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El alquiler en zonas rurales, un mercado que se ahoga por la falta de oferta

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOSTENIBILIDAD

ALBERTO LÓPEZ

«Llevamos tres años buscando una casa y no encontramos nada en condiciones»

25 ago 2021 . Actualizado a las 14:13 h.

A mediados de este mes el Ministerio de Agricultura hizo públicos los datos de una encuesta en la que los jóvenes señalaban el acceso a la vivienda como uno de los grandes hándicaps, junto a la mejora de los servicios o el acceso al empleo, a la hora de asentarse en el medio rural. Esos datos confirman la realidad a la que se enfrentan familias como la de Iuliana o la de José Luis, personas que buscan una casa para alquilar en parroquias rurales de alguno de los más de 280 concellos gallegos con menos de 20.000 habitantes. Su problema es que no encuentran inmuebles con terreno disponibles con las condiciones adecuadas para entrar a vivir. O los que hay tienen un precio muy alto. La razón: «No hay mercado del alquiler de casas en el rural porque no hay oferta. La gente no restaura las casas para arrendar, pero de hacerlo tendrían salida», explican desde la asesoría compostelana AguaCero-Re.

«Llevo tres años buscando una casa con un terreno para alquilar en el entorno de Viveiro, Celeiro..., pero es muy complicado encontrar algo. Y con la pandemia todavía se ha hecho más difícil. Lo poco que hay tiene un precio muy alto y no tiene unas condiciones adecuadas para poder entrar a vivir», explica Iuliana.

Además, hace otro apunte: al menos en esa zona, «el mercado del alquiler rural funciona mucho por el boca a boca y para una persona extranjera, como yo, no es tan sencillo acceder porque no conoces a tanta gente».

Algo parecido a lo que le ocurre a esta mujer en la zona de Viveiro le pasa a José Luis, cuya familia busca casa en el entorno de Melide, Palas de Rei, Monterroso... Él, de momento no lleva buscando tanto tiempo, solo tres meses, pero sus pesquisas van lentas: «Lo más que he logrado es que un señor que vive en Barcelona me enseñe una casa cuando venga por aquí en septiembre», explica.

Las segundas residencias de personas que viven fuera de Galicia eran, hasta no hace mucho, unas de las viviendas susceptibles de entrar en el mercado del alquiler en el medio rural, pero ahora la tendencia parece estar cambiando. Al menos en zonas como la Ribeira Sacra, donde la eclosión del turismo ha disparado la oferta de viviendas turísticas. Lo explica Luis Fernández Guitián, el alcalde de Sober, un concello en el que, según dice, «a xente de Madrid ou Barcelona que antes viña só uns días e o resto do ano alugaba, agora pasa tempadas máis longas por aquí e xa non arrenda».

A eso añade otro fenómeno que explica por qué no es tan fácil encontrar una casa para alquilar: «Sober ten agora máis de 50 aloxamentos turísticos, entre casas rurais, hoteis e vivendas de uso turístico e hai cinco anos había unhas cinco. Ao poñer moitas casas como vivenda turística iso tamén reduce a oferta». Y todavía hay un ingrediente más. Es que «agora hai moito máis traballo no sector servizos e nos viñedos e esa xente tamén busca vivendas en aluguer».

De todas formas, a la hora de hablar del mercado del alquiler en los concellos del interior de las provincias de A Coruña y Pontevedra, del sur de Lugo o del interior de Ourense hay que diferenciar entre los que buscan un piso y los que quieren una casa con un terreno. El presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, Benito Iglesias, explica también que la demanda de alquiler de largo plazo en aldeas va ligada a una buena conectividad de Internet, lo que es un hándicap porque todavía hay muchos municipios que no tienen banda ancha. De ahí que no exista tanta demanda de casas de aldea en alquiler como puede parecer en ese anillo poblacional que va después del que rodea a las grandes ciudades o a las cabeceras de comarca. Quizá por eso los propietarios no arreglan las casas para luego arrendarlas. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Todos esos factores han hecho triunfar la compra sobre el alquiler en el rural. Porque después el que adquiere las viviendas, las restaura a su gusto. El problema es que, de entrada, no todo el mundo puede plantearse la alternativa de comprar.

Ejemplos de oferta en la red

¿Y qué es lo que se puede encontrar entonces en régimen de alquiler en este momento? No es extraño, por ejemplo, hallar casas unifamiliares de más de 200 metros cuadrados o incluso hasta 435 metros cuadrados como una vivienda en el centro de A Fonsagrada que, aunque otrora fue una de las mejores casas del pueblo, ahora requiere restauración. En ambos casos, el precio del alquiler que aparece en el anuncio de Internet es de 892 y 800 euros, respectivamente.

También puede encontrarse un chalé en Amoeiro, en el interior de Ourense, de 245 metros cuadrados por 500 euros al mes o una casa en Lobios de 120 metros cuadrados por 120. Es cuestión de buscar, pero no hay mucho donde elegir.