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El Puerto de Vigo deja atracar al Rainbow Warrior, pero tira de las orejas a Greenpeace

La Voz REDACCIÓN

SOMOS MAR

El presidente de la Autoridad Portuaria reprocha a la organización que no respete la honestidad y la buena imagen de los pescadores gallegos

03 jul 2019 . Actualizado a las 10:28 h.

El buque Rainbow Warrior, de la organización ecologista Greenpeace, recalará a finales de mes en Vigo para acoger uno de los conciertos que se enmarcan en su campaña En marcha polo clima. Mudemos a enerxía, non o clima. Y con esas intenciones, solicitó permiso a la Autoridad Portuaria para amarrar en los muelles entre los días 25 y 29 de julio, donde se encontró con Enrique López Veiga, exconselleiro de Pesca. 

Este, por supuesto, otorgó la autorización. Podrán atracar en el puerto de Vigo, porque «a legalidade así o permite». Y también podrán celebrar su concierto para sensibilizar a la sociedad sobre la crisis climática. Ahora bien, no recibirán el aplauso de las autoridades portuarias.

Así se lo hizo saber a la organización el presidente del puerto, que ha sido claro y tajante a la hora de responder a los organizadores que lo habían invitado a bordo del buque Rainbow Warrior: «A súa organización non é do meu agrado namentres non aprendan a respectar a honestidade e a boa imaxe dos pescadores galegos; bastante mellor xente de mar que vostedes», ha escrito el responsable.

En su correo de respuesta recuerda que el puerto ya tiene su propio programa contra el cambio climático y reducción de gases nocivos y acusa a Greenpeace de denigrar la imagen de los pescadores gallegos, «a quen vostedes non teñen que dar leccións de nada». López Veiga va un paso más allá y no duda en recriminar los métodos que emplea la organización, como las pintadas o entorpecer el trabajo de los palangreros «que faenan ó abeiro da lexislación internacional vixente».

Indignación

La solicitud de amarre en los muelles olívicos se produce cuando todavía está reciente la indignación de los palangreros de superficie gallegos con la organización conservacionista después de que activistas de Greenpeace hostigaran en el Atlántico a uno de los barcos de A Guarda acusándolo de pescar más tiburones que pez espada y dando a entender que realizaba prácticas ilegales.