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El mayor productor de aves en la Costa da Morte tiene 29 años: «Estou eu só á fronte de 45.000 polos, pero lévoo ben»

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

GANADERÍA

Ana García

La cantera del talento | «Ao principio, mandábanme castigado para a granxa e non me gustaba», cuenta Fran Santiago, quien saca tiempo para jugar al fútbol con su querido Buño

25 abr 2023 . Actualizado a las 17:08 h.

Francisco Santiago Ferreiro, de Buño, puede contar a sus 29 años que tiene la granja de aves de corral más grande de la Costa da Morte. Con dos naves en A Raxeira, lugar de la parroquia de Leiloio, en el mismo municipio malpicán, suele manejar cifras de 45.000 pollos (casi nueve veces la población del Concello) cada mes y medio, aproximadamente. Es la capacidad máxima que le permiten sus instalaciones en base a las normas de bienestar animal. Después de cada camada, tiene un parón de unas semanas.

Se dedica a la cría de estos animales para carne. Ya tiene una experiencia de ocho años al frente de la exploración, que en realidad es mayor, pues conoce el oficio desde pequeño por sus abuelos. Lo heredó, sobre todo, por parte de su abuelo Luis, que tras emigrar a Alemania, fundó una de las primeras grandes granjas de aves en la zona, según traslada. Llegó a tener unas 50.000 cabezas.

«Ao principio, cando suspendía na escola, mandábanme castigado para a granxa e non me gustaba. Pasei moitos veráns alí». Así comienza su historia. «Non tiña claro o de seguir eu co negocio, pero miña nai [su padre falleció siendo él un niño], xa coa idea de metermo na cabeza, mandoume facer educación secundaria para o Centro de Promoción Rural-EFA Fonteboa en Coristanco. E ao final acabei inclinándome por cursar o ciclo medio de dirección e organización de empresas agropecuarias. Fixen as prácticas nunha granxa de polos en Francia», relata.

Así, pues, la empresa pasó prácticamente de su abuelo a él, saltándose la segunda generación. «Funlle collendo o gusto, sobre todo, porque estaba ao carón da casa. As instalacións xa estaban feitas, aínda que coa axuda de miña nai, fixen unha inversión para modernizalas», comenta.

Fran es autónomo y actúa de intermediario para el Grupo Sada. Recibe los pollos nada más nacer desde El Faro, en Sevilla. Él se encarga de engordarlos. «Chegan pesando uns 80 gramos e vanse cuns 3 quilos 200 gramos. Aí é cando máis me gustan», explica. De ahí, se van directos al matadero.

«Estou eu só á fronte de 45.000 polos, pero lévoo ben, non é para tanto», defiende. El proceso, asegura, está «moi automatizado». Incluso la propia alimentación con piensos. Hace horario de mañana y tarde y su función consiste en «vixilar que todo vaia ben e facer o mantemento, mirar polo benestar animal, que coman, que o espazo estea ben ventilado e que as camas permanezan limpas e secas».

Trabajar cerca de su hogar tiene muchas ventajas, detalla: «Vou e veño varias veces. Isto é como en todos os traballos, ten pros e contras, pero quédome cos factores a favor. Ao principio fun máis escravo, aínda que coa axuda da familia, nunca tiven problema». Durante el tiempo que dura la camada, trabaja todos los días, sábados, domingos y festivos incluidos. «Nesas xornadas en concreto vou mañá, mediodía e noite», describe. Pero también después goza de unos veintitantos días libres. «Coas vacas si que non sería capaz, que aí si que é todo o ano. Véxome ben así. Quero manter o que me deixaron os meus avós», argumenta.

La actual inflación le afecta, sobre todo, en la electricidad: «Cada vez hai menos marxes de beneficios, reducíronse como en todo un pouco, pero segue sendo rendible. Das 24 horas do día, só durante cinco os polos permanecen sen luz artificial. A isto hai que sumarlle a ventilación, os pensos...».

Este joven saca tiempo para jugar al fútbol y echar una mano a su siempre querido Buño. Lleva los últimos «sete-oito anos» integrando la plantilla del equipo sénior y, los «dous-tres» más recientes incluso contribuyendo en las tareas para sacar al club adelante. Se defiende en el centro del campo. Para la próxima temporada ya avanza que dará un paso más y entrará de forma oficial en la directiva como vocal. La entidad se recupera de unos años convulsos a nivel organizacional. Además, en lo deportivo, la pasada campaña descendió a la última categoría, la Tercera de la Costa, y en la presente se quedó a nada de ascender. «Este ano fomos case todos rapaces de Buño e Leiloio e animáronse moitos novos», resume Fran.

Sin duda alguna, sus abuelos, que aún viven, estarán orgullosos de su nieto.