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La patronal pesquera llama a consumir productos marinos «Made in Spain»

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

Preocupación en el sector tras 4 semanas de precios bajos, pese a crecer el consumo

01 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los pescadores son otros de los héroes de esta crisis sanitaria. Han continuado trabajando sobreponiéndose a no pocos problemas para abastecer a una población que en el confinamiento se ha mostrado ciclotímica: tanto se lanzaba en tropel a por productos marinos una semana, como a la siguiente mostraba su más profundo desapego a cáscaras y espinas y todo producto que tuviese origen en el mar.

Y su heroicidad no siempre ha estado bien pagada. Tras un arranque espantoso, con fuertes caídas en las cotizaciones de las especies más demandadas al principio de la crisis, los precios cobraron brío a medida que avanzaba el confinamiento, para alivio de armadores y marineros. Pero se trató de un consuelo fugaz. De la última depreciación todavía no se ha conseguido remontar. «Desde hace 4 semanas, los precios en primera venta de merluza, gallo y rape están por los suelos, con una reducción del 50 %», expuso Javier Garat, secretario general de la patronal española, Cepesca, en el seminario El Sector Pesquero ante el covid-19, organizado por el Instituto Marítimo Español (IME).

 Fue en ese foro en el que Garat apremió a las autoridades a poner en marcha acciones de promoción del consumo de pescado. Aunque varias comunidades autónomas ya han lanzado iniciativas de este tipo -la gallega con su Estamos todos no mesmo barco es una de ellas-, la que el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, había anunciado para el 5 de mayo, no acababa de arrancar y no lo ha hecho hasta este fin de semana.

 Mientras, en otros países como Francia, la recomendación de distribuir y consumir pescado nacional ha surtido efecto en suelo galo y ha tenido repercusiones en España. Desde la patronal aseguran que las especies que Irlanda y Escocia no son ahora capaces de colocar en los mercados galos se desvían a España, con el consiguiente colapso de los precios.

Según el secretario general de Cepesca, la merluza del pincho puesta a la venta en Celeiro, Burela y Avilés cotiza a una media que varía entre los 2 y tres euros. La de volanta, peor. No supera los dos euros. Sin embargo, en las superficies comerciales se vendía a 14 euros, lo que lleva a la patronal a pedir «corresponsabilidad de todos los eslabones de la cadena comercial para ofrecer el pescado a precios proporcionales a los de primera venta».

Así las cosas, no es extraño que la patronal, en tanto no llegan las campañas institucionales, lance la recomendación de consumir pescados y mariscos Made in Spain; esto es, capturados por la flota española, una estrategia que, visto lo visto, en Francia ha resultado.

 Ahora bien, la tesis de Cepesca es puesta en duda por los armadores de barcos hispanofranceses y angloespañoles -muchos de ellos gallegos- que comercializan sus capturas en España. Estos discrepan con la apreciación de la patronal y aseguran que, de desviarse algún producto al sur de los Pirineos, sería merlán, fogonero, carbonero u otras especies, no merluza, rape y gallo, que ya no suelen consumir los galos.

Desde Pescagalicia sostienen que «en las lonjas gallegas no se ha apreciado un mayor desembarco de esas especies», apunta su gerente, Juan Carlos Corrás. Este señala que en la lonja coruñesa solo han constatado la descarga de apenas 4.000 kilos de pescado variado que antes iba a Francia y apunta a la apertura de fronteras y al regreso de la importación de países de África la caída de precios de la merluza.