Patrocinado porPatrocinado por

Palometa y merluza capturadas por la flota gallega se pudren en Mauritania

Lucía Vidal REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

En la frontera entre Marruecos y Mauritania llegan a formarse colas de quince quilómetros
En la frontera entre Marruecos y Mauritania llegan a formarse colas de quince quilómetros

Los camiones que deben recoger la mercancía están bloqueados en la frontera. Ya han empezado a levantar tiendas de campaña

30 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Comezamos a estar nerviosos e de unllas». Y no es para menos. Los once barcos gallegos (de Ribeira, Marín y Muxía) que faenan en aguas mauritanas han vuelto a ser testigos de los devastadores efectos de un corte inexplicable. Un bloqueo en la frontera entre Mauritania y Marruecos que, semana sí y otra también, paraliza el tránsito normal entre ambos países. «O problema comezou en xaneiro, cando un grupo de persoas se apostou alí, impedindo o paso dos camións. Que quen é esa xente? Non o sabemos», asegura María José de Pazo, armadora de Marín y con intereses en el país africano. Una especie de tierra de nadie en la que se llegan a formar colas de hasta quince kilómetros.

Vehículos retenidos y conductores que, ante la desesperación y el paso de las horas, empiezan a levantar ya tiendas de campaña en la zona. Ni el pescado capturado y descargado en Nuadibú puede poner rumbo a su destino previo paso por Algeciras (Cádiz en el caso de la merluza y el puerto de Vigo, en el de la palometa) ni los buques reciben la intendencia necesaria para seguir haciendo su trabajo.  

Barcos parados o casi

«Desde aquí mandamos instrumentos de todo tipo e efectos navais. Redes, caixas, carnada para o cebo do palangre... O sistema loxístico está totalmente quebrado», se lamenta De Pazo. A estas alturas, y tras cuatro meses de continuos parones, no hay barco de fresco que no haya tenido que paralizar su actividad por alguna de estas circunstancias. «Ou están agardando a que chegue o camión a recoller o peixe ou nin tan sequera teñen caixas onde metelo. Outro atópase con que non ten carnada e, claro, non vai saír sen cebo», explica José Antonio González, presidente de Orpal (Organización de Palangreros de Ribeira).

La información que llega, a cuentagotas, es la que proviene de los propios transportistas, o de la tripulación de sus buques, porque «oficialmente non sabemos nada. Enviamos un escrito ao Ministerio de Pesca e mais a Exteriores. E nada -se queja María José-. Cada un di unha cousa diferente. Todo é moi confuso. Eu mando para aló un camión cos ollos pechados porque nin tan sequera sei se vai atopar a fronteira bloqueada». La inacción de la administración desespera a los armadores. «Téñense que dar conta de que é un problema grave. Pensan que se a fronteira está tres días pechada e ao cuarto abre a cousa está resolta, e non. Segue aí, latente». Y cada vez, dicen, es peor. 

Capturas al traste

La situación ha llegado hasta el punto de tener que destruir las capturas ante la imposibilidad de garantizar la frescura del producto. «Por barco son cincuenta mil euros que se tiran pola borda. E a iso hai que sumar gastos de transporte, despachos, inspeccións, taxas, estibadores, tripulación...», enumeran. El tiempo es un factor que juega en su contra. Y la burocracia no se lleva bien con las prisas. Cuando los tráiler llegan a Algeciras, deben pasar por un punto de inspección fronteriza, y después por Aduanas. «De súpeto, atópanse con centos de camións xuntos e non dan abasto. Ao mellor chegas pola mañá e dinche que ata a tarde non pasas o control». Entre gestión y gestión, la mercancía se deprecia a una velocidad de vértigo. «Cada día que está no camión deteriórase. Imaxínate, se un barco ten que facer unha media de tres euros ou tres con cincuenta, está facendo una media de 0,50 a un euro. Estase vendendo a menos da metade do prezo que debería ter», hace cuentas el presidente de Orpal. En los mercados locales, la escasez de oferta de estas dos especies ya se ha notado. «Xusto antes da Semana Santa-recuerda María José- non chegou nin un só camión de palometa a Galicia».

«Bruxelas desenténdese dicindo que non é un asunto pesqueiro, senón político»  

l. v.

Aunque el asunto del bloqueo en la franja situada entre Marruecos y Mauritania no estaba en el orden del día, los armadores gallegos que asistieron este lunes a Bruselas aprovecharon la cita para colar el problema en la primera reunión técnica para la renovación del acuerdo pesquero de la UE con Mauritania. «As autoridades pesqueiras europeas só nos din que é un asunto moi complicado, que é un tema político -afirma sorprendida De Pazo-. É unha zona na que ninguén parece estar lexitimado para actuar».  

Alternativa: Dajla

Un vacío de soluciones que los propios afectados han intentado compensar poniendo sobre la mesa una alternativa, de emergencia y con carácter temporal: «Sería algo extraordinario, mentres non se amaña a situación nese punto. Nós propoñemos que os barcos poidan saír de augas mauritanas e descargar no porto marroquí de Dajla». Claro que para que eso sea posible, la Comisión Europea tiene que negociar con Marruecos -parece que esta parte no supondría ningún escollo- y con Mauritania, quien no se muestra favorable a facilitar la salida de la flota. Y el proceso es largo y engorroso. «Se queres deixar augas mauritanas primeiro tes que liquidar as capturas, ingresar o importe no tesouro público mauritano e agardar por un documento que deben firmar ata sete persoas, ministro incluído. Ao mellor unha delas está de viaxe, outra reunida en Alxeria... Tivemos barcos agardando tres ou catro días por ese trámite», explica José Antonio González. Para agilizar el proceso, los armadores están dispuestos a poner un aval que garantice la liquidación de las capturas, «con tal de que as autoridades mauritanas estean tranquilas» a pesar de que «en máis de quince anos que levan traballando nesas augas os barcos de palangre e os arrastreiros xamais houbo ningún problema. Sempre tivemos unha conduta irreprochable». La opción de Dajla supone perder tiempo pero al menos les permitiría planificar: «Perderemos un día para ir a Marrocos e outro para volver a Mauritania, pero algo é algo», sentencia de Pazo.

De Bruselas se marchan sin obtener compromiso alguno. Y Marruecos y Mauritania se escudan en que es una zona que pertenece a ninguno de los dos países. «A solución, desde logo, non é deixar pasar os días».