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Las plagas, la incidencia de los golpes de calor y la escasez de agua preocupan a los agricultores

somos agro REDACCIÓN

SOSTENIBILIDAD

ROI FERNÁNDEZ

La actividad agrícola y ganadera «sólo es responsable del 11,6 %» de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, según el secretario general de Agricultura

13 jun 2019 . Actualizado a las 10:13 h.

«Había anos que non as vía, pero este ano aí volven estar». Una vecina de O Salnés habla de las cadelas de frade, un pequeño insecto de la familia de los dermápteros cuyo nombre científico es forficula auricularia. La mujer está preocupada porque este año, en su huerto, no hacen más que aparecer manchas en las hojas de las plantas o pequeños seres como las cadelas que acaban con los cultivos. Como le ocurre a ella, el aumento del riesgo de plagas es una de las grandes preocupaciones de los trabajadores del campo. Es lo que concluye el proyecto InfoAdapta Agri II elaborado por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) y donde ha entrevistado a más de un centenar de agricultores de 22 provincias españolas. Además de las plagas lo que más les preocupa, como recoge Efe, es el incremento de las necesidades hídricas de los cultivos por el descenso de las lluvias, la mayor incidencia de episodios de golpe de calor y la escasez de agua para riego. Todos esos problemas, concluyen, son su gran desafío de cara al cambio climático. 

Por su parte, los efectos que preocupan menos a los agricultores son la pérdida de la biodiversidad, la disminución de la producción del ganado, la bajada de los índices de conversión de los animales y el aumento de la erosión. Nueve de cada diez encuestados cree que el cambio climático debe ser una prioridad tanto para la Administración como para los productores; el 64,7 % asegura haber hecho cambios en la gestión de su explotación, y la mitad de los consultados afirma no haber recibido ningún tipo de formación al respecto.

Entre las medidas concretas, las más valoradas son la mejora del aprovechamiento de los recursos disponibles y la extracción y uso racional del agua (apoyada por el 96 %), seguida por la utilización de tecnologías aplicadas al riego (94 %). Entre las menos apoyadas, figuran la mejora y selección de pastos (60 % de los encuestados) y el fomento de la agricultura y la ganadería ecológica (63,5 %).

Más del 67 % estaría dispuesto a adoptar alguna de esas medidas, aunque el 78 % afirma tener limitaciones económicas importantes para llevarlas a cabo, por lo que una amplia mayoría (96%) pide incentivos para ejecutarlas. El secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, aseguró durante la clausura de las jornadas en las que se presentó el proyecto que la agricultura tiene que contribuir en «la parte que le corresponde» en la lucha contra el cambio climático.

Gases de efecto invernadero

Según sus datos, la actividad agrícola y ganadera «sólo es responsable del 11,6 %» de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, por lo que «no es un gran emisor» a pesar de algunas informaciones en «medios de comunicación y redes sociales».

Miranda cree que la reducción de las emisiones es «más difícil» en este sector, al ser una labor en la que entran en juego variables más difíciles de controlar como las emisiones de metano del ganado, aunque defiende que se puede avanzar «poco a poco».

En su intervención, valoró proyectos como los de UPA, que intenta aportar medidas para luchar contra el cambio climático desde el campo, y ha pedido aprovechar la investigación, la innovación y la transferencia del conocimiento para nuevas prácticas agrarias.

Por su parte, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, señaló que, en el contexto actual, la agricultura está en «la primera línea de riesgo» por el impacto del cambio climático. Bajo su punto de vista, ya hay «algunos vectores» que afectan «con virulencia» a la estabilidad de las inversiones en la agricultura y a su capacidad de futuro, entre ellos la afectación a los recursos hídricos que está generando este fenómeno climático.

Hay que «reforzar» los espacios de «diálogo y cooperación» con las organizaciones agrarias para hacer frente a este reto y ha agradecido el trabajo de UPA porque demuestra estar «plenamente comprometida» con el «diseño de respuestas» de adaptación del sector agrícola.

El secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, incidió en que el sector agrario es el que «más está empezando a sufrir» los efectos del cambio climático, por lo que «cualquier compromiso» al respecto «es bienvenido». Reivindicó el papel de la agricultura y la ganadería como «parte de la solución» del problema, ya que con la implementación de «buenas políticas puede contribuir» a los retos internacionales contra este fenómeno global.

Los agricultores son ciudadanos que «sufren» las condiciones cambiantes del clima en sus pueblos y su actividad «depende en gran medida» de esas condiciones, por lo que están «doblemente afectados»,