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Empieza el MIR de los veterinarios: «Es el primer paso para especializarnos, pero todavía falta para equipararnos a los médicos»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

GANADERÍA

De izquierda a derecha: Manuel Ramón Díaz (VIR), Antonio Cantalapiedra (director veterinario del hospital Rof Codina de Lugo) y Eva Daviña (VIR)
De izquierda a derecha: Manuel Ramón Díaz (VIR), Antonio Cantalapiedra (director veterinario del hospital Rof Codina de Lugo) y Eva Daviña (VIR) Laura Leiras

Cinco jóvenes recién graduados pasarán un año trabajando en el Rof Codina de Lugo y se abrirá una segunda convocatoria con seis plazas en julio

04 jun 2023 . Actualizado a las 11:00 h.

Cinco veterinarios se estrenan en el programa de formación especializada que se imparte en el Hospital Veterinario Universitario Rof Codina de Lugo, un centro pionero en implantar algo parecido al MIR de los médicos.

El día 16 del pasado mes de mayo empezó la formación -tanto práctica como teórica- para los cinco jóvenes y recién graduados que lograron una plaza para especializarse en pequeños animales durante un año entero. «Tienen un contrato de formación de un año, están rotando por las distintas especialidades, algo que también les ayuda a saber por qué quieren decantarse en el futuro», explica el director veterinario del Rof Codina, Antonio Cantalapiedra, que también es responsable del programa formativo, que depende de la USC.

Los cinco jóvenes que se especializan en pequeños animales nacieron en lugares tan dispares como Andalucía o Ciudad Real. Todos están recién graduados —uno de los requisitos para aplicar al curso de posgrado es que tengan menos de tres meses de experiencia— y todos, salvo uno, estudiaron en la Facultad de Veterinaria del Campus Terra.

«En el Rof Codina tenemos dos programas que ofrecemos a los alumnos en función del año que estén cursando. Ellos pueden elegir acudir al hospital de forma voluntaria y los de cuarto y quinto llegan a hacer estancias nocturnas. Esto les puntúa si se postulan para el VIR y además, hace que conozcan a la perfección las instalaciones y el funcionamiento del hospital», explica Cantalapiedra.

Aunque las cinco plazas de está año se enfocan hacia pequeños animales, en julio se abrirá una nueva convocatoria para cubrir seis plazas restantes: cuatro para pequeños animales y dos, para grandes. En este caso, los alumnos empezarán a trabajar y formarse en el mes de septiembre. Todos saldrán del Hospital Veterinario Universitario Rof Codina con un título universitario y experiencia laboral de un año.

«La atención y supervisión es constante»

«Los cinco veterinarios están supervisados el 100 % del tiempo. Antes de diagnosticar, recetar o intervenir han hablado con alguno de los tutores. Revisamos también las historias clínicas que hacen y al final, estamos pendientes noche y día, los 365 días del año de lo que hacen. Hay varios facultativos pendientes», explica Antonio Cantalapiedra. Los cinco jóvenes trabajan una semana de noche, después descansan otro tanto, la siguiente acuden de mañanas y la última, de tardes. Así es el funcionamiento durante un año entero.

«Conforme pasan los días nos vemos más capacitados»

Manuel Ramón Díaz, que nació en Ciudad Real pero estudió en la Facultad de Veterinaria de Lugo, lleva dos semanas cursando el VIR. Se graduó este año y tomó la decisión de solicitar la plaza porque siempre tuvo claro que quería dedicarse a la clínica de pequeños animales. «El Rof Codina me pareció un sitio perfecto para esto. Aquí hacemos las prácticas, por lo que conocemos todo con detalle, tenemos confianza en los veterinarios y también estamos muy cómodos», relata. Díaz también tuvo en cuenta el prestigio del hospital veterinario universitario: «Aquí trabaja mucha gente que es conocida en la otra punta de España. En vistas al futuro, esto es un plus importante para el curriculum», añade.

Manuel Ramón también se decidió por el abanico de formación que ofrece este programa de la USC: «Paralelamente al día a día tenemos cursos». Aunque el veterinario todavía no tiene claro en qué especializarse, dice que conforme pasan los días, aumentan las certezas. «Tanteo medicina interna, pero también animales silvestres», dice.

El balance de las primeras semanas es satisfactorio: «Nos preparan para trabajar en el momento en que entramos en el hospital. Todo es muy intenso por la formación teórica y práctica que tenemos, pero así logramos estar al nivel de este hospital. Conforme pasan los días, también nos damos cuenta de que merece la pena el sacrificio porque nos vemos más capacitados e independientes. Además, este VIR sentará precedentes porque este es un paso más para especializarnos y tener un programa similar al de los médicos, aunque todavía queda mucho para que nos equiparemos», sentencia.

«Es una forma de romper el hielo a nivel profesional»

Eva Daviña es la única lucense que cursa el VIR. Ella nació y estudió en la ciudad de Lugo. Acabó el grado en febrero y el curso de posgrado le pareció una buena oportunidad para sumergirse en el terreno laboral. «Es una forma de romper el hielo a nivel profesional, en un hospital que conozco y con profesores que me dieron clase, por lo que la percepción es que estamos en un entorno seguro y en confianza», relata. A Eva le gustaría especializarse en anestesia o neurología, aunque está tanteando todas las especialidades para, una vez acabe el VIR, decidirse.

«Este es el principio de un futuro VIR, y aunque no tiene nada que ver con el MIR, son las bases. Ojalá siga avanzando porque nuestra especialización no está tan centrada y organizada como la de otras carreras», explica Eva.

El día a día de esta residente pasa por numerosos servicios: «Rotamos cuatro meses en interna, otros cuatro en diagnóstico por imagen y otro tanto en cirugía», explica esta veterinaria, que decidió hacer de su pasión por los animales una vocación.