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«Oleada de indignación» por un barco chino enterrando en el mar a indonesios víctimas del covid-19

S. S. REDACCIÓN/ LA VOZ

SOMOS MAR

Atuneros españoles como este acreditan su sostenibilidad social y ambiental con la marca Atún de Pesca Responsable, y Friend of the Sea avala la de la merluza fresca de Puerto de Celeiro
Atuneros españoles como este acreditan su sostenibilidad social y ambiental con la marca Atún de Pesca Responsable, y Friend of the Sea avala la de la merluza fresca de Puerto de Celeiro MARCOS CREO

Atuneros españoles llaman a la UE a frenar importaciones de flotas de ese país que «esclavizan» a los tripulantes

21 may 2020 . Actualizado a las 17:00 h.

«Una oleada de indignación han levantado» entre las flotas atuneras europeas las informaciones divulgadas por oenegés y medios asiáticos «sobre el trato vejatorio» a tripulantes de atuneros chinos. Imágenes de «entierros en alta mar de marineros víctimas, supuestamente, del covid-19» han puesto el foco sobre las condiciones en esos pesqueros, parte de cuyas capturas entran en la Unión Europea (UE) sin aranceles. Nada menos que 79.500 toneladas el año pasado, según la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac). Desdes esa entidad llaman a la UE a «abrir un debate y reflexionar en profundidad» sobre las importaciones de productos pesqueros de flotas de China.

Por lo que cuenta Opagag, lo sucedido en el buque chino Long Xing 629 «ha provocado la intervención del gobierno de Indonesia, país de origen de los marineros» presuntamente maltratados a bordo. Indonesia le ha abierto «una investigación criminal a la empresa propietaria, Dalian Ocean Fishing», que cuenta con otros 32 atuneros más, y ha solicitado explicaciones a las autoridades chinas que, a su vez, han anunciado su colaboración en la investigación abierta.

Desde la citada organización española, que agrupa a 9 compañías armadoras de 47 atuneros cerqueros congeladores, contraponen la situación de la flota china con las europeas, «que operan bajo un estricto cumplimiento de las distintas normativas que regulan esta actividad pesquera en todo el mundo, y con un especial foco, tal como es el caso de la flota española, en el fortalecimiento de los derechos sociales y laborales de las tripulaciones». Por eso ahora, además de recordar sus denuncias de «trato vejatorio a las tripulaciones de los buques chinos, incluso con casos de esclavitud y explotación infantil», considera que ha llegado el momento de que la UE tome cartas en el asunto: «Europa no puede continuar con los ojos cerrados, permitiendo las importaciones de pescado procedente de estas flotas para consumo interno de los ciudadanos de la UE», señala Julio Morón, director gerente de Opagac.

Menos cuando, según un estudio propio, las importaciones europeas de atún procedente de flotas del sudeste asiático y China y exentas de aranceles «han pasado de representar el 5 % en 2012 al 53 % en 2019» Productos para consumo interno que, en opinión de Opagac, suponen «un agravio comparativo abismal con la producción comunitaria, que cumple con todos los requisitos legales» Y se remite al Convenio 188 de la Organización Internacional de Trabajo, que «debe exigirse a todas las importaciones al mercado comunitario, para garantizar que el consumidor europeo no consume pescado proveniente de barcos con esclavos a bordo o en los que no se respetan las condiciones sociales mínimas ni los salarios fijados por la OIT».

La pandemia, añade Opagac, «ha evidenciado aún más la situación que viven los marineros de las flotas chinas, muchas veces abandonados a su suerte a bordo de los buques». Y otra vez las compara con los atuneros europeos, donde «hemos realizado un enorme esfuerzo para vencer innumerables trabas y relevar a nuestras tripulaciones en condiciones de seguridad, como en el caso de la española que, el pasado 9 de mayo, consiguió trasladar a 189 tripulantes al archipiélago de las Seychelles y repatriar a otros 184», apunta Julio Morón. E insiste en que la UE «no puede ser indiferente a la discriminación con sus propias flotas frente a las chinas y, además, con un producto que consumen prácticamente la totalidad de los ciudadanos europeos».