Patrocinado porPatrocinado por

Siddharth Chakravarty: «Si Asia colabora, a la piratería en el Antártico le queda un año»

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

El capitán del «Sam Simon», en su barco, cuando interceptaron al «Kunlun» en la Antártida. Giacomo Giorgi
El capitán del «Sam Simon», en su barco, cuando interceptaron al «Kunlun» en la Antártida. Giacomo Giorgi Giacomo Giorgi

En los 4 meses que llevaban tras el «Thunder», el colíder de la campaña nunca imaginó un final en el que hundirían el barco para destruir pruebas

10 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras diez años trabajando en petroleros, Siddharth Chakravarty (India) decidió implicarse en la conservación de esos océanos en los que llevaba media vida navegando. En el 2011 envió un correo a la organización Sea Shepherd y diez días después estaba rumbo a Australia para convertirse en activista defendiendo el santuario ballenero del océano austral y evidenciando las incursiones ilícitas de la flota japonesa, patrullando el Mediterráneo para proteger el atún rojo o velando por los tiburones en el océano Pacífico. Toda esa experiencia lo han puesto al frente, con su homólogo del Bob Barker, Peter Hammarsted, de la operación Icefish, con la que la organización conservacionista quiere frenar el saqueo de merluza negra en la Antártida por parte de los pescadores piratas. Por ahora, esa ofensiva está siendo un éxito: dos barcos detenidos y un tercero, el Thunder, bajo 3.800 metros de columna de agua en el Atlántico.

-¿Donde se encontraba usted y el «Sam Simon» cuando el «Thunder» comenzó a hundirse?

-A unas 37 millas al norte del Thunder cuando recibí la alerta. A toda máquina, nos llevó tres horas alcanzar el lugar del incidente.

-¿Cómo supo del naufragio?

-Me informó primero el capitán del Bob Barker y seguidamente por centro de coordinación de rescate de la región.

-¿Cómo estaba la tripulación? ¿Llegó a hablar con ellos?

-La tripulación estaba compuesta por 30 indonesios, cuatro chilenos, cinco españoles y un portugués. Todos estaban en buen estado de salud. El capitán y los oficiales españoles no parecían muy contentos de estar a bordo, pero al resto de los tripulantes se los veía aliviados por haber salido del pesquero pirata. Hablé con cada uno de los tripulantes a través de traductores cuando subieron a bordo del Sam Simon.

-Parece ser que las reacciones de los tripulantes fueron muy distintas y que el capitán incluso aplaudió y celebró el hundimiento. ¿A qué cree que se debe eso?

-Estamos convencidos de que hundieron el barco a propósito. Llevaron a pique al pesquero para destruir pruebas, por tanto, el capitán, que debió haberlo planeado todo, estaba contento porque había cumplido con su cometido. Fue molesto verlo reír y aplaudir mientras al barco se lo tragaba el mar, como un asesino sintiéndose satisfecho tras deshacerse del arma homicida.

-¿Qué futuro les espera?

-Esperamos que el capitán y el patrón de pesca sean investigados y queden constatados sus crímenes. España tiene leyes dirigidas a castigar a sus nacionales por delitos cometidos fuera de sus aguas nacionales. Esas investigaciones ayudarán a seguir el rastro del armador del barco y a perseguir a todos los relacionados con esas actividades ilícitas.

-¿Cree que tienen pruebas suficientes para detener o castigar a los oficiales del «Thunder»? ¿Y a quién corresponde hacerlo?

-Sea Shepherd tiene pruebas que han sido recogidas a bordo del Thunder e intentaremos entregárselas en mano a la Interpol.

El capitán y los oficiales estaban en Santo Tomé y los interrogatorios deberían proporcionar más información y pruebas. Interpol, en colaboración con las autoridades locales, son los competentes para continuar la investigación.

-¿Esperaba este final? ¿Como se siente ahora?

