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¿Por qué el campo ha ganado las elecciones regionales en Países Bajos?

María Cedrón REDACCIÓN

SOSTENIBILIDAD

Imagen de una protesta organizada a principios de este mes contra las medidas medioambientales del Gobierno
Imagen de una protesta organizada a principios de este mes contra las medidas medioambientales del Gobierno ROBIN UTRECHT | EFE

El temor a que el plan medioambiental del Gobierno cercene el sector primario del segundo exportador mundial de productos agrícolas da la victoria al BBB

18 mar 2023 . Actualizado a las 17:10 h.

Un amplio mosaico que combina pequeñas parcelas cultivadas con otras que brillan con el sol. Ese es el paisaje que se observa desde el aire antes de aterrizar en el aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam. También es lo que explica por qué los Países Bajos, con una superficie 270 veces menor que la de Estados Unidos, es el segundo exportador mundial en valor de productos agrícolas por detrás de ese país norteamericano y por qué el Movimiento Campesino Ciudadano (BBB) capitaneado por Caroline van der Plas ha arrasado en las elecciones locales y regionales neerlandesas, determinantes a la hora de elegir a los miembros del Senado, donde podría tener 17 escaños. Pero parece que eso es algo en lo que no se fijó el líder del Partido Popular por la Libertad y la Democracia y primer ministro, Mark Rutte, cuando su gobierno de coalición de centroderecha dio a conocer en junio del año pasado las nuevas medidas de reducción de emisiones dirigidas a la industria agrícola. En línea con el paquete de propuestas lanzadas en el 2019 para reducir las emisiones en un 50% en el horizonte del 2030 que ya habían sacado a la calle a los agricultores y ganaderos, el Ejecutivo neerlandés pretende ahora que desaparezcan en torno a un 30% de las explotaciones lácteas y porcinas, además de que las granjas ubicadas junto a reservas naturales deban reducir en un 70 % la producción de nitrógeno.

No hubo que esperar mucho desde el anuncio de ese nuevo paquete de acciones para que los tractores volvieran a tomar las autopistas, ni tampoco para que en esos campos que se observan desde el aire comenzaran a florecer carteles con el lema «sin granjeros, no hay comida». También es probable que haya ido creciendo entre los neerlandeses el temor a que las políticas de la coalición desangren un sector primario que, para mantener su volumen de producción con tan escasa superficie, no tiene más remedio que seguir ese modelo intensivo que se adivina desde el aire. De ahí que este partido de agricultores y ganaderos, fundado en el 2019 para proyectar la voz del sector en el ruedo político, haya puesto contra las cuerdas al Gobierno de coalición.

Porque Caroline van der Plas maneja el discurso para no fallar en sus disparos. No está en contra de proteger el medio ambiente, pero no pretende cerrar granjas, habla de hacerlas más eficientes usando la tecnología: «Los coches eran muy contaminantes, pero se tuvo la oportunidad de hacerlos menos contaminantes con innovación. Eso es lo que queremos», dijo alguna vez. Además, parece haber repasado bien la historia de un país que tras sufrir la última hambruna de occidente en la II Guerra Mundial se encargó de forjar un sector primario fuerte para no volver a pasar hambre.