Patrocinado porPatrocinado por

Galicia, en alerta ante los peligros que entrañan las nuevas reglas de Bruselas

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

No disponible

Pretende implantar en el Cantábrico una malla de red con la que solo se pescaría agua

16 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo advirtió la conselleira de Mar hace escasas semanas: que la propuesta de reglamento de medidas técnicas que acaba de poner la Comisión Europea sobre la mesa iba a ser analizado «arte por arte y artigo por artigo». Porque de sobra conoce el sector y, de paso, la Administración, el peligro que tiene Bruselas cuando se pone a legislar en materia pesquera con recetas que valen para todos los caladeros comunitarios. Y cuando se trata de un documento que se mete en formas de trabajar, modos de hacer y zonas de faena, el riesgo sube de grados el nivel de alerta.

Esa revisión minuciosa que prometía Quintana ya ha arrancado. El miércoles pasado se constituyó en el seno del Consello Galego de Pesca un grupo de trabajo para analizar el reglamento de medidas técnicas. Tres días después, el equipo, que está coordinado por Torcuato Teixeira, secretario xeral de Pescagalicia, ya tiene un primer borrador con los peligros más clamorosos que ha detectado. Y todos ponen de relieve que Bruselas reincide en establecer normas generales que chocan con la realidad general de la actividad de la flota.

Por ejemplo, el Ejecutivo pretende garantizar que las capturas de especies marinas por debajo de la talla mínima no rebasen el 5 %. Eso, según el sector, no es realista en el caso de flotas como la del arrastre. Ya en el caso de la prohibición de descartes se advirtió a la Comisión que a los peces no se les puede poner señales de prohibido el paso. Y vuelve de nuevo a la carga al sugerir que no se permita la entrada en la red de más de un determinado porcentaje de pezqueñines. Porque la única forma de conseguir ese objetivo sería incrementando considerablemente la luz de malla, pero eso provocaría que las capturas de especies comerciales se redujeran hasta el punto de que la actividad dejaría de ser rentable para esa modalidad de pesca. Y que quedasen sin capturar todas las toneladas de gallo que la flota española tiene asignadas.

Malla demasiado amplia

Pero ese 5 % se quedaría en un mal menor si se concreta el mayor peligro que aprecia el sector en el reglamento: que trata de generalizar para el Cantábrico el uso de red de arrastre con malla de 100 milímetros, una abertura con la que, según Teixeira, «pouco máis se podería coller que auga». Teixeira apunta que esa decisión técnica no debería figurar en los principios generales del reglamento. Porque la regionalización con la que Bruselas se llena tanto la boca (legislar desde los Estados implicados) no puede dedicarse a «correxir eses principios xerais». Pero como aparece en el reglamento, desde Galicia ya apuntan que ese incremento de la luz de malla no es admisible y sugieren que se mantenga el estatus actual. Desde luego, las razones que en su día justificaron el uso de la malla de 70 en el Cantábrico -forma de trabajar, escasez de descartes, variedad de especies objetivo...- siguen vigentes y elevar el vano «es invitar a los buques a salir a pescar agua y abocarlos a su desaparición», exponen en sus consideraciones. Unas alegaciones que serán entregadas el próximo martes a los eurodiputados españoles para que las tengan en cuenta y hagan lobby en la reunión que ese día mantendrá la Comisión de Pesca de la Eurocámara.

Especies no cuotificadas

Otro peligro que aprecian está en la intención de obligar a adoptar medidas para reducir las capturas accesorias de especies no sometidas a cuota a aquellas flotas que capturen un volumen importante. La amenaza está en que tanto el palangre como el arrastre español pescan escachos, calamares, congrios, chocos, sanmartiños, meigas, mendos e, incluso, vieiras que no tienen cuota, pero lo de accesorias es un decir, puesto que, aunque no son la especie principal, contribuyen a que las empresas rentabilicen las mareas.

El arrastre intenta que se suprima o se modifique la veda de cuatro meses frente a A Coruña

Hace ya más de 15 años que la flota de arrastre se ve privada de faenar en una amplia zona entre A Coruña y Cedeira en los peores meses del invierno, de octubre a febrero. Fue un área que en su día se acotó para proteger un espacio en el que se concentraban juveniles. Pero eso fue hace más de tres lustros y «de acuerdo con los datos de capturas, la merluza apenas representa el 7 % de la pesca del arrastre del Cantábrico. Por eso, en las alegaciones plantean la derogación de esa veda o, en su defecto, que se modifique y se permita trabajar en esa zona a los barcos que usen malla de 70 o más milímetros y que sus capturas no hayan superado el año anterior el 8 % de las especies.

Profundidad para el enmalle

Otras de las medidas con la que no están de acuerdo es con la prohibición de emplear el arte de enmalle en fondos superiores a 600 metros, «teniendo en cuenta la batimetría del Cantábrico». Tampoco comulgan con que se obligue a adoptar medidas para mitigar posibles capturas de cetáceos en un área que ya quedó exenta porque se demostró a escasa presencia, cuando no la ausencia total de esos mamíferos marinos. Y lo mismo ocurre para reducir la muerte accidental de aves marinas. «Otra vez se nos intenta colar algo sin discusión, sin un análisis serio y comedido», apunta el grupo de trabajo.

No es la única picaresca que han detectado. También reprochan a Bruselas que, con el cuento de aumentar la talla mínima del besugo para el Mediterráneo, se extienda esa medida al Atlántico, donde no la había. O con la lubina, pues se pretende trasladar al Cantábrico una reducción aprobada para el área de Gran Sol.