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¿Quién va a sustituir al 56 % de los ganaderos que se jubilarán en esta década?

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

UPA-UCE | EUROPAPRESS

COAG presenta un informe en el que sostiene que la atracción de talento joven al campo debe ser estratégica ante la previsible retirada en masa de la generación del baby boom, prevista para los próximos años

31 oct 2023 . Actualizado a las 09:30 h.

Conseguir el relevo generacional y que los jóvenes encuentren en el campo un modo de vida debe ser una premisa estratégica para los próximos años. Así ha quedado claro en una jornada de ámbito estatal organizada por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) que reunió en Madrid a ganaderos de toda España para analizar los retos a los que se enfrenta el sector. Porque un análisis elaborado por esta organización concluye que durante esta década se jubilarán el 56 % de los ganaderos.

El informe fue elaborado por el departamento de ganadería de la organización y quiere ser una foto real de los diferentes sectores ganaderos. Una de las principales conclusiones que se extrae del mismo es que en los próximos años se producirá la retirada en masa de la generación del baby boom, a la que pertenecen unos 95.000 ganaderos de estos España. Y lograr sustitutos que desempeñen su labor «es uno de los grandes retos a los que se enfrenta nuestra ganadería», añade COAG. 

El documento deja claro que el 56 % de los ganaderos están ya o entrarán en edad de jubilación durante la presente década. Los profesionales más jóvenes, concretamente el 65 % de ellos, se encuentran, actualmente en los subsectores del vacuno de carne y ovino-caprino. Pero en las granjas de porcino, conejos y aves ni siquiera el 10 % de sus titulares tienen menos de 45 años. Además, el 77 % de las personas como menos de 44 años se encuentran mayoritariamente en explotaciones de menos de cien unidades ganaderas totales. 

Otros datos que aporta este informe es que la ganadería es un sector claramente masculinizado, pues el 70 % de los jefes de explotación son hombres, frente a un 30 % de mujeres. Son las ganaderías mixtas, con mayoría de herbívoros y de bovino, las que cuenta con un mayor porcentaje de jefas mujeres, hasta un 41 %. Por el contrario, las de porcino son las que menos mujeres tienen al frente, solo un 19 %. Además, el mayor número absoluto de mujeres se encuentra en los sectores del bovino de carne y ovino-caprino.

Con estos datos en la mano, la formación concluye que el ritmo de incorporaciones al campo en España es totalmente insuficiente. Y recuerda que un informe del Tribunal de Cuentas, que compara los datos de todos los países europeos, coloca a España en el puesto 19 de 27 en ritmo de entrada de jóvenes en el sector agroalimentario. 

«En un contexto geoestratégico muy complicado, en el que la seguridad y la soberanía alimentaria han dejado de darse por supuestos en Europa, el campo español reúne todos los ingredientes para liderar la producción de alimentos en la UE y ser el motor económico y social de nuestro medio rural», explica Luis Pérez, coordinador de Juventudes Agrarias de COAG y joven ganadero de ovino en Cantabria. También considera que sería necesario «menos burocracia, más apoyo real a los jóvenes que quieran dedicarse a la actividad ganadera, acceso a la tierra y una cadena alimentaria que reparta de forma justa y equitativa el valor de los alimentos del campo a la mesa» para consolidar un sector agroalimentario rentable y, con ello, un relevo generacional sostenible. 

Por su parte, la ganadera zamorana Ángeles Santos, integrante más joven de la Comisión Ejecutiva estatal de COAG, sostiene que las políticas que se han aplicado hasta ahora han sido devastadoras para el medio rural, «empezando por la PAC y siguiendo por las políticas sociales». En su opinión, «para fomentar el relevo generacional habría que mantener servicios sociales como la sanidad, la educación, el transporte o el acceso a los nuevas tecnologías. También dar valor al medio rural, a las personas que trabajamos aquí». Además, «necesitamos precios justos para nuestros productos, con fiscalidades favorecedoras que premien nuestra labor medioambiental, patrimonial y cultural. Aún hay mucho por lo que luchar y un gran número de mentalidades que cambiar», concluye.