Esa parece ser una de las propuestas de partida de la estrategia de biodiversidad de la Comisión Europea que se presentará hoy
20 may 2020 . Actualizado a las 09:42 h.Cuando la alemana Ursula von der Leyen agarró el timón de la Comisión Europea hace tan solo unos meses, se marcó un rumbo del que ni el covid-19 ha logrado desviarla: lograr que la UE sea un referente mundial en materia medioambiental. «El Pacto Verde Europeo es nuestra nueva estrategia de crecimiento», dijo el pasado diciembre durante la presentación del plan. Hoy, cinco meses después, tal y como avanzó hace unos días Frans Timmermans, vicepresidente del Ejecutivo comunitario y escudero de la germana en esta cruzada, serán los comisarios de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, y de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, quienes presentarán, respectivamente, las estrategias Biodiversidad 2030 y De la granja a la mesa. Ambas son dos de los ejes de ese gran Green Deal europeo que tiene ahora como reto aunar el interés del sector primario con el cumplimiento de los ambiciosos objetivos marcados por el plan de la presidenta.
Aunque son varios los borradores de estos documentos que han ido pasando de manos en Bruselas a lo largo de las últimas semanas —el último, presentado hace unos días, tiene en blanco algunos porcentajes—, varias fuentes coinciden en afirmar que una de las propuestas con más peso pasa por dedicar al menos un 25 % de la superficie agraria europea a producción ecológica en el horizonte del 2030. Lo paradójico es que España no llega, ni de lejos, a ese porcentaje (está en torno al 10%, frente al 20 % de países como Austria), aunque en volumen sea uno de los países de la UE con más tierra dedicada a producir en ecológico (unos 2,2 millones de hectáreas).
España tiene 2,2 millones de hectáreas de terreno agrario dedicadas a la producción ecológica No solo eso. Parece que la idea es que un 10 % de la superficie agrícola quede en barbecho; se reduzca en un 20 % el uso de abonos y que la rebaja en el uso de fitosanitarios alcance el 50 % en diez años. Por no hablar del incremento de los terrenos de la Red Natura 2000. Pese a que de momento son solo propuestas no cerradas con las que se especula en los despachos de Bruselas, no se han hecho esperar las reacciones de las organizaciones agrarias que urgen al comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, el polaco Janusz Wojciechowski, a que tome cartas en el asunto para defender un sector que se ha consolidado como estratégico para garantizar la soberanía alimentaria durante los últimos dos meses.
De hecho, habrá que ver cómo queda la negociación del nuevo marco financiero para la UE en el período 2021-27 para ver hacia dónde gira la balanza. La semana pasada, el mismo comisario de Agricultura defendió un mayor presupuesto para la PAC, sobre todo en el pilar dedicado a desarrollo rural. Como recogió en su día Europa Press, dijo además que la reserva de crisis debería ser independiente de los pagos directos: «En la práctica no podemos usarla porque es sensible desde el punto de vista político, los Estados miembros no están interesados porque supondría una reducción de los pagos directos».
Independientemente del punto de partida de los documentos que se presentarán hoy, desde alguna organización agraria como UPA confían en el equilibrio. Fuentes de este colectivo agrario en Bruselas comentan que tanto el programa De la granja a la mesa, que pretende fomentar el consumo de alimentos de proximidad o la promoción de un etiquetado europeo que indique el origen de los alimentos, como la estrategia Biodiversidad 2030 tienen elementos positivos, pero abogan por que los nuevos baremos no asfixien aún más a los agricultores. De ahí que defiendan no pisar el acelerador a la hora de cumplir los objetivos dando paso a un cambio más moderado para dar tiempo a los agricultores y ganaderos a adaptarse de un modo económicamente sostenible al cambio. «Hay que investigar y fomentar la agricultura 4.0, pero no podemos retirar de golpe el 50 % de los fertilizantes no dando una alternativa al agricultor», explican.
La estrategia que, a juicio de esas mismas fuentes, resulta importante implementar cuanto antes para que la producción agroalimentaria sea un modelo económica y socialmente sostenible pasa por esclarecer las normas de la competencia y monitorizar muy de cerca las políticas de fijación de precio de los productos a lo largo de todos los estadios de la cadena alimentaria. Pagando lo justo a los agricultores, estos podrán invertir en sostenibilidad.