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El cambio climático lleva la agricultura al bosque boreal

María Cedrón CANADÁ

SOSTENIBILIDAD

Tres investigadores supervisan los cultivos que han logrado crecer en esta parte de la Península de Labrador
Tres investigadores supervisan los cultivos que han logrado crecer en esta parte de la Península de Labrador Universidad de Waterloo

Investigadores de la Universidad de Waterloo, en Canadá, buscan cómo mantener la fertilidad del suelo en esas zonas del norte del país para garantizar la soberanía alimentaria, minimizando la deforestación

06 dic 2023 . Actualizado a las 13:21 h.

Es finales de octubre, pero al norte del estuario del río San Lorenzo las temperaturas recuerdan días de principios de septiembre. En Canadá, los efectos del cambio climático preocupan. Y mucho. Sobre todo porque se predice que el lugar en el que cultivaremos nuestros alimentos tendrá que irse desplazando hacia el norte porque el aumento de las temperaturas no permitirá crecer los cultivos cerca del ecuador. En Terranova y Labrador, la inseguridad alimentaria y cambio climático han llevado a sus gobiernos a fomentar la agricultura en zonas donde hasta ahora no se podía practicar.

El problema es que trasladar los cultivos al norte, al bosque boreal, no es tan sencillo. Ese es el desafío al que tratan de dar respuesta investigadores de la Universidad de Waterloo, en colaboración con la Memorial University, a través del proyecto BioSoil North: Soluciones locales para la resiliencia de la salud del suelo y la mitigación de gases de efecto invernadero. La iniciativa puesta en marcha el pasado mes de abril en tres puntos diferentes de Happy Valley-Goose Bay en la Península de Labrador, trata de buscar una fórmula para poder cultivar alimentos en regiones subárticas de una forma más sostenible, garantizando la soberanía alimentaria de las comunidades que las habitan, además de contribuir a la economía local. Todo ello causando el menor impacto en los bosques.

Cultivos de avena y guisantes en una de las parcelas experimentales
Cultivos de avena y guisantes en una de las parcelas experimentales Universidad de Waterloo

Maren Oelbermann, profesora de la Facultad de Medio Ambiente y codirectora del proyecto, explica que lo que se está viendo en esa parte de Labrador es que «los patrones de precipitación son menos predecibles, pronosticándose más lluvias en otoño. Al mismo tiempo, las temperaturas de primavera y otoño han aumentado, lo que ha extendido la temporada de crecimiento agrícola».

Avena y guisantes

Lo que se podría producir en esas zonas, donde el acceso a los alimentos depende mayoritariamente de la importación, son hortalizas como patatas o zanahorias, forraje para el ganado o ganadería a pequeña escala. «Hay varias granjas en funcionamiento en Happy Valley Goose Bay que producen principalmente hortalizas para consumo local.», dice Maren Oelbermann.

En las parcelas donde se está experimentando se está probando el cultivo de avena y guisantes, de los que ya se ha obtenido una primera cosecha. Ahora están tomando muestras del suelo para ver el impacto de la agricultura y buscar cómo mantener su fertilidad más tiempo.

La cuestión es que el bosque boreal es dominante en ese territorio y para poder sembrar alimentos hay que convertir parte de ese bosque en tierra de cultivo. Minimizar el impacto de esa conversión de tierras en el bosque boreal es el gran reto: «Dado que los suelos de los bosques boreales son inherentemente infértiles para los cultivos agrícolas, no pueden sustentar la producción agrícola a largo plazo. El objetivo de nuestro estudio es evitar el enfoque tradicional en el que la tierra se convierte de bosque a agricultura y, una vez que el suelo ya no puede soportar la producción de cultivos, se convierte más bosque en tierra agrícola. Esto ha sucedido aquí y es, en menor escala, similar a lo que está sucediendo en la Amazonía», explica Maren.

Para que eso no ocurra, en el estudio tratan de analizar formas con las que se pueda aumentar y mantener la fertilidad del suelo a largo plazo y de ese modo, como añade, «evitar una mayor deforestación y conversión de tierras de bosques a agricultura. Esto también contribuye al secuestro de carbono y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero; rompiendo así el ciclo de retroalimentación positiva de la conversión de tierras y el cambio climático en los ambientes del norte».

Para mantener la fertilidad del suelo, controlando también su acidez, están experimentando con tratamientos como los retos de la industria pesquera o forestal. Del biocarbón a desechos de pescado, camarón y cal. Además, como dice la investigadora, «la biomasa cultivada en granjas se puede trasladar a áreas que producen cultivos agrícolas. Este trabajo nos permite evaluar qué tipo de remedio del suelo permite mantener una mayor fertilidad y productividad de los cultivos, al mismo tiempo que aumenta el secuestro de carbono y disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero».