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El besugo aprieta a la flota de Gran Sol

S. Serantes VIVEIRO / LA VOZ

SOMOS MAR

JOSE PARDO

Saltan las alarmas porque España consumió en un mes la mitad de su cuota anual

08 feb 2019 . Actualizado a las 19:39 h.

Armadores de Gran Sol barruntan el primer episodio de la tormenta perfecta que todas las flotas intentan capear este año. La prohibición de los descartes les impide devolver al mar especies sometidas a cuotas, con el 2020 como límite para adaptar las capturas de todas a la capacidad sostenible de los recursos. Ahora ya deben desembarcarlas, registrarlas y restarlas de sus posibilidades de pesca. Si agotan las de cualquier especie, se estrangularían y deberían amarrar. La primera borrasca por la obligación de desembarque la atisban en los caladeros comunitarios con el besugo. España ha agotado en un mes la mitad de su cuota anual de Pagellus bogaraveo, que en Galicia llaman ollomol. Sin opción de compensarlo con otras especies, podría obligar a amarrar a pesqueros en Gran Sol.

La amenaza de quedarse sin cupo de besugo se cierne sobre el sector, advertido de que debe cuidarlo porque se considera una especie sensible. Tanto escasea, que la cuota se ha reducido este año un 10% y la Unión Europea ha restringido su pesca a la accidental, prohibiendo la dirigida.

Duraron hasta agosto en el 2018

A España le duraron ocho meses las 38 toneladas que podía pescar en aguas comunitarias en el 2018, pero el año pasado no era una de las choke species y la flota siguió faenando porque pudo compensar las capturas accidentales de septiembre a diciembre. De las 27 toneladas de las que dispone este año en Gran Sol, ya se habrían consumido «más del 50 % por algunas unidades que están realizando pesca dirigida». Jesús Lourido, gerente de la Organización de Productores Pesqueros Puerto de Celeiro, alertó del riesgo de estrangulamiento cuando el sector debatió con la Secretaría de Pesca el reparto del besugo, del alfonsino (palometa roja macho) y del sable negro. 

El 3 % para sobrepesca

Con esas tres especies de aguas profundas, España intenta prevenir «problemas asociados a la obligación de desembarque». De ahí que en su propuesta -ahora en período de consulta- opte por retener el 3 % del total nacional para cubrir sobrepescas. Distribuye el resto «en función de la proporción de capturas desembarcadas en los últimos cuatro años».

Por lo que dicen desde Puerto de Celeiro, el besugo en Gran Sol necesita refuerzos. Aumentarlo parece en principio complicado, porque los otros países europeos tampoco están boyantes. Si el año pasado la UE marcó un límite de 117 toneladas de besugo de Fisterra hacia el norte, en este la rebaja a 105. La mayoría son para España, 84; el Reino Unido tiene 11, Francia 4 (a las que suma 10 que intercambia con España) e Irlanda, 3. Además, la flota española puede pescar otras 117 toneladas entre Fisterra y el Golfo de Cádiz, un 10 % menos que durante el 2018. ¿Se utilizarían parte de esas para cubrir las sobrepescas en Gran Sol?

Los topes de capturas se definen «en función del estado de conservación» de los recursos y de las descargas de los cuatro años anteriores. Todos «podrán ser revisados a lo largo del año, al alza o a la baja, en función de los consumos» nacionales. Aplicando esos criterios, la Secretaría de Pesca distribuye el 44 % del besugo - 27 de sus 81 toneladas-, entre los 85 barcos con licencia en aguas comunitarias. Casi 54 toneladas, el 66% del total, las destina a la flota de litoral, cerca de 4.800 embarcaciones en el Cantábrico Noroeste.

El reparto del alfonsino o palometa roja macho lo plantea a la inversa: de las 55 toneladas de España, a los barcos de Gran Sol les otorga 42 (el 76 %) y a la flota del caladero nacional, 13 toneladas, el 24 % del total. Y en cuanto al sable negro, la de litoral dispone de 91 kilos y la de aguas europeas, de 8.638. Para el conjunto de las embarcaciones, establece topes diarios: 150 kilos de besugo por barco y 80 de alfonsino. 

A 20 euros el kilo

Besugos y alfonsinos son dos peces de aguas profundas que voluntaria o accidentalmente pescan artes fijas como el palangre de fondo, la volanta de fondo o el rasco. Con capturas de la flota de litoral y la comunitaria, tanto de bandera española como de otros Estados, el ollomol movió el año pasado en las lonjas gallegas 2,24 millones de euros, por la venta de 111 toneladas. Sobre todo los de mejor tamaño, son muy apreciados y valorados. Datos de la plataforma Pescadegalicia.com también indican que en las lonjas gallegas se cotizó a una media de 20 euros el kilo durante el ejercicio pasado.