo que todos los informes de expertos coincidían era en que había que dotar de una estructura administrativa diferente, un entorno de reglas más ágil, tanto al IEO como al IGME (de minería) y al INIA (de agricultura). El objetivo es que el personal siga haciendo lo que estaba haciendo, pero mucho mejor y en mejores condiciones. Y yo he insistido en que nada de lo que se hiciera fuese en detrimento de las labores de asesoramiento y del trabajo técnico y regular de estas organizaciones.

—Esa es una de las inquietudes. ¿Cómo garantizar que un investigador que realiza campañas científicas tenga las mismas oportunidades laborales y salariales que otro que opta por dedicarse a la excelencia para publicar y tener patentes?

—Eso quizás lo tendríamos que explicar mejor. En el CSIC se hacen muchas labores de asesoramiento. De hecho, hay más personal en el área de técnicos y personal de apoyo que científicos. Por tanto, en el CSIC ya existen todas esas estructuras que permiten que los técnicos desarrollen su trabajo. Es una carrera diferente a la de los científicos y creo que las condiciones de los técnicos en el CSIC son iguales o mejores que las de los técnicos en el IEO, que están reconocidos. Nos queda dar un paso importante, previsto ya en la Ley de la Ciencia, que es crear la carrera de tecnólogo, con algo más de promoción. No hemos conseguido ponerla en marcha aún, pero nos pondremos en cuanto podamos.

—No se trata de técnicos o científicos. Se trata de investigadores que dedican se embarcan en campañas pesqueras para recontar, por ejemplo, sardinas o asesorar en reuniones internacionales en lugar de hacer indagaciones de interés para las revistas de impacto o conseguir patentes.

—Tendríamos que analizar más detenidamente esa situación, porque los científicos del IEO y los del CSIC están equiparados con las mismas escalas, promociones y condiciones desde hace más de un año, y esa era una reivindicación desde el IEO. No cambia absolutamente nada, ya está hecha la equiparación de unos y otros.

—¿Qué ha ocurrido en el IEO?

—Que las reglas para un organismo autónomo como son el IEO, INIA e IGME se han ido haciendo más estrictas conforme han pasado los años. En el 2015 se introdujeron más y cada vez era más difícil realizar una administración ágil de presupuestos, contratos, fondos de proyectos internacionales… Todo aconsejaba dotar a esos tres OPI (organismos públicos de investigación) de un marco jurídico más ágil y que se pareciera cuanto más mejor al del CSIC. Sopesando todas las opciones, la actuación más rápida y a corto plazo posible era la integración en la estructura del CSIC.

—¿Cómo se va a articular esa adscripción?

—Se va a utilizar una figura dentro que se llaman centros nacionales: se mantiene el nombre, la unidad de presupuesto, la de acción... Se da continuidad a toda la credibilidad internacional del IEO. Va a seguir haciendo lo mismo de siempre, ciencia marina de alta calidad para el mejor asesoramiento pesquero y oceanográfico. Lo mismo, con su nombre, su logo... Todo. Y se articula como un centro nacional al cual el CSIC provee de nuevas reglas, pero entra todo junto y seguirá estando todo junto.

—¿Cuál es la diferencia entre centro nacional y OPI?

—El estatus de agencia estatal.

—Cuya desaparición está prevista.

—Su adaptación, es lo que está previsto. En todo caso, se mantendrá esa capacidad de gestión independiente. La cuestión es que, lo que cambia, una vez integrado en el CSIC, es que la gente del IEO podrá utilizar sus fondos, los que vengan de Europa, los de los encargos de asesoramiento... de forma más rápida y pidiendo muchos menos informes.

—Es decir, podrá usar los 80 millones de remanente que tiene en el «banco» de Hacienda.

—Precisamente, como hace todos los años el CSIC, justificándolo, sin que yo tenga que intervenir.

—¿No se está nadando a contracorriente con la integración cuando la tendencia internacional parece ser la de potenciar la oceanografía, ahora que surgen retos como la pesca sostenible, el cambio climático…?

—En absoluto. La tendencia internacional es a crear grupos de investigación interdisciplinares. Ya no nos sirve la ciencia hecha estrechamente, sino desde múltiples disciplinas. Para investigar un diagnóstico sobre virus, por decir algo que nos preocupa, necesitas biotecnólogos, pero también institutos de química especializada, sensores de electrónica, electricidad… En cualquier caso, el IEO ya estaba colaborando en las investigaciones de alto nivel con institutos del CSIC y otros. Cuando esté en vigor la integración, los científicos del IEO podrán perfectamente colaborar de forma más sencilla y sin burocracia con todas las demás instituciones que se dedican a la oceanografía en España, que los hay y no solo dentro del CSIC.

 —¿Cómo explica que el plan de choque de la ciencia incluya 85 millones para un buque oceanográfico para el que que la Comisión Europea ya había aprobado 65? ¿Y se avanzará hacia la gestión integrada de todos los buques bio?

—La UE ya dijo hace años que aprobaba los fondos para construir el barco. Ocurre que los problemas administrativos hacían imposible acometer la inversión. Lo que es nuevo ahora es que verdaderamente hemos hecho un esfuerzo en financiar la parte de faltaba y dar un impulso para que se construya. Las cosas, a veces, se ponen en el papel, pero después no se materializan y en el plan de choque nos comprometemos a que esta aplicación se haga, se saquen los contratos y se empiece el barco. En cuanto a la gestión del buques, está claro que será más eficiente una vez que se haya producido la integración. Por lo menos en lo que respecta a los que pertenecen a este ministerio, que son los que ahora mismo están en el CSIC y en el IEO. No tendremos lo que nos ha pasado este año, de que el CSIC haya tenido que salir

«Es una incongruencia que la cabeza de un organismo oceanográfico esté en Madrid»

El grupo de trabajo que diagnosticó los males del IEO identificó cuatro nodos en los que convergen altas capacidades de I+D+i en ciencias marinas. Galicia es uno.

