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Fernando Molina: «Algún 'pobre furtivo' cobró 8.000 euros en tres meses; no los gano yo»

e. abuín / j. romero REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Álvaro Ballesteros

El responsable del equipo de respuesta policial de la Policía Autonómica loa la labor de los veterinarios de Gardacostas, crucial para desmantelar la red de blanqueo de marisco

01 nov 2017 . Actualizado a las 16:26 h.

En medio de las calles (Entrerrúas) de Cabo de Cruz estaba el hilo que llevó al equipo de respuesta policial (Erpol) de la Policía Autonómica a desmantelar una red de blanqueo de marisco, que permitió poner en el mercado como legal toneladas y toneladas extraídas de forma ilícita de las autorizaciones administrativas de aquella cofradía, una de las más castigadas de Galicia por la lacra del furtivismo. Fernando Molina, máximo responsable del equipo equivalente a los antidisturbios de la Policía Nacional, admite: «Casi nos volvemos locos», pero, finalmente, con la ayuda de los técnicos veterinarios de Gardacostas, consumaron con éxito un golpe que se saldó con 27 detenidos, tanto en la banda de la extracción, furtivos puros y duros, como en la de la comercialización.

-¿Cómo se llega a Entrerrúas?

-Hace muchos meses, por una denuncia de la Cofradía de Cabo de Cruz. A raíz de eso, empezamos a seguir a los furtivos que extraían moluscos y los llevaban a una persona que vivía en las callejuelas de esa localidad. Una vez que tuvimos claro que compraba a los ilegales entramos con una orden de registro y descubrimos una depuradora ilegal en un local anexo a la vivienda. Se detuvo al propietario, se requisaron unos 300 kilos de almeja que había en dos piscinas y abundante documentación.

-Que es de suponer que les llevó a otra parte...

-A O Freixo. En esos papeles había una libreta que recogía que desde el 20 de marzo hasta julio, durante la primera parte de la operación, esta persona había realizado 1.030 operaciones, en las que había comprado casi 14 toneladas de marisco por las que pagó 58.000 euros, y anotaciones que precisaban que alguno de los furtivos había llegado a cobrar 7.000 y 8.000 euros. Para que luego digan «pobre furtivo». No los gano yo. Bueno, pues entre los documentos también había un albarán de una depuradora legal en O Freixo.

-¿Era la que daba apariencia legal a las capturas?

-Sí, pero el caso era cómo demostrarlo. Descubrir cómo camuflaba esos kilos para que llegasen al mercado. Lo primero que hicimos fue una inspección rutinaria en esa depuradora, donde vimos que el agua de las piscinas era marrón, tenía espuma, libros A y B... Al mismo tiempo, hicimos inspecciones también en restaurantes, en tiendas y otros establecimientos para dar con la fórmula de blanqueo, pero en destino no encontramos nada, por lo que desistimos de esa línea de investigación.

-¿De Entrerrúas a un callejón sin salida?

-Al no encontrar nada en destino, volvimos a mirar hacia el origen. Y ahí, los veterinarios descubrieron que el propietario de la depuradora ilegal de Cabo de Cruz tenía un parque de cultivo en Carril y lo que se hizo fue analizar la producción. Hay informes biológicos que determinan que la productividad mínima de un metro cuadrado de parque es de un kilo de almeja japónica y la máxima de 7. Pues resulta que este daba una media de 36 kilos por metro cuadrado. Así que una parte de lo comprado a los furtivos se blanqueaba en Carril. También encontramos documentos de registro de que iba a la depuradora de O Freixo, donde se blanqueaba. -¿Cómo lo hacían?

-Pues casi nos volvimos locos para saberlo. Seguimos a los responsables y estos nos llevaron a Teo, a una nave alquilada en la que los propietarios de la de O Freixo tenían una depuradora ilegal. Montamos uno operativo con veterinarios y cuando íbamos a actuar sorprendimos in fraganti al dueño de la depuradora ilegal de Cabo de Cruz con 80 kilos de marisco que iba a vender a esta gente. Después comprobamos los documentos de registro que acompañan la partida y resulta que el mismo número de lote se asignaba repetidamente a varias partidas. El mismo para 800 kilos. Había lotes que llevaban 40 días en el agua, en teoría la misma almeja. Ahí estaba la clave, al fin.

Los cargos: furtivismo, receptación, contra la salud pública y el medio ambiente

El jefe de la Erpol aclara que hubo inspecciones en varios restaurantes, pero no se encontró irregularidad alguna. Tenían todos los documentos en regla, así que lo más probable es que fuesen víctimas del engaño.

-¿Qué cargos se les imputa a los 27 detenidos?

-Las diligencias ya están en el juzgado, que será ahora el que decida. La mayor parte de los detenidos e investigados están imputados por furtivismo, otros por receptación y colaboración necesaria, y por delitos contra la salud pública y el medio ambiente. Contra la salud pública porque hemos documentado y entregado en Sanidad un amplio informe con fotografías de cómo estaban las piscinas, con el agua marrón y espuma blanca. Y contra el medio ambiente, porque en algún lugar tendrían que verter el agua de la depuradora ilegal de Teo, agua que captaban en el puerto de Rianxo y que llevaban hasta allí en cubas de mil litros.

-¿Qué ha supuesto Entrerrúas?

-Lo destacable de la operación es que ha permitido conocer lo que cobra un furtivo. Nunca antes se había dado con esa información. Y si un mariscador ilegal ganaba hasta 8.000 euros en tres meses, quién sabe cuánto ganaba el dueño de la depuradora ilegal que les pagaba.

-¿Quedan flecos?

-Esta parte está cerrada. Ahora falta por decidir qué hacer con la tonelada y media de marisco de cuatro patas que había en la cetárea en Teo, pero creo que eso interesa más a Montoro.