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Pep Barbal: «La principal amenaza para el mar es el cambio climático; más que los residuos»

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

Es el capitán del Rainbow Warrior III, la tercera encarnación del buque insignia de Greenpeace, que recala en Arousa en su primera visita a Galicia

26 jul 2019 . Actualizado a las 13:03 h.

Más que un barco, el Rainbow Warrior es un símbolo. El primero de su saga, aquel que se fugó de Ferrol en 1980 tras cinco meses inmovilizado, fue hundido por los servicios secretos franceses cinco años más tarde. Su sucesor, el Rainbow Warrior II, navegó hasta el 2011 y hoy funciona como hospital flotante. El Guerrero del Arcoíris actual es un velero, diseñado específicamente para la organización ecologista Greenpeace. Un buque verde que permanecerá en Vilagarcía hasta el martes y podrá ser visitado por el público el fin de semana. Tiene un mensaje, solo queda un margen de once años para contener el cambio climático, y una estrategia de energía alternativa que difundir entre los ciudadanos de ocho países europeos. Nunca antes había navegado en Galicia. Pep Barbal (Astell, 1964) es su capitán.

-En quince años navegando con Greenpeace habrá visto usted de todo. ¿Cuál es el principal reto al que se enfrenta el mar?

-Probablemente la principal amenaza sea el cambio climático, por encima de los residuos. Cuando yo empecé a navegar, un cocinero abría el portillo y tiraba la basura al mar. Hoy existe una norma Marpol que se cumple a rajatabla, con sanciones importantes. Puedes luchar contra los residuos. De hecho, gran parte de ellos ahora proceden de tierra, es algo que se observa con claridad en Asia. Pero el cambio del clima, de las corrientes... [Interviene María Prado, responsable de la campaña de Energía y Clima: «El mar actúa como un colchón que absorbe el 93 % del calor que recibimos; en sus primeros mil metros la temperatura ha aumentado más que en la atmósfera y el impacto sobre los ecosistemas marinos es enorme»].

-¿Qué hay de los plásticos?

-Puede parecer algo nuevo, pero en una campaña del 2007 ya detectamos los microplásticos. Fuimos de Barcelona a Filipinas y estaban distribuidos ya por todas partes. Las corrientes los han repartido por todos los océanos. La basura está en la superficie, no puedes navegar en el Mediterráneo sin ver a proa algo flotando cada cinco minutos. Pero parece que los microplásticos sean ya otra cosa, un elemento más en el agua. Lo digo de forma intuitiva, ¿eh? No tengo datos científicos que lo corroboren.

-Supongo que se habrán enfrentado a situaciones peligrosas.

-La gente tiende a pensar que esto es como una comuna jipi, pero la tripulación es completamente profesional, gente con titulación. Seguramente recuerdes las imágenes de las zódiac navegando bajo los bidones que tiraban desde algunos barcos. Hoy hasta eso se ha profesionalizado. Hacemos un análisis de riesgos, teniendo en cuenta que el mar es un medio peligroso por sí mismo. Hace cinco años, la Armada tuvo una reacción desmesurada en Canarias y pudo haber ocurrido cualquier cosa, porque no nos lo esperábamos. También se han producido acosos en zonas de piratas, pero ningún abordaje.

-Esta semana, ciertos diputados franceses insultaron a la joven activista Greta Thunberg...

-[Interviene María Prado]: El negacionismo es una estrategia de desvío de la atención dirigida por los lobis que no quieren que cambie nada. Pero lo que los datos científicos nos dicen es que las energías fósiles deben llegar a su fin sí o sí. Y solo nos quedan once años si queremos parar esto.

«Greenpeace no se mete con la flota gallega»

El Rainbow Warrior III atracó ayer en el puerto de Vilagarcía. Lo hizo tras desistir de amarrar en Vigo a raíz del encontronazo con Enrique López Veiga, presidente de la Autoridad Portuaria, quien, salió en defensa de varias asociaciones de armadores y acusa a Greenpeace de ir a por la flota gallega que captura marraxo.

-El sector alega que faena legalmente y López Veiga habla directamente de acoso. Hay quien se pregunta, además, qué sucede con flotas poderosas y muy voraces, como algunas asiáticas.

-No es verdad que no haya campañas de observación hacia otras flotas. [Toma la palabra María Prado: «Me gustaría dejar claro que Greenpeace no se mete con la flota gallega. Lo que denunciamos es la ausencia de una gobernanza internacional que regule las capturas irregulares que se pueden producir durante la pesca del marrajo, con líneas muy largas, y proteja a las especies. Lo que se hizo fue una campaña de observación y denuncia, nunca una campaña de acoso. Por lo demás, solo hemos reaccionado a unas declaraciones hostiles y desproporcionadas del señor López Veiga, que no nos facilitó las condiciones para poder desarrollar nuestras actividades en Vigo. Por eso buscamos un puerto más amigable, el de Vilagarcía, y estamos muy agradecidos»].

-En este sentido, ¿qué es lo peor que ha visto en sus quince años de trabajo con Greenpeace?

-Sin duda, algunas cosas de la pesca en aguas internacionales. En eso lleva razón relativa el señor López Veiga. Barcos que no tienen bandera. No estoy hablando de barcos españoles. Buques que son un desastre con tripulaciones que son un desastre. Hacen lo que les da la gana y nunca se sabe los intereses que están por detrás de ellos.

-¿No hay forma de atajarlo?

-El problema de las aguas internacionales es que hay leyes, pero no hay quien las haga cumplir. En determinados lugares sí pueden acudir militares europeos o norteamericanos, pero en general es la ley de la selva. Estuvimos en Palaos, en la pesca del atún, y hacían lo que les daba la gana.

-Esta campaña ha tocado ya Rumanía, Grecia o Italia; Barcelona y Málaga. ¿Por qué Galicia?

-[Concluye Prado]: Porque Galicia es icónica para Greenpeace y puede liderar el cambio en cuanto a soluciones para pasar de los combustibles fósiles a energías renovables. Pero también porque los impactos del cambio climático serán devastadores, dada su apertura al mar. La gente tiene que saber que, como ciudadanos, ya podemos recurrir a energías limpias para cubrir el 100 % de nuestras necesidades.