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Del Plumero de la Pampa a la avispa velutina, ¿por qué hay que combatirlas?

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SOSTENIBILIDAD

MARTINA MISER

Las especies exóticas invasoras son la segunda mayor causa de pérdida de biodiversidad. Su eliminación es fundamental para restaurar el entorno como establece la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad

19 may 2023 . Actualizado a las 09:55 h.

No fue algo premeditado. Pero cuando en la década de los 50 del siglo pasado los jardines españoles comenzaron a introducir la Cortaderia selloana o plumero de la Pampa abrieron la puerta a una especie propia de Sudamérica que se ha convertido en una auténtica plaga en toda la Península, pero especialmente en el norte de España. El Gobierno ha pasado de usarla como planta ornamental en las autopistas a declararle la guerra después de haberla incluído en el 2013 en el catálogo de especies exóticas invasoras. No sabían lo que estaban haciendo, como tampoco lo sabían cuando otras plantas como la Opuntia, la Fallopia japonica, la Oxalis pes­caprae o la Hedychium gardnerianum (jengibre hawaino) llegaron a los jardines de toda España y luego comenzaron a reproducirse por campos o bosques. El jengibre hawaiano hasta ha tomado los eucaliptales. Más peligroso que todo eso fue la llegada de la avispa velutina desde el sudeste asiático. Este insecto es uno de los principales depredadores de las abejas, atacadas también por la plaga de la varroa. Y ya se sabe que las abejas son fundamentales para la vida porque de ellas depende la polinización de buena parte de las plantas que dan alimento al ser humano o a los animales. 

De ahí que frenar el avance de estas especies es fundamental para preservar la biodiversidad de los ecosistemas, algo que establece la Estrategia  de la UE sobre la Biodiversidad, un plan que está estrictamente ligado con la Estrategia de la Granja a la Mesa, dirigido a ofrecer alimentos saludables y sostenibles. No es ajena a ello tampoco la política agraria común (PAC), una política que apoya a los agricultores no solo para que produzcan alimentos sanos o asequibles, también para que los produzcan protegiendo la biodiversidad en España. Porque de ella depende del mantenimiento de la producción agrícola sostenible y cuidadosa con el medio ambiente. 

La cruzada a las especies exóticas va en línea con ello porque, como se explica en un estudio realizado por el Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural (IBADER), las especies exóticas son el segundo de los factores que mayor incidencia tienen en la pérdida de biodiversidad y también en la reducción de la capacidad de ofrecer servicios por parte de los ecosistemas.  Además, la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad indica que es preciso recuperar los ecosistemas degradados en toda la UE mediante una serie de actuaciones como la reducción del uso de plaguicidas o la plantación de unos 3.000 millones de árboles en toda la UE. Eliminar las especies invasoras contribuye a ello de una forma indirecta. La razón es que de ese modo se trata de proteger a las especies autóctonas con mayor capacidad de adaptación al medio. También protege de ellas a plantas que interactúan o contribuyen a mejorar la calidad del suelo. 

Pero no solo son plantas o la temida velutina las especies llegadas de otras latitudes que han colonizado el territorio peninsular. Hay hongos como el Phytophthora alni, culpable de matar a los alisos; el nematodo del pino, que entró en el norte desde Portugal; el picudo rojo, que está arrasando las palmeras; la polilla guatemalteca que ataca a las patatas o el gorgojo australiano. Pero esos son solo unos pocos ejemplos de todas las especies que han llegado de fuera pero que no deben de echar raíces.