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Transición Ecológica pasma a la flota al poner cupos a la venta de marrajo

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

pepa losada

El certificado global emitido cubre un tercio de lo que se pesca en el Atlántico norte

16 mar 2020 . Actualizado a las 16:18 h.

El marrajo dientuso (Isurus oxyrinchus) no tiene TAC (total admisible de capturas), ni cuotas. Ni en el norte ni en el sur del Atlántico, y mucho menos en el océano Índico o en el Pacífico. Pesan sobre la especie, eso sí una serie de medidas restrictivas, como la obligación de liberar todos los ejemplares que lleguen vivos al costado del barco o la limitación de no alijar más toneladas de las que se pescaban antes del 2017, además de aumentar la presencia de observadores a bordo. Pero no hay un tope fijo de capturas. Y continúa sin haberlo oficialmente. Porque, en la práctica, Transición Ecológica ha puesto coto, no a la extracción, pero sí a la comercialización.

 Es conocido que, en agosto pasado, el marrajo dientuso fue incluido en el apéndice II de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). Y eso siempre conlleva ciertas trabas a las transacciones comerciales. Desde el 26 de noviembre, las partidas de la especie deben llegar acompañadas de un dictamen de extracción no perjudicial que expide la Secretaría de Estado de Comercio, pero para emitirlo requería un informe previo de Transición Ecológica que respaldase de forma global esa supuesta inocuidad pesquera.

Tardó. De hecho, un mes después de que entrase en vigor la exigencia del certificado, toneladas de marrajo permanecían retenidas en puertos y frigoríficos por la inexperiencia de las Administraciones, que demoraban la expedición de un papel indispensable desde noviembre para poder ser comercializadas.

Extracción no perjudicial

Ahora, tres meses más tarde, ya no hay tal bloqueo. Comercio, basándose en el informe de Transición Ecológica, emite el documento que garantiza la extracción no perjudicial del marrajo que lo lleva anexado. Sin problemas. Por ahora. Porque los obstáculos ya se ven en el horizonte. Al menos los otea claramente Juana Parada, gerente de la Organización de Palangreros de A Guarda. No acierta a asegurar el horizonte temporal en el que aparecerán las nubes negras, pero no tardarán en aparecer.

Sucede que al emitir su informe de extracción no perjudicial global, el departamento de Teresa Ribera no se atuvo a las cantidades que aconsejó el Ministerio de Agricultura y Pesca -ya por debajo de lo que suele capturar la flota-, sino que aprobó unos cupos por su cuenta, supuestamente ateniéndose a los criterios que emplea CITES y estudiando la información que obra sobre las amenazas que se ciernen sobre esta especie.

Sin problemas en el Pacífico

Así, Transición Ecológica solo respetó las cantidades que Pesca recomendó para el Pacífico, tanto para la parte oriental, gestionada por la CIAT (Comisión Interamericana del Atún Tropical), como la central y oriental, que administra la Western (WCPFC). Allí ha bendecido la extracción las 1.620 toneladas que le recomendaban desde el departamento de Planas.

Ahora bien, en el resto de los océanos escatimó toneladas. Especialmente en el Atlántico norte, donde solo ha autorizado la comercialización de 350 toneladas, algo más de un tercio de las 940 que sugería Pesca. Tampoco ha sido demasiado generosa en el sur de ese océano, en el que tendrán certificado 862 toneladas, frente a las 1.200 sugeridas. Ni siquiera el Índico se salvó de esa cicatería y vio rebajadas a 441 toneladas las 600 que solicitaba la flota.

Ahí es donde Parada ve el problema: «Hasta ahora no hay problema, porque no se ha alcanzado las toneladas, pero ¿qué va a ocurrir cuando los desembarcos superen las cantidades para las que Transición Ecológica ha emitido el informe global?»

La flota de A Guarda pide la mediación de Pesca para elevar las cantidades

La flota de A Guarda ha pedido la mediación del Ministerio de Agricultura y Pesca ante Transición Ecológica para que esos cupos se vayan ampliando a medida que estén a punto de alcanzarse. De hecho, según Parada, Pesca ya ha solicitado ese incremento necesario para que la pesquería pueda desarrollarse normalmente. De otro modo, «en abril o mayo ya se habrán agotado las 350 toneladas del Atlántico».

Desde Transición Ecológica no han ofrecido explicación alguna al respecto. Sin embargo, otras fuentes del sector señalan que, precisamente, la idea es ir aprobando cantidades por contingentes e ir ampliándolos a medida que se vayan necesitando. «Polo menos foi o que nos trasladaron», apuntan.

Reducción año tras año

Desde la Organización de Productores Pesqueros de Lugo (OPP-7), su gerente, Sergio López, explica que la captura de marrajo se va reduciendo cada año, a pesar de que oficialmente no existe un tope de captura en ninguna de las organizaciones regionales de pesca (ORP) que regula su extracción. La flota adscrita a la organización lucense pesca ahora poco más de la mitad de lo que desembarcaba en el 2017. De los 400.000 kilos que comercializaba ese año, en el que se congelaron las capturas, se pasó a los 240.000 del año pasado.

Ocurre que desde hace tres años, aquellos barcos que llevan observador a bordo pueden alijar todo el marrajo que llega muerto al costado del barco, pero los demás ven limitado a un porcentaje de la media de las capturas en toda la marea, con lo que la cantidad, al ser media, siempre se va recortando.