—Con dos centros del IEO y uno del CSIC, ¿qué papel va a tener Galicia? ¿Puede optar a ser sede de ese centro nacional?

—Está pendiente de que lo hablemos entre todos. El nuevo centro nacional tendrá más apoyo administrativo del CSIC, con lo que su dirección se dedicará a tareas más técnicas, científicas y centradas en nuestro principal objetivo: hacer ciencia de alta calidad para una pesca sostenible y un medio marino sano. Una ciencia con tal credibilidad que su asesoramiento sobre pesca resulte indiscutible para defender a nuestros pescadores de malas interpretaciones. A todos los lados voy con grandísimo orgullo porque la pesca de España es sostenible y los pescadores españoles pueden dar lecciones a los demás de cómo tienen que pescar. Por eso hay que seguir con el asesoramiento científico, que es lo que da credibilidad.

—¿Y se puede hacer desde Galicia?

—No se nos escapa que es una incongruencia que la cabeza de un organismo oceanográfico esté en Madrid. Yo estudié Aeronáutica en Madrid y al lado estaba Navales. La verdad, no lo entendía mucho. Ir de Madrid al aeródromo es fácil, pero al mar... bastante difícil. Ahora haremos una reflexión y decidiremos lo que más convenga, tanto a técnicos y científicos del IEO, como a su credibilidad y a sus relaciones internacionales. Quizá en 1916 se entendiese, porque todos los ministerios estaban en Madrid, pero ahora... Aprendí en la empresa privada que el que dirige las operaciones tiene que estar cerca de las operaciones.

—Entonces hay posibilidades.

—Hay posibilidades, pero no quiero ser categórico.

«Los que critican el plan de choque hace 2 meses ni soñaban con un aumento de mil millones en ciencia»

El ministro se desplazará a Galicia en septiembre para reunirse con los investigadores.

—¿Para decirles que la sede del centro nacional estará en Galicia?

—[Risas]... Es pronto todavía.

—Dicen que el plan de choque de la ciencia se queda escaso.

—Tras década y media de reducciones en los fondos de ciencia, es lógico que alguien crea que no basta y que se debería dar un salto mayor para cubrir lo detraído en la década entera. No es posible y no es factible. Un incremento de mil millones más en dos años para ciencia e innovación es algo que hace muy pocos meses ni siquiera soñaban quienes ahora critican el plan. Es importante escuchar también a la gente que es positiva, que es mucha. Todo el mundo está expectante y hasta que no vean llegar el dinero del proyecto es lógico que duden, después de tantas frustraciones.

—¿Cuándo va a empezar a llegar?

—La convocatoria de este mismo año ya introducirá una subida de 50 millones por encima de lo que estaba previsto. Ahora, el dinero de los proyectos llega cuando se resuelva, y eso tarda meses.

—¿Cómo se va a dar estabilidad a la carrera de investigador?

—Tenemos una propuesta para cambiar la Ley de la Ciencia de manera que los investigadores puedan acceder con un modelo parecido al de otros países, que entran con un contrato indefinido y después deben someterse a evaluaciones externas y objetivas para determinar si puede continuar o no. Tener un contrato indefinido, en vez de temporal y padecer siempre la incertidumbre de qué va a ser de mí dentro de un par de años, puede ser un cambio significativo en la carrera científica. Y una herramienta para eliminar la brecha de género, puesto que esa inseguridad afecta mucho más a las mujeres.

—Ha dicho que la integración del IEO se hará efectiva en enero. ¿La verá desde un despacho en París?

—Eso todavía no está en marcha. Además, el contrato del actual director general de la Agencia Espacial Europea es hasta junio del año que viene.

—Pero el proceso empieza en agosto. ¿Dejará el Gobierno?

—Todo se hará pausadamente, no hay prisa ninguna. Lo importante es que muchos de los que estamos aquí, yo desde luego, estamos para tratar de ayudar al sistema de la ciencia y la innovación y en este caso cómo hacer que la ciencia pueda ayudar a la pesca sostenible. Si lo conseguimos, me da igual estar en la foto que no.

—Porque tendría que dejar el Gobierno.

—Sí. La ejecutiva de una organización internacional no es compatible con estar en el Gobierno. Yo he estado muchos años en la agencia y sé que las personas que trabajan en organizaciones internacionales, cuanto más se separen de los intereses de sus países de origen, más creíbles serán en su defensa de los intereses internacionales.

—En junio anunció que la vacuna contra el covid-19 española estaría pronto. ¿Tiene ya horizonte temporal ese pronto? ¿Llegará antes que la de Oxford o la de China?

—Debemos tener mucho cuidado y vamos a hacer todas las pruebas pertinentes. Seguro que si hay una vacuna eficiente entre los doce proyectos que estamos financiando desde el Gobierno no será la primera. Pero bueno, días atrás, escuché las declaraciones del director de la multinacional que tiene más vacunas en desarrollo y estaba bastante preocupado porque a lo mejor estamos yendo demasiado deprisa. Tenía incluso dudas sobre si la primera oleada de vacunas será útil o no. Nosotros estamos intentando apoyar a los científicos españoles, que tienen una calidad suficiente para competir con los demás y tratar de sacar la vacuna cuanto antes, pero sin intentar hacer una carrera.