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Rapa das bestas en Capelada: de las pantallas a un curro que ensalza al caballo de monte

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL / LA VOZ

GANADERÍA

Cedeira acogió una fiesta en la que se dieron cita centenares de personas

05 jun 2023 . Actualizado a las 17:15 h.

Es naturaleza en estado puro. Las fuerzas contrapuestas del hombre y los animales. Es libertad y conquista, victoria y derrota, polvo y mar. Y es también, una tradición con más vigencia que nunca. En la mañana de este primer domingo de junio en la sierra de A Capelada el protagonista indiscutible ha sido un año más la rapa das bestas, un espectáculo visual, sensorial y hasta emocional que, un año más, no ha defraudado a los centenares de espectadores que se dieron cita alrededor del curro.

Se trata de una costumbre ancestral en la que los denominados besteiros reúnen a los caballos que viven en libertad en la zona para registrarlos, desparasitarlos y cortarles las crines. La jornada empezó cuando estos hombres, tanto a pie como a caballo, fueron a buscar a los animales, que desde hace unos días se encontraban ya en una zona acotada. La bajada hacia el curro se realizó en esta ocasión de una forma «moi rápida», explicó Jorge Bellón, presidente de la Asociación San Andrés de Teixido Eventos, que organiza la rapa, en colaboración con el Concello de Cedeira. Así, a diferencia de en otras ocasiones, que hay que reunir a o todos los animales, en media hora estaban todos dentro del cercado, listos para las tareas a las que estaban destinados.

Bajaron 255 caballos de monte —«un récord absoluto», en palabras de Bellón—, y como manda la tradición, primero se separó a las crías y después a los ejemplares adultos.

La rapa —que da nombre a una serie de televisión que ha puesto el foco en la comarca y que en breve regresará para iniciar la grabación de la tercera temporada— «vai a máis», tanto en número de animales como de asistentes. El pasado año se habían contabilizado 220 equinos. 

Escenas de película

Su ejecución regala escenas de película: la danza de los caballos entre el polvo que levanta su trote, generando un ambiente onírico, la fuerza de los besteiros para doblegarlos y tirarlos al suelo, y el el tira y afloja para cogerlos. «A xente disfrutou moito», cuentan desde la organización, que también pusieron su granito de arena para que los más pequeños contasen con atracciones e hinchables. Tampoco faltó por la tarde el desarrollo de una carrera de galope, «moi atractiva» para los asistentes, que pudieron degustar además una comida tradicional antes de poner el broche a unos días de reencuentro con las raíces.