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Alertan de la caída de la actividad emprendedora en el sector primario

Lúa Rodríguez / R. N. OURENSE / LA VOZ

SOSTENIBILIDAD

Alberto Vaquero, Marisol Nóvoa y Montserrat Cruz en la presentación de un estudio sobre emprendimiento en el rural
Alberto Vaquero, Marisol Nóvoa y Montserrat Cruz en la presentación de un estudio sobre emprendimiento en el rural Cedida

EUn estudio de la Universidad de Vigo analiza las nuevas actividades económicas en las zonas rurales

07 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La Confederación Empresarial de Ourense (CEO) acogió este miércoles la presentación del informe El emprendimiento rural: situación actual y perspectivas de futuro. El encargado de explicar los detalles de este trabajo fue Alberto Vaquero, profesor de la Universidad de Vigo y miembro de los grupos investigadores GEN Uvigo y GEM Galicia.

En el ámbito rural, las características de la actividad emprendedora son claras. En España, según constataron los investigadores, hay una cierta tendencia a emprender en solitario. Los negocios suelen ser de un tamaño muy pequeño, por lo que no suelen contar con personas asalariadas. El grado de innovación es reducido y operan en mercados locales o nacionales.«Hay un microtejido empresarial que lucha por emprender en el rural», detalló Vaquero. Destacan los negocios orientados al consumo. También tienen una fuerte presencia las actividades del sector primario, aunque se ha reducido en los últimos años de forma alarmante. Esto se debe, en opinión del experto, a la situación que están atravesando las explotaciones agrarias por el envejecimiento de los titulares y la falta de relevo generacional. También viene provocado por la baja rentabilidad.

Otra cuestión que se destaca en el informe es el efecto de la pandemia en el mercado laboral. La mayoría de personas emprendedoras en el rural consideran que durante el año 2021 fue más complicado abrir un negocio que en el 2020. «Se pone en evidencia la huella que dejó el impacto del covid-19», aseguró Vaquero. Aún así, muchas actividades preveían un crecimiento más positivo en el 2021 que en el año anterior. De todos modos, sigue habiendo una fuerte desventaja frente a los entornos urbanos: «Las oportunidades y la factibilidad de emprender son vistas más positivamente en la ciudad». 

El principal problema para el emprendimiento rural, según las conclusiones del estudio, es la falta de infraestructuras y servicios. «Sigue siendo un mercado complicado porque es difícil y limitado», explicó Vaquero. También son necesarias una buena conexión a internet y comunicaciones adecuadas, tal y como destacó la presidenta de la CEO, Marisol Nóvoa, que acompañó a Vaquero en la presentación del informe. La patronal ourensana desarrolla diferentes acciones encaminadas a dinamizar la actividad económica en estas zonas.

El miedo a fracasar es otro de los grandes factores que desaniman a la hora de emprender en el rural. Más de la mitad de la población cree que no hay oportunidades o que no es factible abrir un negocio en un pueblo. Para combatirlo, Vaquero recomienda no penalizar al emprendedor porque «fracasar no es malo». Esta realidad, además, va ligada a los estereotipos que siguen estando presentes en torno al rural. Así, por ejemplo, está establecida la idea de que la carrera profesional de las mujeres se vincula al ámbito urbano mayoritariamente. A pesar de esta brecha de género, cada vez hay más emprendedoras que se lanzan a abrir su propia empresa en el rural. Un 11 % tienen intención de hacerlo en los próximos meses o están promoviendo ya alguna iniciativa nueva, según los datos aportados por el estudio. Vaquero recomienda que se den a conocer experiencias reales del emprendimiento para acabar con estos estereotipos.

Los datos extraídos del informe señalan como el principal motivo para emprender la posibilidad de generar una alternativa laboral para, de ese modo, no abandonar el entorno vital. Respecto a la puesta en marcha de estos negocios, en el rural hay una cierta dependencia de los recursos propios y se evita pedir préstamos a los bancos. Es importante, según los expertos de la Universidad de Vigo, potenciar fuentes de financiación específicas para comarcas rurales y aprovechar los fondos europeos ya que esto permitirá facilitar el desarrollo territorial. Además, Vaquero propone que se fomenten políticas públicas que incentiven a la gente joven para emprender en las zonas rurales.

La edad media de quienes deciden crear su propia empresa fuera de las ciudades son los 38 años, aunque la pandemia ha provocado que el 30 % de las actividades nuevas vengan de la mano de menores de 35. «Reconectar a la juventud con el territorio es básico para fijar población», recordó Vaquero. También se está detectando una mayor presencia de emprendimientos que se llevan a cabo con estudios universitarios. Esta tendencia implica «una mejor preparación a futuro del colectivo emprendedor rural», explicó el economista.

Esta investigación surge de la publicación «Actividad emprendedora en el medio rural», realizada por la Red GEM España-Observatorio del Emprendimiento. El informe recoge un análisis de las características de la actividad emprendedora en municipios rurales con menos de 5.000 habitantes y analiza la situación con datos de la Red GEM del 2019 al 2021. El equipo que ha llevado a cabo las investigaciones está formado por especialistas de las universidades de Cantabria, Jaén, León, Miguel Herández y Extremadura, además de la de Vigo.