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El «top ten» de la basura marina en las aguas de las Rías Baixas

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

SOMOS MAR

ESPELEOCLUB ARANDELAS

Desde cabos a microplásticos pasando por colillas, globos y espumas sintéticas

03 mar 2020 . Actualizado a las 20:04 h.

El Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia mantiene desde hace unos años un estudio de caracterización de la basura marina que llega a sus playas. Esta investigación empezó en Cíes y se ha extendido a Ons, Cortegada y Sálvora. Esta experiencia forma parte de la II Rede para a Recuperación dos Ecosistemas Mariños do Parque Nacional, con la colaboración de la Fundación Biodiversidad. Como el mar no tiene cercas, las conclusiones de este estudio son extrapolables al resto de la costa pontevedresa. ¿Y cuál es el resultado? Un listado de residuos de lo más variado. Una de las principales amenazas a la biodiversidad de la joya ambiental de Galicia reside precisamente en esos pequeños objetos de uso cotidiano en nuestras ciudades y villas y que pasan inadvertidos como foco de contaminación potencial aguas afuera de los cabos que cierran las rías. Este es el top ten de la basura marina en las Rías Baixas.

En esta lista destacan los trozos de cabos, cuerdas y cordeles. Son pedazos de aparejo muy pequeños, inferiores a un centímetro. El Colegio Oficial de Biólogos de Galicia aconseja que los marineros, tanto de la flota pesquera, como de la deportiva y los tripulantes de buques mercantes revisen y vigilen sus aparejos.

En la lista destacan una inmensa proliferación de piezas de plástico no identificables, divididos en menores y mayores de dos centímetros y medio. Muchísimos son tan pequeños que no se ven sin auxilio del microscopio, pero están ahí. La recomendación es «reducir o consumo de produtos plásticos no día a día» de los ciudadanos.

Las colillas son otro gran enemigo de las excelentes playas pontevedresas de arena fina. Un peligro que se puede evitar fácilmente. Solo hay que tirarlas en una papelera o, si se está en la costa en un cenicero portátil. En quinto lugar, destaca la abundancia de espumas sintéticas como esponjas y estropajos, así como restos de cajas con poliexpán y productos semejantes.

Es especialmente llamativo el número seis de la lista: los bastoncillos de los oídos. Una enorme cantidad termina en el alcantarillado y de allí, tras eludir los filtrados de las depuradoras, en el mar. El consejo es evidente: «Deposítaos na papeleira, non no váter».

Las bolsas de plástico hace ya tiempo que fueron identificadas por el público y la Administración como un riesgo potencial para el medio ambiente. De hecho se cobran en las tiendas desde el 2018. Sin embargo, quizás los usuarios no estén tan concienciados de que a las playas llegan también palos de helado y envoltorios de chuches y snacks en un número insospechado.

También tienen cabida en esta relación de residuos que afean la costa los restos de envases de comida, como envases, latas y bricks, platos, vasos y cubiertos de plástico y objetos semejantes. La recomendación también es sencilla y práctica: «Cada residuo no seu contedor».

Las olas empujan a los arenales también una gran cantidad de tapas, tapones y corchos de plástico, una contaminación que se puede evitar fácilmente con la utilización de envases alternativos. Por último, cierran este top ten de basura marina los útiles de cultivo de mejillón y ostra, que acaban en el fondo marino con mayor frecuencia de la deseable.

Una colilla de tierra a las islas

El director de Illas Atlánticas subraya que el estado del parque, en general, está bien: «Cumplimos todos los parámetros, pero tenemos que vigilar esta contaminación; la que se ve y la que no se ve». Su equipo lleva seis años haciendo un seguimiento de los residuos que llegan a las islas e, insiste, resulta imprescindible un cambio de hábitos. «Mucha gente se olvida de que los ríos van a parar al mar y de que todo lo que tiras por el váter va a muchos ríos. Las depuradoras están pensadas para lo que había antes, basuras, pero nos limpiamos la cara y los dientes con partículas que tienen microplásticos», indica Fernández Bouzas. Atención, porque una colilla tirada en Bueu puede acabar en Ons.

Los colores de la ropa de moda entre la arena de la playa, bastoncillos de oído y palillos de bateas

El Parque Nacional ha extendido a Ons la calicata de un kilo de arena que se ha realizado en otras ocasiones en Cíes y prevé hacerlas también en Cortegada y Sálvora. La arena se elige al azar en una playa y se envía a Madrid para su examen más minucioso porque la arena puede parecer limpia y no estarlo,A porque las partículas de residuos no se perciben a simple vista.

¿Qué encuentran los especialistas al pasar la arena bajo el microscopio? El director de Illas Atlánticas señala que hay ocasiones en las que se puede seguir la ropa de moda del momento por las micropartículas de plásticos y otros elementos que acaban en el mar por la descomposición de los residuos que acaban en el mar. «Vemos incluso como vienen las tonalidades de ropa deportiva que está de moda, los colores granates, azules, azul chillón, que no se ven». También hay plásticos tan pequeñitos que podrían entrar en un ojo. «Las aves confunden eso con arena y se lo tragan», apunta Fernández Bouzas. «Es un problema que no aparece solo aquí, ocurre en todo el mundo», sentencia.

En la caracterización de las basuras que llegan a las playas de hay elementos como los palillos de las bateas, más abundantes en la ría de Arousa, esperables aunque no deseables. Sin embargo, hay otros residuos más inesperados y que causan problemas. Los bastoncillos de los oídos y los globos de de fiestas, por ejemplo. Muchas personas tiran esos bastoncillos por el váter y el alcantarillado los lleva a las EDAR. Allí, los bastoncillos «se cuelan en la depuradora por los peines y aparecen por todos los lados».