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La demanda del mercado empuja a Galicia a producir mejillón más pequeño

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

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MÓNICA IRAGO

El bivalvo grande representa un 8 % de la extracción para el mercado de fresco

18 may 2020 . Actualizado a las 21:32 h.

El mejillón es uno de los pilares económicos de la Galicia costera. Desde que las bateas poblaron las rías, la producción de este bivalvo sabroso y sano ha dado pie a una importante cadena mar-industria, fuente de empleo y de difusión de riqueza. Al amparo de mares diferentes, Galicia goza de la extraordinaria capacidad de producir bivalvo de todos los tamaños, al gusto de cada mercado. De las piezas grandes y de vivo color anaranjado de unas bateas, a los ejemplares pequeños que demandan los mercados europeos. Sin embargo, esa variedad de tallas es cada vez menor. «A veces cuesta encontrar mejillón grande», asegura Roberto Fariña, el presidente de Agade, la asociación que aglutina a las empresas depuradoras y comercializadoras de este y otros bivalvos gallegos.

Apoyándose en los datos proporcionados por el anuario de la acuicultura correspondiente al 2019, que acaba de publicar la Xunta, Agade ha puesto el foco sobre el mejillón que se destina al mercado fresco. De los 164 millones de kilos que se dirigen a este canal de venta, solo el 8 % son de tamaño grande. «En los últimos años, la tendencia en la producción del mejillón destinado a fresco va hacia un mejillón más pequeño, con unos ciclos de producción más cortos», señala el informe, que indica que «solo el 8,69 % del producido fue de calibre grande, el porcentaje más bajo de la serie histórica», mientras que el más pequeño supuso el 68,38 % del total». Quince años atrás, el de mayor tamaño suponía el 24 %, frente al 51,6% que representaba el de menor talla.

 Ese cambio responde al mercado. Galicia exporta grandes cantidades de mejillón (40.000 toneladas el año pasado), que se dirige fundamentalmente a mercados europeos como el francés y el italiano donde gusta el bivalvo pequeño. El grande triunfaba más en el mercado nacional, pero este ha cambiado. Las grandes cadenas de distribución quieren un mejillón de tamaño regular y precio competitivo. ¿No podría ser esa demanda cubierta con bivalvo de mayor tamaño? Desde la producción explican que en los últimos años los costes de cultivo han aumentado, mientras que los precios permanecen inalterables. Volvamos, en este punto, al informe elaborado por Agade. Según este, en el 2019 «el precio del mejillón de industria sufrió una fuerte caída, mientras que se mantiene la estabilidad en el fresco», que en el 2019, de acuerdo con ese mismo documento, se pagó «seis céntimos por kilo mejor que el de industria». Aun así, los valores se mantienen en los mismos niveles que hace casi veinte años, según asegura la producción. En ese contexto, al que hay que añadir la incertidumbre que provocan en el sector los episodios de mareas rojas, los bateeiros apuestan por cosechas más cortas que se traducen en mejillón de menor tamaño.

La comercialización pide paso en el consello regulador

Hasta hace unos años, las fábricas de conserva eran los principales clientes de los bateeiros gallegos. La irrupción del chorito chileno hizo que los números se pusiesen del revés, y hace ya doce años que el mejillón que se destina a su venta en fresco supera con creces al procesado, captando más del 62 % de la producción (en 21019 fue, en concreto, el 64%). Según el estudio de Agade, «dos de cada tres euros que ingresan los bateeiros son de ventas al canal de fresco».

Esa realidad colisiona con otros datos: los del producto protegido por la DOP Mexillón de Galicia. Según la memoria del Consello Regulador, en el año 2019 se incrementó la cantidad de bivalvo con etiqueta en un 3 %, hasta rondar las 56.000 toneladas. Pero de esa cifra total, el mejillón destinado al mercado de fresco se quedó en 7.354.168 kilos, una cantidad un 19% menor que la del 2018, mientras que la del transformado creció un 8 %.

«Es una paradoja. La denominación de origen nació pensada para la venta de mejillón fresco, no para el procesado. Y, sin embargo, los datos demuestran que la DOP no tiene el apoyo del sector del fresco», explica Roberto Fariña, el presidente de Agade. ¿Por qué? Según explica, porque el consello regulador ha estado siempre en manos del sector de la producción, que ha intentado «imponer sus criterios» sin atender las demandas de los comercializadores. «Todas las denominaciones de origen tienen al frente al sector de la comercialización, menos esta. Llevamos desde el principio viviendo un enfrentamiento continuo», recalca Fariña, que considera que ha llegado el momento de que «en el consello se le dé a nuestro sector el peso que realmente tiene, un estatus diferente al actual; debe plantearse la alternativa para situar a un comercializador al frente del Consello».

Necesidad de relevo

Cree que la petición no es extemporánea, dado que «la producción lleva veinte años encabezando el proyecto y vemos cómo está; no ha funcionado, así que creo que ha llegado la hora de que dejen a otros probar», señala Fariña. El Consello Regulador había iniciado el proceso para la celebración de elecciones, pero este ha quedado parado, como tantas otras cosas, debido a la declaración del estado de alarma.

Desde Agade consideran fundamental que entre todos los eslabones de la cadena del mejillón se establezca un diálogo «en pie de igualdad», ya que «para nosotros es un producto fundamental». Esa llamada al diálogo la extiende, también, al conflicto surgido en las últimas semanas entre los bateeiros que acuden a las rocas para captar semilla y los percebeiros de diversas cofradías. «Estamos en un momento de estrés extremo. Pero en situaciones como esta, la solución tiene que venir de la responsabilidad y de un liderazgo sosegado», concluye el presidente de la asociación de depuradores y comercializadores.