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Legumbres, pioneras en la recuperación de suelos para conservar la biodiversidad

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La rotación de cultivos con especies mejorantes, entre las que están este tipo de vegetales, es uno de los ecoesquemas de la nueva política agraria común

15 dic 2022 . Actualizado a las 14:24 h.

Proteger ecosistemas y recuperar aquellos que han sufrido los efectos de actividades como la agricultura intensiva, el monocultivo, el uso en exceso de fertilizates o la eliminación de cubiertas vegetales son unas de las grandes causas de esa lucha abierta en el marco de la Estrategia Europea de Biodiversidad para 2030. La primera batalla de esa contienda es la restauración de suelos, una función para la que las legumbres son agentes perfectos, como han mostrado a lo largo de los años. Sobre todo porque son capaces de crecer en suelos con una escasa fertilidad. No es de extrañar, por tanto, que la rotación de cultivos en superficies dedicadas a la producción de cereales como el maíz o el trigo con especies mejorantes como el trébol o los guisantes sea uno de los nuevos ecoesquemas de la nueva política agraria común (PAC).  

Las leguminosas son, por tanto, unas pioneras en la recuperación de suelos porque le aportan nitrógeno procedente de la atmósfera. ¿Cómo lo hacen? Mediante un proceso conocido como fijación biológica, realizado por un escuadrón de bacterias diazotrofas. Un estudio realizado en el 2016 por Antonio Castelano Hinojosa y Valentín Contreras Medrano, del departamento de Microbiología del Suelo y Sistemas Simbióticos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Granada, sobre el uso de plantas leguminosas en restauración mediambiental explica que «las leguminosas son únicas entre los seres vivos porque, junto con las actinorrícicas, son las únicas plantas superiores, a excepción de parasponia, que tienen la capacidad de formar simbiosis mutualistas con bacterias del suelo a las que se conoce como rizobios». Este equipo de investigadores añade que «a consecuencia de la simbiosis, las bacterias forman en las raíces (a veces también en tallos u hojas) de las leguminosas unos nódulos dentro de los que los rizobios se transforman en células especializadas, los bacteroides, que manipulan la nitrogenasa, que es la enzima responsable de reducir el dinitrógeno atmosférico a amonio. Luego este amonio se incorpora a los productos hidrocarbonados procedentes de la fotosíntesis de la planta para formar aminoácidos, proteínas u otros compuestos nitrogenados que se utilizarán para el crecimiento y desarrollo vegetal».

Pero más allá de esa explicación tan técnica, lo que saben los agricultores es que cuando después de una cosecha de maíz plantan trébol, el suelo mejora y no merma en productividad para campañas posteriores.

Pero cuántas leguminosas pueden encontrar para ir combinando con el cultivo de cereales. Pues muchas. Las leguminosas están divididas en 750 géneros y más ed 20.000 especies. Pero el decreto relativo a la aplicación de la nueva política agraria común detalla las leguminosas que pueden usarse como especies mejorantes. Ahí mete a los guisantes, las habas, los altramuces verdes, la veza, yeros, algarrobas, titarros, alholva, alberjón, alfalfa, esparceta, zulla, judía, caupí,frijol de carilla, garbanzo, lenteja, crotolaria, cacahuete, trébol blanco enano o trébol violeta.