Patrocinado porPatrocinado por

Quesos López, el manjar artesanal que resiste en la montaña de Triacastela

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

GANADERÍA

El matrimonio detrás de Quesos López, que Carmen elabora artesanalmente cada día
El matrimonio detrás de Quesos López, que Carmen elabora artesanalmente cada día cedida

Carmen López aprovecha la leche de sus vacas para hacer queso fresco desde hace 20 años y venderlo en la zona sin pasarse a la producción industrial

11 mar 2023 . Actualizado a las 17:59 h.

Antiguamente, muchos de los lucenses que tenían vacas, aprovechaban su leche para hacer queso y consumirlo en casa o venderlo en su comarca. Con la llegada de una amplia variedad de marcas a las tiendas y supermercados, la mayoría pasaron a comprarlo. Algunos pequeños productores pasaron a comercializarlo y, los casi desaparecidos, son los que continuaron con la elaboración puramente artesanal. En la aldea de Pasantes, en Triacastela, todavía resisten Quesos López, detrás de los que está Carmen López: «Non é por nada pero vender, vendo ben».

Si uno busca Quesos López en Internet o intenta localizar algún contacto o punto de venta, se embarcará en una misión imposible. Pero si ha ido a comer a algún restaurante de la comarca de Sarria o la montaña para probar la comida local, seguramente lo haya degustado sin saberlo. Las elaboraciones de Carmen López llevan décadas nutriendo la comarca. 

Esta vecina de Triacastela y su marido regentan una ganadería de 40 vacas en Pasantes. Como «cas vacas un día vai ben e outro non se da tirado», ambos compaginaban otros trabajos, de limpieza o transporte escolar. Sin embargo, todo cambió cuando Carmen tuvo a sus dos hijas, hace 23 años. Tuvo que dedicarse a las pequeñas sin poder atender a nada más que a las vacas, pero su madre le dio una idea: «e por que non fas queixos?». 

La antecesora de esta lucense fabricaba queso fresco para poder venderlo en la feria, así que Carmen López decidió seguir sus pasos. «Aprendín vendo como o facía ela e a base de moitos errores e moita leite tirada», recuerda. Su primeras elaboraciones coincidieron con el inicio de la Feira do Queixo de Pedrafita y allí fue donde comenzó a venderlos. «Empecei coma se nada e fun tirando porque tiña éxito, deume moita vida», asegura. 

Su apellido pasó a darle nombre a los quesos, pero la ganadera no dio el paso a comercializarlos de manera industrial. Sí elaboró todos los trámite y registros sanitarios para poder fabricarlo en casa de manera artesanal.  «Non ten denominación de orixe, nin o podemos vender en tendas pero damos de comer a veciños e moitos peregrinos tamén, non paramos de producir».

Una alegría en la carretera

La casa de Carmen y su marido está a pie de carretera en Pasantes, en la vía que transcurre en dirección Pedrafita. Allí disponen de un espacio donde almacenan los quesos y los venden de manera directa. La lucense asegura que ya no queda nadie por la zona que siga trabajando así: «En Fonfría (Pedrafita) hai tres personas, pero dous xa venden o queixo de xeito comercial». 

Sin embargo, los vecinos de la comarca ya no son sus clientes mayoritarios. Los habitantes de la montaña compran sus quesos en las ferias pero también cuando pasan por su aldea. «En inverno cando hai neve no Cebreiro pasa moita xente por aquí e paran a comprar, e tamén en vacacións cando volven moitos aos seus pobos», relata.

Aunque la mayor salida de su producto artesanal es la hostelería dedicada al Camino de Santiago. «O que máis come aquí é o peregrino e os restaurantes queren facer comidas tradicionais da zona». Aunque el de Carmen no tiene denominación, es el estilo del queso fresco de O Cebreiro. Con esta demanda, la ganadera vende quesos todos los días en temporada alta. «Os meses de decembro e xaneiro son os máis floxos porque moitos negocios están pechados», asegura, pero ahora que se aproxima semana santa ya recibió numeroso pedidos. 

López no se corta y confirma que «non é por nada, pero vender vendo ben». Los quesos son un complemento económico necesario para el matrimonio, y, además, «axudan moito» en la rutina de la lucense. El producto de esta ganadera de 60 años se adapta a la creciente demanda de comida artesanal y natural, al mismo tiempo que mantienen la tradición del concello. Es el «queixo da casa de sempre» que solo se puede conseguir visitando otro tesoro como es la montaña lucense.