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Estiman que la caza deja en los montes gallegos unas 25 toneladas de plomo al año

Somos Agro REDACCIÓN

SOSTENIBILIDAD

OSCAR CELA

La Fundación Franz Weber apoya la idea de eliminar el uso de munición hecha con ese metal pesado como propone el Plan Estratégico de Patrimonio Natural y la Biodiversidad 2030

13 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Plan Estratégico de Patrimonio Natural y la Biodiversidad 2030 que prepara el Ministerio de Transición Ecológica pretende eliminar el uso de la munición de plomo en la caza. Aunque desde los colectivos de cazadores creen que la idea es precipitada mientras no se les dé una alternativa con las mismas características de seguridad y eficiencia, el objetivo de erradicar su uso responde a una vieja reivindicación de colectivos ecologistas como la Fundación Franz Weber que hace ya unos años promovió un aproposición no de ley para eliminar las balas de plomo. Ahora ese mismo colectivo calcula que la caza deja en los montes gallegos cada año unas 25 toneladas de plomo, un metal pesado que, como dicen, «afecta a los recursos hídricos, a los animales e incluso a las personas a través del consumo de su carne, cuya ingesta desaconseja la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición». 

Además explican que aunque «es complejo ofrecer una cantidad real,  cada cazador vierte, por temporada, cerca de 1 kilogramo de plomo, que correspondería a una media de 30 disparos con diferentes gramajes de municiones. Atendiendo al número de licencias, 37.007 en el  2021, si al menos el 70% participa de forma activa, serían unas 25 toneladas de munición». 

Desde la Fundación también apuntan que el uso «de este componente altamente contaminante está permitido incluso en zonas protegidas, como la Reserva de la Biosfera de Ribeira Sacra-Oribio-O Courel o en los Parques Naturales, como las Fragas do Eume, posibilitando vertidos de plomo constantes gracias a las batidas para matar zorros, corzos, conejos o jabalíes». Además recuerdan que el «único antecedente de veto explícito fue en el 2008, cuando el Gobierno central requirió la prohibición por las consecuencias nocivas en las zonas de agua que rodean la Illa da Toxa antes de uno de los contados "campeonatos" de tiro al pichón». 

Por ello la oenegé apoya la prohibición del uso de plomo en la caza, una medida que ya han adoptado países como Países Bajos o Dinamarca. «Las decisiones de estos dos países coinciden con la advertencia de la ECHA, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas, recomendando medidas restrictivas por los efectos nocivos que pueda provocar este tipo de munición una vez expulsada».