-En estos cuatro meses de persecución nunca imaginé que hundirían el Thunder para destruir pruebas. Es el final más surrealista que podría tener esta campaña. Tengo un sabor agridulce y una mezcla de emociones contradictorias. Por un lado, tengo la obligación legal de responder a la llamada de socorro y, al mismo tiempo, tengo que garantizar la salud y seguridad de mi tripulación. Los pesqueros piratas han estado destruyendo los océanos durante años y ver hundirse a uno de ellos era casi gratificante, pero para alguien que vive en el mar, la visión de un barco hundiéndose siempre entristece. El capitán del barco pirata fue el primero que subí a bordo; evacuarlo y acogerlo en mi barco fue, sin duda, una experiencia interesante.

-¿Había cinco españoles, sabe si son gallegos?

-Puedo confirmar que algunos son gallegos.

-¿Sabe quién puede ser el armador del barco? ¿Es posible dar con su identidad?

-Creo que el armador es español. Pero la principal razón para hundir el barco fue el intento de ocultar el vínculo entre este barco y sus propietarios. La identidad del armador la conocen el capitán y el patrón de pesca, por eso es importante que sean investigados e interrogados.

-El «Thunder» hundido, el «Kunlun» detenido en Tailandia, el «Viking», apresado en Indonesia... ¿Y el resto de los «Seis bandidos»? ¿Dónde están?

-El Perlon, Yongding y el Songhua son los tres que faltan. Creemos que pronto recalarán en un puerto y correrán la misma suerte que los otros barcos. Se cree que el Yongding y el Songhua pertenecen a Vidal Armadores, de Ribeira, pero el del Perlon continúa siendo desconocido.

-¿Cree que la pesca ilegal en el Antártico está llegando a su fin?

-Si se encuentra a los otros tres barcos y los países del sureste de Asia continúan deteniendo e investigando los barcos que llevan a sus puertos, a la pesca pirata en la Antártida podría quedarle solo un año.

«Con la operación ?Sparrow?, España ha lanzado una seria advertencia»

Es probable que el Kunlun quede libre con solo una multa, pero para Chakravarty, lo que importa es que el barco lleva más de un mes retenido y eso denota la dedicación de las autoridades locales. Y lo más probable es que hayan recabado información correcta sobre el armador y los operadores.

-¿Qué le parece la operación «Sparrow», lanzada por España?

-Es una misión importante para hacer frente a la pesca ilegal. Con ese operativo tan audaz e innovador, y las nuevas leyes promulgadas para perseguir a los ciudadanos españoles involucrados en esa lacra, España ha lanzado una seria advertencia a los piratas.

-¿Qué cree que es necesario para poner fin a la piratería?

-Tres cosas: en vigilancia marítima, más barcos de guardacostas y patrulleros vigilando los pesqueros y los caladeros; en cooperación internacional, que se coordinen Estados de bandera, Estados de puerto y varios ministerios internacionalmente, y coordinación transfronteriza internacional: Interpol y los cuerpos de seguridad nacionales deben trabajar juntos.

-¿La comunidad internacional está haciendo bastantes esfuerzos para erradicar la lacra?

-Con la nueva implicación de la Interpol en las actividades de pesca ilegal, hay definitivamente una gran oleada de cooperación y ayuda para acabar con la piratería.

-¿Qué parte del éxito en la lucha contra la pesca ilegal corresponde a Sea Shepherd? ¿Y a Sid Chakravarty?

-Durante los últimos 10 años, hemos visto que los piratas actuaban con impunidad. El caso empezó a tener eco mundial cuando el Thunder fue localizado el 17 de diciembre del 2014. Creemos que nuestro trabajo y la tenacidad en su persecución puso el listón muy alto y ha revelado la necesidad de reforzar la vigilancia en alta mar. Esto ha calado en los Gobiernos, que han tomado medidas para detener a otros buques. Nuestra colaboración con Interpol ha tendido puentes de cooperación y dado un gran impulso a la sección de la Interpol contra los delitos ambientales. Como capitán del Sam Simon, empecé la investigación sobre el Thunder, trabajando con Interpol en Mauricio, a la que entregué pruebas -la red de pesca- para llevarlo ante la Justicia. La persecución del Bob Barker ha dejado al Thunder fuera de combate. Creo que el capitán Hammarstedt y yo hemos logrado poner fin a la carrera del buque pirata más destructivo de la Antártida.