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El ahorro del agua en el rural pontevedrés: cuando quien lee tu contador es tu vecino

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTE CALDELAS / LA VOZ

SOSTENIBILIDAD

Parte de la directiva de la comunidad de usuarios de aguas de Anceu, en Ponte Caldelas, en su depósito principal
Parte de la directiva de la comunidad de usuarios de aguas de Anceu, en Ponte Caldelas, en su depósito principal MARÍA ARAGÓN

En Anceu, la vigilancia del depósito se hace por Internet con el móvil y el infractor paga una multa

23 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El agua es un bien cada vez más escaso. En las villas, es fácil capear la carestía, pero en el rural pontevedrés sequías prolongadas como la actual requieren de comunidades de usuarios de aguas como la de Anceu, en Ponte Caldelas, una permanente supervisión, no solo en el estío.

Casiano Rey es el presidente de la traída de Anceu, y forma equipo con un grupo de vecinos: Rosario García, Olga Aranda, Miguel Díaz, José Piñeiro y Rogelio Pérez. Velan por un uso responsable del agua común que abastece a 107 viviendas. «Nos repartimos el trabajo por lista y vamos haciendo la lectura de contadores casa por casa», explica Olga. La frecuencia de esta revisión se hace «según lo que nos diga el depósito», añade.

Es esta directiva la que se ocupa de examinar el funcionamiento del depósito, comprobar la red de tuberías, vigilar el nivel de los cinco manantiales del monte Catadoiro que gestionan y buscar solución a los problemas.

En todas las casas existe una copia del reglamento de esta comunidad de aguas, aprobado por los vecinos en asamblea. Fija un cupo por persona y casa, y determina cómo debe actuarse en caso de infracción.

Desde el 31 de mayo se imponen una serie de restricciones para el ahorro de agua, porque la segunda quincena de agosto y primera de septiembre es la época más sensible, mientras el consumo se dispara. En el verano, el agua común no se puede usar para regar ni para rellenar piscinas.

La directiva aprovecha las ventajas de la tecnología moderna. «Tenemos el depósito conectado al móvil y desde casa podemos ver si de noche se usó agua, o cuándo se usó, si fue una rotura o sospechamos que alguien estuvo regando», comenta Olga. Entonces, «rápidamente nos vamos a enterar porque tenemos el consumo por horas», incide.

Gestión racional del recurso

Si es una avería se subsana. En caso de un consumo irregular por algún vecino, se le avisa por escrito. A un segundo apercibimiento se le acompaña de una sanción económica. A un tercero, se aumenta la multa. En pocas ocasiones tienen que llegar a este extremo, porque la mayoría de la gente cumple, pero no bajan la guardia para asegurarse de que el agua no se dilapida en rellenar piscinas o en riegos indebidos.

La directiva agradece el apoyo de los usuarios. «Incluso tenemos vecinos que tienen dentro de la cisterna del váter botellas o algo para que haga media carga. Está la gente muy concienciada. También hay quienes no, pero son los menos», destaca Olga.

Las infracciones de la norma se detectan a través de los contadores de cada vivienda, aunque matizan que en la mayoría de las casas no se agota el cupo, que sirve de complemento a sus pozos particulares. Sobre los que abusan hay cosas que dan pistas. Si en una casa no hay pozo y, sin embargo, la huerta está verde, ya se sabe de dónde viene el agua porque «no la van a comprar para regar».

¿Cómo riegan entonces las huertas de sus viviendas? «Los que tenemos pozo privado lo usamos», explica Rosario. Nunca con el agua comunitaria. Hay bastantes que cierran su conexión con la traída si sus pozos tiran bien del agua, reduciendo el consumo general y favoreciendo a los que no tienen esa ventaja. Casiano indica que, de hecho, es raro que se cubra el cupo asignado por vivienda.

Anceu dispone de un depósito principal, construido por el Concello en su día, y de uno más viejo, que actúa como reserva. Augas de Galicia autorizó en su momento los dos pozos de barrena. Olga Aranda explica que el primero, de 40 metros, está seco. El segundo, de 110, tiene agua casi todo el año, pero es necesario ejecutar otro para abastecer bien la aldea.

Maraña burocrática

Aquí topan con la burocracia. Del Concello señalan que cumplen con todas sus peticiones, incluido hacer acopio de agua con un camión cisterna cuando no tienen suministro propio.

Otro cantar son Augas y Sanidade. Legalizar sus primeros pozos les llevó dos años de papeleos y gestiones. Ahora ya llevan otros dos años de tramitación para intentar conseguir el que les hace falta, pero es un proceso farragoso y costoso, cuya lentitud frustra su meticulosa planificación.