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La flota gallega denuncia en la UE que Mauritania da más ventajas a China

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

SOMOS MAR

SIMÓN BALVÍS

Exige mejores condiciones para trabajar allí y alternativas a la pérdida de Guinea Bisáu

08 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En Mauritania faenan cinco buques ribeirenses. Los de palangre se dedican a la pesca de la palometa; los arrastreros, a la merluza negra. Operan en el marco del acuerdo entre la UE y Nuakchot.

No fue fácil sellar el pacto en su momento. La UE hubo de comprometer una suma multimillonaria para garantizar su acceso al caladero en el que ahora faenan a trancas y barrancas. Lo denunciaron ayer ante el director general de acuerdos pesqueros de la UE, Christian Rambaud. «El precio del canon para faenar allí ha subido mucho y el precio de las capturas cae. Hoy comer merluza es mucho más barato que hace diez años», explicó la representante de la Organización de Productores de Pesca de Palangre (Orpal), María José de Pazo, que puso sobre la mesa una batería de demandas. En primer lugar, la de abaratar el precio de la licencia para los armadores, como ya se hizo con otras categorías de buques: «Otra alternativa es que se permita a los barcos procesar a bordo el pescado para poder ganar valor añadido en el mercado. No creo que sea tanto pedir», sugirió.

Entre las peticiones que se lanzaron a la Comisión Europea se coló la negociación con el Gobierno mauritano en torno a la producción y comercialización del aceite de pescado, una práctica que podría mejorar el margen de beneficio de los buques. También hubo tiempo para exponer las quejas en torno a los problemas de logística para descargar en los puertos mauritanos. Los buques hacen cola. «Se podría mejorar la agilidad en los desembarcos. Hay barcos de otras nacionalidades como la china que son numerosos y el tiempo de espera se ha hecho muy largo», denunció De Pazo, que manifestó su enfado por la discriminación que sufre la flota gallega respecto a la asiática. «Está totalmente discriminada. Siempre tienen ellos prioridad y no sabemos por qué», lamenta después de recordar el impacto positivo que tiene la presencia de las embarcaciones ribeirenses en el caladero norteafricano. «Los buques se dejan 60.000 euros semanales en víveres. Su actividad desarrolla allí mejoras en los talleres navales y de arreglo de equipos náuticos. Es una bola de nieve que crea puestos de trabajo».

Tampoco lo tendrán fácil los barcos cefalopoderos de Marín que, después de su expulsión de Mauritania, se pusieron a faenar en aguas de Guinea Bisáu. El acuerdo expira el 23 de noviembre: «Tendrán que irse de allí sí o sí», admitió el secretario general de Cepesca, Javier Garat, quien salió de la reunión con Rambaud «sin soluciones» y sin grandes esperanzas: «Nos dicen que no hay un clima político adecuado para llegar a un acuerdo razonable [...] Su Gobierno está intentando copiar a Mauritania y eso es imposible». La renovación del acuerdo con Marruecos va por mejor camino.