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«A cuenta de los burros me curé de las depresiones»

Alberto Ferreras ZAMORA | EFE

GANADERÍA

Imagen de archivo de unos burros en una feria en Galicia
Imagen de archivo de unos burros en una feria en Galicia ALBERTO LÓPEZ

El burro zamoranoleonés echa mano de la asnoterapia, el queso, el  yogur y las rutas de ocio para sobrevivir

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con unos 1.300 ejemplares y 220 hembras reproductoras, el burro zamoranoleonés en una raza asnal en peligro de extinción que busca nuevas salidas para sobrevivir y que ha encontrado en los quesos y yogures de leche de burra, los paseos y actividades de ocio e incluso en la terapia asistida por asnos un futuro para evitar su desaparición.

Esos nuevos usos de la raza zamoranoleonesa se han mostrado este sábado en la feria asnal de San Vitero (Zamora), una cita que cada año reúne a los mejores ejemplares de asnal zamoranoleonés, permite apreciar la robustez y docilidad de la raza y fomenta la compraventa de ejemplares, tanto en venta libre como en subasta.

En esta edición, la puja no ha tenido el éxito deseado, aunque sí ha habido compradores, como Javier Carbajo, que por 550 euros se ha llevado un garañon zamoranoleonés a Candeleda (Ávila)

Menos suerte han tenido vendedores como Castor Novoa, que puso a la venta a «Yoli II», en una subasta a la baja que partió de los 2.500 euros y que frenó en 1.900 euros al considerar que menos no se podía pagar por ese ejemplar hembra cuyo porte y genética lo hace especialmente apto para la cría.

A sus 91 años, Castor Novoa lleva más de treinta, desde que cerró su negocio de maquinaria agrícola, dedicado a la cría del burro zamoranoleonés. «A cuenta de los burros me curé de las depresiones», ha confesado a EFE este veterano criador.

De hecho, la «asinoterapia» para personas con distintas discapacidades es uno de los nuevos usos para el burro zamoranoleonés que ha promocionado la asociación nacional de criadores de la raza Aszal.

También ha fomentado los paseos en burro como oferta de ocio y turismo rural y ha impulsado la creación de Buleza, una cooperativa que comercializa la leche de burra.

Más allá de su utilización para la elaboración de jabones artesanales y productos de cosmética, esa leche, que sólo dan las burras con cría, se utiliza para elaborar quesos y yogures.

La quesera salmantina Gemma Cambero ha sido la primera productora de España en hacer queso de burra, que es «muy suave, es una pasta semicocida, muy agradable y muy fundente y con un sabor final dulce muy bueno», ha señalado a EFE, para reconocer además que de todos los quesos que elabora es el que más gusta.

La leche de burra, por su composición, es «la más parecida a la leche materna», ha subrayado para poner de relieve sus propiedades nutricionales.

También la maestra yogurtera de Sacramenia (Segovia) Raquel Arranz ha innovado al elaborar el primer yogur de leche de burra de España, un producto bebible que comercializa en seis sabores: natural, mandarina, aleo vera, caramelo de violeta, fresa con naranja y piña con coco.

La comercialización de la leche y su potenciación como animal de ocio han permitido conservar en el siglo XXI una raza asnal que inició su declive a mediados del siglo XX con la mecanización de la agricultura y del que es necesario conservar su «patrimonio genético», según ha defendido el veterinario José Emilio Yanes.

Este experto en el estudio de esta raza ha explicado que el asno zamoranoleonés destaca por su «gran morfología», su robustez, sus grandes orejas y gran cabeza y «sobre todo, el hirsutismo tan acentuado que tiene ese pelo grande».

Esas características se han apreciado en el medio centenar de ejemplares que se han dado cita este sábado en la exposición monográfica de la raza de San Vitero, una feria en la que la palabra burro ha dejado de ser un insulto para convertirse en motivo de orgullo.