Patrocinado porPatrocinado por

«El lobo paga muchos problemas del monte en los que no tiene nada que ver»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

SOSTENIBILIDAD

Vertidos incontrolados a las rías, basura arrojada en cualquier lugar e incluso robos de ganado son parte de la batalla diaria de los agentes del Seprona

20 feb 2022 . Actualizado a las 11:27 h.

Un total de 17 concellos, que van de Ribeira a Santa Comba y llegan a Dumbría. Todos, con sus miles de metros cuadrados, son la oficina del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Noia. Especializados en delitos medioambientales, sus agentes reconocen que se han dado pasos en pro de una cultura más verde. Eso sí, afirman que queda trabajo por hacer. Y no es sencillo. Quedamos con ellos al pie de la santa de Moldes, en la frontera entre Ribeira y A Pobra, para hacer una batida por A Curota, y antes de comenzar ya tienen que detenerse, tomar fotos y comenzar diligencias. No hay un momento de respiro.

En una finca anexa al cruceiro se encuentran con un vertedero incontrolado, uno de las decenas que se topan cada año en los montes, playas o cualquier otro espacio natural de la comarca. En este caso son cristales, seguramente de una casa que está en reformas y a la que han puesto ventanas nuevas. ¿Las viejas? Fácil, para el monte. «El punto limpio normalmente es gratuito para particulares, pero si por ejemplo vendes lavadoras, tienes que pagar, y algunos prefieren no hacerlo. En este caso, me imagino que será lo mismo», explica el responsable del cuerpo, José Pérez Rojo, el cabo Rojo, nombre tan temido por algunos como respetado por la mayoría de personas que conocen el statu quo del medio ambiente barbanzano.

«Este es uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos, y además no tiene una solución sencilla. Existe una ley de residuos que es clara, y cuyas multas son altas, pero tienes que pillarlos en el momento, sino es imposible», destaca Rojo. A los vertederos incontrolados hay que sumar los vertidos a las rías, tanto a la de Arousa como a la de Muros-Noia: «Se construyeron miles de depuradoras, la mayoría pequeñas para núcleos pequeños de población, pero hay que ver si también se están haciendo las tareas de mantenimiento adecuadas y si realmente están filtrando lo que se manda al mar».

Esos son sus grandes caballos de batalla, pero no los únicos. Famosa es también la interminable guerra entre el lobo y los ganadores y, de paso, los cazadores furtivos. «Hay lobo, seguro, porque hay avistamientos, pero no podría decir cuántos quedan en la sierra No hay un censo claro, pero eso sí, el lobo paga muchos problemas del monte en los que no tiene nada que ver».

Cebos ilegales

También reconoce que, al igual que el canis lupus ronda los montes bajos, se sospecha de que han intentado cazar ejemplares de manera ilegal. Hace unos meses, aparecieron perros muertos en la zona de Oza-Cesuras, e incluso se hicieron batidas por el monte para hallar cebos envenenados, aunque sin éxito.

Sorprendente fue un caso de robo de ganado mostrenco en el monte barbanzano, que el Seprona logró resolver partiendo de una simple fotografía de un becerro. Es ahí donde se demuestra el amor y pasión por la naturaleza del equipo del Seprona de Noia. «Cuando nacen dos becerros suelen tener rasgos en común, y aquellos no tenían ninguno», afirma Rojo. Fue así que se abrió un atestado que finalizó con pruebas genéticas que confirmaron que ese animal había sido robado a otro ganadero.

Desde el equipo de la Guardia Civil reconocen la problemática con el cerdo salvaje: «No tiene un depredador natural y es complicado controlarlo. El lobo no lo es, porque es inteligente, sabe que el jabalí se le rebota y no lo ataca. El lobo va a por un potro, un becerro, de ahí que el jabalí críe tanto».

Sobre los daños que causa este mamífero, destaca que se centran más en las zonas de Santa Comba y Mazaricos, donde causan verdaderos estragos: «Imagínate que gastas 20.000 euros en una cosecha y te lleva la mitad».

Parque natural

En cuanto a delitos contra la flora y la fauna, cita a un grupo de furtivos desarticulado en el parque natural de Corrubedo: «No hay plan de explotación y sí, hay mucho berberecho». En ese mismo entorno se encontraron con ataques a los nidos de píllara, de los que encontraron al presunto autor: «Utilizamos cámaras, pero lo que no saben es que, aunque dejes una a la vista y te la puedan destrozar, igual hay otras dos escondidas para pillarte».

Todo eso es una mínima porción del trabajo que afronta el Seprona, que es consciente de que a pesar de toda la divulgación y el mayor respeto a la naturaleza, siempre hay «una minoría que se hace notar». Frente a ello el cabo Rojo reconoce que ahora el monte es tierra de todos: «Está más humanizado que nunca, antes era el lejano Oeste, ahora es algo que atrae a mucha gente». Y aullando en lo más alto, el lobo.