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Una conservera artesana de Cantabria enlata merluza del pincho de Celeiro

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

SOMOS MAR

YULIA IGNATOVA

La vende como delicatesen en lomos y cocochas en aceite de oliva, y en salsa verde

09 feb 2020 . Actualizado a las 21:56 h.

El consumidor está habituado a tener a su alcance latas de bonito, de atún, de mejillones, de berberechos, de caballa, de sardinas, de jureles... Pero ¿qué ocurre con la merluza? Aunque Galicia es una potencia en esta pesquería, pocas empresas se han atrevido a ofrecerla en conserva. Al menos hasta ahora, cuando una pequeña conservera de Cantabria, Artesanos Alalunga, ha entrado con fuerza en el mercado nacional de los productos delicatesen enlatando merluza del pincho de Celeiro en tres especialidades: en lomos y en cocochas en aceite de oliva, y en salsa verde. «Mi hermano y yo venimos de mundos muy ajenos al de la conserva y el pescado, y en Cantabria hay muchas conserveras, mucha competencia, sobre todo en lo de las anchoas. Así que cuando empezamos nos preguntamos: ‘¿Dónde podemos innovar?’ Y por ahí empezamos con la merluza, que nos ha destacado por lo innovador. Después, cuando empezamos a hacerla, dijimos: ‘¿Dónde están las mejores merluzas?’ Y uno de los sitios principales lógicamente es Celeiro», explica Pablo Huidobro, de 39 años, fundador junto con su hermano Álvaro de esta pequeña empresa situada en el polígono industrial de Besaya, en Torrelavega, a 10 kilómetros de Suances y unos 25 de Santander.

Estos hermanos santanderinos estudiaron Empresariales, se formaron en idiomas e hicieron callo trabajando fuera, pero hace más de dos años que sintieron «la llamada del mar Cantábrico» y decidieron montar su propio negocio. «A los dos nos gusta mucho la gastronomía, siempre nos ha gustado comer bien y el buen producto», señala Pablo. En un primer momento barajaron la opción de ser intermediarios para «ayudar» a exportar a productores cántabros, pero pronto vieron que «era mejor liarse la manta a la cabeza, empezar desde abajo y producir algo». Y ahí nació Alalunga, que debe su nombre a la denominación científica del bonito del norte.

La conservera únicamente trabaja merluza de anzuelo, pescada «en una zona muy determinada de las islas británicas» y seleccionada «por un mayorista de total confianza» en la subasta de la lonja de Celeiro preferentemente, puesto que también compran algunas en Pasajes o en Llanes. «Cada una tiene sus características, pero las cocochas, por ejemplo, sí suelen ser siempre de Celeiro», apunta Huidobro, que destaca el buen hacer de Puerto de Celeiro.

Garantía de calidad

«Lo han sabido hacer muy bien porque cada merluza viene con su etiqueta, y al final a todo el mundo le genera confianza saber que te llega una merluza galega do pincho. Sabemos que la que se subasta en Celeiro tiene una calidad probada», comenta el emprendedor, cuyo pequeño negocio también trabaja con bonito y con sepia; esta última adquirida en algunas ocasiones en la lonja de Burela. «Nos movemos en cifras muy modestas porque todo lo hacemos mi hermano y yo», detalla Pablo, que indica que por ahora trabajan «unos tres kilos» de cocochas semanales «porque no hay más», y algo más de 1.200 kilogramos de merluza al año.

 «Hemos conseguido que la merluza en lata esté buena, y cuanto mejor esté la merluza, mejor se plasma en la lata», comenta. El producto se presenta limpio, sin espinas y listo para consumir. «Los que tenemos niños sabemos que les viene bien comer pescado, pero a veces falta tiempo o no les gusta como huele al limpiarlo y todo eso; y también hay gente que no tiene la suerte de vivir cerca de la costa», reflexiona el artesano. Alalunga venden en tiendas exclusivas de casi todas las provincias, como Casa Chao, de Viveiro; a través de su web (https://artesanosalalunga.com/es/) e incluso de Amazon.